(Di)sentires reúne poemas de jóvenes autores y autoras de Rosario y la región, y es el primer libro editado por el sello Turba Ediciones, un proyecto «estético político» que surgió en 2016 con la idea de irrumpir en el campo literario con «nuevas voces, nuevos escritores, nuevas formas de concebir la literatura».
También es la primera antología poética LGBTTIQ (Lésbico, Gay, Travesti, Transgénero, Bisexual, Intersexual, Queer) de la provincia, y constituye —según refirió Cristian Molina en el prólogo— “un verdadero acontecimiento en la poesía rosarina”, sobre todo porque la publicación asume de antemano un posicionamiento político: la disidencia sexual para disputar la noción de diversidad instalada por el discurso heteronormativo que insiste en neutralizar las diferencias que en la publicación se afirman tanto en lo conceptual como en lo afectivo. Ya en el título, el prefijo entre paréntesis (Di) es el primer recurso lingüístico que pone a jugar el disenso, que está en el sentir o en los sentires de los propios poetas que integran el compendio, y no sólo por los registros estéticos de cada uno, sino como colectivo en una apelación al mundo exterior al papel y a sus formas sociales de concebir al género. Por eso, (Di)sentires es una apuesta performativa del discurso disidente también como acto corporal, como quien habla y es, poniendo el cuerpo: somos diferentes porque sentimos diferente. Algunos poemas despuntan más, otros menos los rasgos de una militancia política, pero todos desde la trinchera del lenguaje plantan la bandera del erotismo y lo amoroso como una ética para cualquier batalla.
Juan Pablo Di Lenarda Pierini da inicio al libro con poemas en prosa donde afloran la seducción, el contacto de la carne con la carne y las barbas rozantes. Diego Bonzi en Fiesta y velatorio en el acoplado de un camión, decreta: “Esta noche disfrutaremos/ torcidas en una danza tribal/ mientras asistimos a la muerte de todos los géneros”. Por su parte, Verónica Uget —también a cargo de la ilustración de tapa— en el poema Los Grises, dice: “Así empezará de nuevo/este ciclo mortal/donde luchamos por reconocernos/y al final no cambiamos mas”. La radicalidad del deseo asumido de Walter Rojas en Deriva: “Mi ambición lo quiere todo/ quiere explotar/ quiere la revolución. Me quiere a mí”, mientras Martín Roda se pregunta “en qué parte del cuerpo está el deseo/ en qué parte del deseo está el cuerpo”. Aunque la mayoría sean autores inéditos, Mauro Morgan publicó su primer libro Drama en México en 2014 y en varias revistas de Sudamérica.
Al igual que Di Lenarda Pierini, Leandro Barticevic, autor de la obra teatral Quiero que gustes de mi, y Vallantine, escriben en prosa, aunque Barticevic lleva la impronta de la escritura contemporánea, que va de lo visceral a lo anodino en una súplica que le da título a la serie de poemas: Que la felicidad no sea este amor de verano.
Molina destaca la “intensidad esplendorosa” y la frescura de estos autores, nacidos entre los 80 y los 90, y la necesidad de darles lugar en esta hora en la que la moral rancia y conservadora se restaura en el poder e intenta arrasar con las vitalidades de la diferencia.