A velocidad turbo, el neoliberalismo macrista efectivamente provocó un cambio en la Argentina, al desarticular avances laborales y económicos de la última década que daban mayor bienestar social. Recesión, ajuste, cierre de fábricas y despidos es lo que trajo “la revolución de la alegría”. La discusión principal debería ser el proyecto económico y no la corrupción, como propone la agenda de los medios hegemónicos que blindan al gobierno nacional. La grieta entre ricos y pobres se profundizó por la distribución regresiva del ingreso. De un programa basado en el empleo, la producción y el mercado interno se volvió a otro orientado hacia la valorización financiera, donde la alianza PRO-UCR bate récords de endeudamiento, dólares que van a tapar el déficit fiscal y comercial, a la timba y a la fuga de capitales. El país retrocede al meterse en el agujero negro de la deuda externa, generando hambre para hoy y también para mañana.
“En abril el gobierno nacional volvió a los mercados internacionales. Luego de no haber realizado emisiones en marzo, durante el mes pasado emitió bonos internacionales en francos suizos, sumado a la emisión de los Bonar 2025 y 2027, destinados a recuperar los fondos pagados en concepto de Bonar 2017. Las provincias, representadas por Córdoba, Tierra del Fuego y Neuquén, volvieron a salir a los mercados luego de un mes de relativa inactividad. Las emisiones de deuda en moneda extranjera de los sectores público y privado fueron de 5.028 millones de dólares durante abril de 2017, acumulando en lo que va del año 25.992 millones”, alertaron desde el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala, que viene siguiendo el ciclo de endeudamiento que reinició Cambiemos.
Según escribió Hernán Herrera, del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), “el círculo satánico del ingreso de capitales especulativos, que se valorizan en el mercado financiero local y se fugan gracias a una deuda que contiene el precio del dólar, no sólo puede llevar a una explosión de las cuentas públicas cuando se acabe el chorro, sino que además genera una fuerte depresión en las actividades productivas. Un modelo de bicicleta que tiene entre sus objetivos la disciplina social y sindical”.
Con la mira puesta en la colocación masiva de deuda externa, el macrismo avanza con su plan económico conservador, que tiene muchas similitudes con el programa de Martínez de Hoz durante los primeros años de la dictadura: frenar el desarrollo de la industria nacional y reprimarizar la economía.
“El financiamiento externo del programa económico de Cambiemos (que alcanzó un déficit comercial récord en marzo) descansa exclusivamente en el endeudamiento del Estado y el arribo de inversiones especulativas de muy corto plazo, para hacer la bicicleta financiera al calor de la alta rentabilidad en dólares que ofrecen las letras del Banco Central (Lebac)”, se señaló en el último informe de coyuntura que divulgó el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso). “La crisis institucional de Brasil genera más dudas en los inversores internacionales sobre la estabilidad política de los nuevos gobiernos conservadores de la región”, también se analizó.
Como se indicó arriba, el sistema financiero local abre sus puertas de par en par al ingreso de capitales especulativos, que obtienen ganancias descomunales, por ejemplo, con la colocación de letras del Banco Central (Lebac), que dan una rentabilidad promedio del 25 por ciento en dólares. En paralelo, el grueso de la población sufre el aumento exponencial de la pobreza, la retracción salarial, la aceleración inflacionaria, los despidos, la caída de la producción y el consumo, todas pálidas que trajo el entusiasmo macrista.
“Los registros oficiales de variación de precios en los últimos meses alcanzaron niveles que anualizados superan el 30 por ciento de incremento. Frente a ellos, la meta oficial del 17 por ciento de inflación luce utópica”, señalaron en el informe del Ceso. Como ya sucedió el año pasado, las negociaciones salariales en paritarias, con un promedio de suba del 25 por ciento, vienen perdiendo la batalla frente a los precios mientras cae la participación de los asalariados en el producto bruto interno. Por caso, los gastronómicos de Luis Barrionuevo sellaron días atrás un 24 por ciento de suba salarial sin la denominada cláusula gatillo. Se calcula que este sector perdió en el último año unos 25 mil empleos.
La economía real es aplastada por la bicicleta financiera que aceita Federico Sturzenegger desde el Banco Central. “Las reservas que acumula el Banco Central, se explican, precisamente, por los dólares obtenidos a través del endeudamiento. La descontrolada emisión de Lebacs, cuyo stock supera los 800.000 millones de pesos, por su volumen y posibilidad de liquidación y dolarización en el corto plazo, constituye una bomba de tiempo con la capacidad de vaciar de reservas al Banco Central”, anotó la economista Fernanda Vallejos en su sitio web Mucho más que dos.
Para completar un panorama alarmante, hay decretos presidenciales que autorizaron hipotecar los recursos naturales como garantía de la deuda externa que tomó el sector público, que sólo en el primer año del gobierno de Macri trepó un 25 por ciento. El poder financiero internacional se afila las uñas, al tiempo que la Argentina vuelve a protagonizar la trágica historia que representó la deuda externa.
Fuente: El Eslabón