La embestida de Cambiemos sobre las jubilaciones, que se inició con la engañosa “Ley de Reparación Histórica” en junio del año pasado, tiene un nuevo capítulo por estos días. Mauricio Macri intimó a las provincias a “armonizar” los regímenes previsionales provinciales con la Nación, lo cual representa un feroz recorte que estira la edad de retiro y pulveriza conquistas como las logradas por los trabajadores en Santa Fe con, por ejemplo, el 82 por ciento móvil. Incluso desde la Casa Gris –cuyos diputados nacionales Hermes Bines y Alicia Ciciliani votaron la norma impulsada por la Rosada (que se aprobó junto al polémico blanqueo de capitales)–, mostraron resistencia. “Esto está planteado claramente en el proyecto de Presupuesto 2018 que envió el gobierno al Congreso de la Nación”, explicó el economista e investigador del Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz (Ceso), Ernesto Mattos, en diálogo con El Eslabón.

¿Cómo explicás esta nueva avanzada sobre las jubilaciones?
—En el resumen del proyecto de Presupuesto 2018, el ministro (Nicolás) Dujovne dejó muy claro que, de acuerdo a la visión de Cambiemos, parte del deterioro macroeconómico heredado del gobierno anterior estuvo motivado por el excesivo gasto público. Y aclaró las variables que, según su mirada, motorizaban ese gasto: la primera era la masa salarial estatal y la segunda era justamente el gasto previsional, jubilaciones, pensiones, también la Asignación Universal por Hijo y otros programas que para el gobierno parecen ser un problema que hay que solucionar de la forma que lo vienen haciendo: con recortes. Después también menciona Dujovne como gasto, lo que él define como una transferencia indiscriminada de subsidios. Esto último implica más aumento de tarifas. El año que viene va a haber un recorte del 22 por ciento en los subsidios, que va a implicar un nuevo aumento en el pago de los servicios públicos.

La avanzada de las jubilaciones sobre las que vos me preguntás, se debe pensar en el marco de un conjunto de medidas económicas que van impactando en la estructura productiva, con trabajadores con más nivel de edad y de aportes, en la que por otro lado se quitan impuestos a los bienes personales o se derogan los derechos de exportación a las exportadoras. De acuerdo a esta política económica, la mayoría de los impuestos van a recaer sobre el trabajador y en caso de no cumplir con esa meta de recaudar lo que precisan, el problema va a estar planteado no en los impuestos que no cobran a los sectores más concentrados, sino en que el gasto público es excesivo.

¿Qué relación guarda este recorte con el fuerte déficit que se conoció esta semana junto a los datos del crecimiento exponencial de endeudamiento?
—Uno de los elementos de análisis es el gran déficit fiscal, que con los intereses de la deuda alcanza un 6 por ciento y triplica los niveles de 2015. Por eso, otro blanco del gobierno es el Fondo de Garantía Sustentable, del Ansés, que es de los trabajadores y que es apuntado para cubrir el gran déficit que tiene el gobierno. Van a buscar privatizar las acciones que tiene Ansés de las empresas, que de paso es lo que le molesta a los Magnetto, los Brito, los Mitre y otros empresarios.
En este esquema, tomando en cuenta lo que plantea Dujovne sobre los subsidios, que son por unos 82 millones de dólares, aparece una de las justificaciones del gobierno para el endeudamiento. Porque esos subsidios equivaldrían a lo que ellos necesitan endeudarse para ir recortando de a poco ese déficit tan grande. Ellos dicen: «nos endeudamos porque necesitamos dólares para cubrir la masa de gastos». Lo que pasa es que ahí deberían haberse financiado en pesos para pagarle a un estatal o llevar adelante un programa.

¿Puesto en contexto histórico, dónde inscribís al actual proyecto económico que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri?
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—Esta es la tercera alianza entre los sectores conservadores, los grandes exportadores de granos, la banca extranjera y la embajada norteamericana. La primera fue la de Marcelo Torcuato de Alvear, cuando hace el entrismo en el partido radical en 1922 y gana la elección. La segunda viene de la mano de lo que nosotros conocemos con el menemato, en los ‘90. Y la tercera es esta, otra vez con un protagonismo del radicalismo. Los sectores conservadores siempre han intentado penetrar los sectores populares y los partidos populares, porque por sí solos no han podido lograr la simpatía de las mayorías populares, han tenido que disfrazar muchas de sus consignas. Hoy lo hacen desde un eslogan de cambio, pero con una mentalidad construida desde el liberalismo.
Hubo un claro triunfo de la mentalidad liberal en los ‘90, algo que vivió en ambos partidos populares, tanto el justicialista como la UCR. Eso cambió durante el período 2003-2015, pero no alcanzó. El radicalismo sigue con su perfil liberal, que tenía como contrapeso el alfonsinismo, pero de eso ya queda muy poco, podemos ubicar ahí a Santoro a Moreau. Pero hoy el partido está en manos del liberalismo económico y el liberalismo político.

Fuente: El Eslabón

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