06 Jozami

El intelectual de Carta Abierta se refirió a la crisis del espacio político que gobernó durante los últimos doce años, y a sus desafíos tras la derrota de diciembre.

Periodista, escritor, docente, preso político, dirigente, funcionario, pero sobre todo militante, Eduardo Jozami ha elegido siempre, desde su adolescencia hasta el presente, un lugar en las luchas populares argentinas. Ex director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti que funciona en la ex Esma e integrante de Carta Abierta, la semana pasada estuvo en Rosario para debatir junto a Agustín Rossi y Ricardo Forster sobre la situación política nacional. “Estamos frente a la necesidad de una verdadera recomposición del movimiento popular y el kirchnerismo no puede pretender jugar un rol significativo, liderar a la oposición, si no es con una actitud muy abierta”, dijo en una extensa charla con El Eslabón.

—¿Cómo caracterizás este primer semestre del nuevo gobierno nacional?
—El cambio con el gobierno anterior no podría haber sido más drástico. De alguna manera es muy coherente con lo que pensábamos que representaba el macrismo en la política argentina: la expresión de la nueva derecha.
En una primera caracterización, ha sido un gobierno que se ha mostrado como expresión de los sectores más concentrados de la economía y que ha generado una transferencia de ingresos en contra de lo sectores populares muy notable, favoreciendo niveles más altos en las tasas de ganancia, motorizando una mayor concentración de la economía, debilitando al movimiento sindical y a las posibilidades de negociación de los salarios de los trabajadores. Y de los más importante: impulsando de manera muy prioritaria las relaciones con los Estados Unidos, que parece haberlo tomado a Macri, y esto se vio en la visita de Obama, como portaestandarte de esta nueva ofensiva que se da para recuperar una nueva hegemonía de Estados Unidos en la región.
No se veía algo parecido desde los primeros meses del golpe de 1976. Argentina ya se está acercando a la Alianza del Pacífico, lo cual sumado a la situación que está viviendo el Brasil, pone gravemente en crisis al Mercosur y al Unasur.

—En mayo del año pasado publicabas un libro que se llamó El futuro del kirchnerismo, donde en el marco del debate pre electoral reflexionabas sobre los caminos posibles del espacio político nacido en 2003, ¿cómo lo ves ahora desde este presente?
—Cuando yo escribí el libro ya había mucha preocupación porque no se veía que fuéramos a la elección con un candidato que expresara claramente la continuidad del proyecto. En aquel entonces la posibilidad de que ganara Macri, en los medios kirchneristas en general no era muy tenida en cuenta, mirábamos más a la interna del peronismo. La actual crisis que hoy estamos viendo por supuesto que es consecuencia de la derrota, pero de alguna manera nos muestra algunas de las cosas que se señalaban en aquel libro. En los años de gobierno, era notable el empuje que tenía el kirchnerismo para de algún modo llevar detrás suyo a prácticamente el conjunto del movimiento peronista, pero no era necesaria una mirada muy avizora para advertir que había muchos sectores que no compartían aspectos muy significativos del proyecto.
La derrota y la situación incómoda en que queda ya desde el primer día Cristina, como responsable de las políticas, y con un criterio muy centralista lo cual hace que todas las decisiones, tanto las victorias como las derrotas, terminen adjudicándose a la conducción; con todo eso no era difícil prever que se iban a generar contradicciones como las que se están planteando hoy. Y creo que se potencian por las políticas francamente agresivas, con un propósito casi liquidacionista que está llevando adelante el gobierno nacional, y la ofensiva de los medios.

—¿Esperabas que el macrismo se proponga desintegrar o limitar lo máximo posible al kirchnerismo y a la figura de Cristina como lo está haciendo?
—Es evidente que ese es un objetivo del gobierno pero también lo es de otros sectores. Hay sectores dentro del peronismo que tienen ese mismo objetivo. Sectores de extracción peronista que han estado con Massa en la última elección y que también comparten ese objetivo.
En estos últimos días, esa campaña ha tenido logros más importantes porque situaciones como la que vivimos con la espectacular aparición de López han puesto al kirchnerismo muy a la defensiva y se advierte que el impacto ha sido significativo. Hasta ahora el tema de la corrupción parecía muy claramente instrumentado por el discurso antikirchnerista y entonces, tal vez, en las filas propias no tenía gran repercusión. Pero creo que en este caso, en buena medida por la espectacularidad del hecho, que hace que sea difícil no estar pensando y refiriéndose a él, pero también por la importancia del personaje y por la exuberante cantidad de dólares con los que fue encontrado, la cuestión ha tenido un fuerte impacto en nuestras filas. Y nos obliga también a nosotros a una reflexión profunda.

—¿Cómo tomaste la decisión del Movimiento Evita de apartarse del bloque del Frente para la Victoria en el Congreso?
—Un poco me sorprendió, no me imaginaba que iban a tomar una decisión como esta tan rápidamente. Me resulta difícil compartir cualquier decisión que debilite al kirchnerismo. Pero esto no significa que algunas de las cosas que han dicho no deban ser tenidas en cuenta. Por ejemplo, no creo que hubiera estado para nada mal que el bloque no apareciera en el caso de la citación a De Vido con una postura que pudiera entenderse como que se estaba abroquelando, en vez de prestarse para el requerimiento judicial. Es cierto que lo que se votó en la Cámara no era muy procedente porque había habido un intento de allanamiento a un propiedad de De Vido, pero no había un requerimiento de la Justicia al parlamento como debió ser. De cualquier manera, hubiera sido bueno que se mostrara frente a la opinión pública que nadie se iba a recostar en el beneficio de los fueros.
En este punto yo creo que hay que discutir dos cosas. Por un lado, las críticas que se hacen a la orientación a la conducción de Cristina en los últimos tiempos, fundamentalmente el reclamo de una gran debate interno o la autocrítica por la campaña. Me parece que eso es algo que es compartido por muchos militantes y que no debiera ser un tema que separara tanto las aguas, es algo que deberíamos discutir con un criterio constructivo, no para demonizar a nadie o plantear un cuestionamiento muy fuerte a la conducción, que también ha sido también responsable de estos años llenos de logros.
Al mismo tiempo me parece que todos tenemos que aceptar que frente a esta tremenda derrota y esta situación difícil que estamos sufriendo, estamos frente a la necesidad de una verdadera recomposición del movimiento popular y que el kirchnerismo no puede pretender jugar un rol significativo, liderar a la oposición, si no es con una actitud muy abierta de aceptación de pensar cuáles fueron los desaciertos de nuestra parte que posibilitaron que lleguemos a este punto.
La otra cuestión es cómo se ve la inserción en el peronismo. Porque la ida del Movimiento Evita, que afortunadamente después ratifica los doce años del kirchnerismo y de ninguna manera puede ser caracterizado como que ha dejado de ser kirchnerista, por momentos parece que hay una visión de crisis del kirchnerismo que también puede llegar a debilitarlo mucho, y como si el Evita se preparara como para constituirse como una suerte de expresión de izquierda o combativa del peronismo.
Y esto sería repetir la historia sin tomar en cuenta lo que han significado estos doce años de esta fuerza, que ha ido más allá del peronismo. Aunque en la mayoría de los casos no son tan significativos los aliados, lo cierto es que en los simpatizantes, en los votantes del kirchnerismo, hay también una parte no desdeñable de gente que no proviene del peronismo. Y también hay que ver que si el peronismo salió de una crisis tan profunda en que se encontraba en 2001, recordemos que en ese momento hubo tres candidatos y que si se pudo superar esa situación fue principalmente por lo que significó el kirchnerismo como renovación del peronismo.

—¿Cuáles creés que deberían ser los pasos a seguir desde una fuerza que integra el movimiento nacional y popular?
—Aunque no es fácil en este momento pensar los pasos a seguir, yo estoy entre los que nos resistimos a dar por agotada la experiencia y decir «barajemos y demos de nuevo», en el seno de un peronismo que se aleje de lo que ha sido la experiencia de estos doce años.
Por otro lado, la defensa de la continuidad del kirchnerismo tiene que basarse en lo que se ha hecho en estos doce años, en lo que va a ser su legado. Aquello que en última instancia en la conciencia de la gente, si el proceso fue tan profundo como nosotros creemos, no puede dejar de ser un elemento fundamental a la hora de identificarse con un movimiento político.
Aunque también creo que estamos corriendo el riesgo de abroquelarnos sólo con el núcleo duro del kirchnerismo y eso podría llevarnos a una mayor situación de debilidad. Porque acá está claro que la única posibilidad de enfrentar al macrismo es con una unidad popular muy amplia. De lo contrario, no estaríamos haciendo todo el aporte que podemos hacer a esta resistencia, ya que de esa resistencia van a surgir nuevas posibilidades de construcción política, porque así ha pasado en la historia argentina.

Fuente: El Eslabón

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