Matías Messi, uno de los hermanos mayores de la Pulga, volvió a quedar en medio de una polémica por portar un arma sin autorización, la misma razón por la que hace dos meses concluyó una probation. La foto con Los Monos y barras de Newell’s y las dudas sobre el accidente en la lancha donde encontraron la pistola.

Hasta dos días antes de Navidad, al menos, Matías Horacio Messi no podrá abandonar su domicilio sin riesgo de ser sancionado judicialmente. Así lo determinó esta semana un juez que le dictó prisión preventiva domiciliaria en la causa en la que el hermano del crack del Barcelona está imputado por tenencia ilegítima de arma de guerra, encontrada por la policía en una lancha sin papeles en la que el joven supuestamente tuvo un accidente náutico que le provocó varias heridas. Mientras tanto, el caso que trascendió las fronteras del país por el apellido del involucrado, aguarda una prueba fundamental para saber lo ocurrido el 30 de noviembre en la embarcación: los análisis para determinar si la gran cantidad de manchas de sangre halladas y esparcidas por la lancha pertenecen sólo a Matías. El hermano de Lío ya había protagonizado, valga la redundancia, varios líos, con armas y sin ellas. Hace dos meses terminó de cumplir las tareas comunitarias ordenadas por un juez que le otorgó una probation en una causa de 2015, también por portación de arma de fuego sin autorización. En estos días una fotografía publicada en 2015 por editorial Perfil volvió a la escena pública: en ella Matías se muestra junto a integrantes de la banda Los Monos que están siendo juzgados y con ex barras de Newell’s Old Boys. La familia del capitán de la selección argentina de fútbol se limitó a emitir un comunicado en el que asegura que el arma no pertenecía al hermano de Lionel, quien se repone en su casa de las heridas que sufrió.

¿Accidente náutico?

Foto: Diario Perfil

Cuando el sol comenzaba a alumbrar la madrugada del 30 de noviembre, un pescador se encontró en el río Paraná con una imagen poco habitual: una lancha navegaba al garete sin conductor.

Al acercarse a la embarcación que iba a la deriva descubrió en su interior a un joven envuelto en una bolsa de dormir. Ensangrentado.

Con los códigos propios de los isleños, el pescador llevó la lancha con el muchacho herido hasta la playa del club de pescadores de Fighiera.

Aparentemente allí asistieron al herido, que luego se retiró del lugar dejando la lancha en la playa del club.

A la tardecita de ese día se conoció públicamente que el protagonista de esa historia era Matías Horacio Messi, de 35 años, uno de los hermanos mayores de Lionel. Estaba internado en un sanatorio del centro de Rosario con varias heridas faciales, por las que debió ser sometido a cirugías.

El caso reunía las características de un accidente náutico, que luego la familia Messi confirmó a través de su abogado, Ignacio Carbone, y mediante un comunicado. La lancha de Matías se había topado contra un banco de arena y el único tripulante se había lesionado el rostro.

Con el correr de las horas, el Ministerio de Seguridad provincial informó que personal del gabinete criminalístico de la Policía de Investigaciones (PDI), enviado al lugar por el fiscal José Luis Caterina, secuestró en el interior de la lancha una pistola.

Cuando se conocieron las fotografías de la embarcación tomadas por la policía, las dudas se agigantaron: había manchas de sangre por todas partes.

El fiscal Caterina ordenó esa noche la detención de Matías Messi, a quien en un primer momento había buscado con las fuerzas de seguridad para declarar como testigo de un presunto accidente náutico. La aparición del fierro en la lancha modificó el escenario.

Los antecedentes de Matías, quien había cumplido una probation por portación ilegal de arma de fuego en 2015 y registraba otra causa en 2008 por el mismo delito –en la que le dictaron la falta de mérito- convirtieron el presunto accidente náutico en una noticia que recorrió el mundo.

Dos días después, el fiscal Caterina imputó a Messi por llevar un arma sin autorización, mientras la familia emitía un comunicado en el que se aseguraba que la pistola calibre 380 con seis balas en el cargador no era de Matías. ¿Se la plantaron para perjudicar al hermano del astro futbolístico? “Lo deberá demostrar la fiscalía”, respondió el abogado Carbone.

También se conoció que la lancha siniestrada, una Promax modelo 5300 con capacidad para seis personas y un motor de 115 hp, no estaba registrada en Prefectura Naval.

El comercio que la vendió, Náutica Pino Azul, de la zona sur de Rosario, confirmó que el comprador fue Matías Messi pero desde el negocio dijeron desconocer por qué no la había registrado, una obligación del adquiriente. Aclararon, por las dudas, que la venta se había facturado.

Las preguntas –aún sin respuestas– quedaron flotando: ¿Navegaba solo Matías Messi? ¿Era suya el arma o se plantó la policía? La profusa cantidad de sangre seca esparcida por distintos lugares de la lancha, ¿es del hermano de Lío o de alguien más?

El análisis de la sangre y la pericia del arma pueden echar luz a esos aspectos todavía opacos.

Felices los cuatro

El matrimonio de Jorge Horacio Messi y Celia María Cuccittini tuvo cuatro hijos. El tercero, Lionel Andrés, los hizo famosos y millonarios jugando al fútbol. Antes, la familia de la zona sur de Rosario habían tenido a Rodrigo y Matías, y luego de la Pulga finalmente llegó la nena: María Sol.

Es poco lo que se sabe de la vida cotidiana de los Messi, quienes guardan un celoso bajo perfil. Jorge, el padre, es el administrador de la fortuna obtenida por Lío. Hasta tuvo una condena por evasión impositiva en España por esa condición.

Matías, una suerte de “oveja negra” de la familia, es el único que ha trascendido públicamente, y no por razones virtuosas.

El segundo de los Messi participa de la administración del bar VIP, ubicado en Alem y Rioja, una concesión municipal que está a nombre de su padre Jorge hasta 2019. También habría tenido participación en un negocio que la familia luego abandonó: el gimnasio Casa Amarilla.

Los Messi también administran un club de campo llamado Azahares del Paraná, justamente en la localidad de Fighiera, donde se produjo el episodio de la lancha. Matías vive en un country cercano, Puerto Paraíso, de General Lagos.

El año pasado el juez penal Gonzalo López Quintana aceptó el planteo de suspensión del juicio a prueba –medida conocida como probation– en una causa que se le seguía a Matías Messi desde octubre de 2015, cuando unos gendarmes que realizaban un control de rutina le encontraron una pistola 22 en la guantera de su automóvil. Arma que portaba sin autorización, claro.

Por eso el hermano de Lionel debió dar una clínica técnico y física de fútbol hasta agosto de este año en el club social y deportivo Leones, de la zona sur.

Aquél día, Matías no quiso permitir la requisa del Audi A5 que tenía estacionado y arrojó la llave a una vivienda. Luego mantuvo un forcejeo con los gendarmes y terminó demorado en una comisaría. Al dictarle la probation, el juez estableció reglas de conducta para el acusado. Entre ellas, que debía durante un año “abstenerse de abusar de estupefacientes y/o bebidas alcohólicas”, pagar una multa de ocho mil pesos y no mudarse del domicilio que declaró durante el proceso, ubicado en la zona sur de la ciudad.

Dos años después Matías volvió a darle un dolor de cabeza a los Messi, cuya privacidad cuidan minuciosamente, a punto tal de celebrar contratos de privacidad con los proveedores del casamiento de Lionel para evitar que trascendieran detalles de la boda.

De ser condenado en esta oportunidad, y teniendo en cuenta los antecedentes, el hermano del delantero del Barcelona podría pasar una temporada en prisión.

El muchacho de 35 años suele moverse en un Audi A5, un automóvil de alta gama. Sus viejas amistades del barrio abonan el perfil menos deseado por la familia del crack.

Buenos muchachos

Una fotografía publicada originalmente en 2015 y reutilizada en estos días muestra a Matías Messi con al menos dos integrantes de la narcobanda Los Monos que están siendo juzgados por estos días en Rosario, por asociación ilícita y homicidios.

En la fotografía, que tiene como escenario un tablón con bebidas que da cuenta de haber sido tomada durante una comida, aparecen Ramón Ezequiel Machuca, alias Monchi Cantero, y Mario Gordo Salomón.

Ambos estuvieron prófugos de la Justicia cuando Los Monos fueron perseguidos penalmente, y cayeron con poca diferencia de días en Buenos Aires.

Machuca es acusado por integrar una asociación ilícita destinada a cometer múltiples y variados delitos –como cohecho, amenazas, lesiones, etcétera– y como instigador de cuatro homicidios. Era, según los fiscales del juicio, uno de los jefes de la organización criminal nacida en el barrio La Granada.

Salomón, por su parte, está acusado de ser testaferro del grupo a través de la compra-venta de automóviles con el supuesto fin de blanquear dinero de origen ilícito. Y como parte de la asociación ilícita que administraba varios búnkeres de venta de drogas en la ciudad.

En la misma foto sonríen Pedro Bismar, antiguo jefe de la barrabrava de Newell’s conocido como “El Loco Demente”. Abrazado a él está César Arón Trevez, condenado en abril pasado a once años de prisión como partícipe primario del homicidio de Gustavo Serra, asesinado en 2012 de un disparo en un after hour de Maipú al 800.

La Justicia no pudo determinar quién fue el autor de ese crimen, pero condenó a Trevez, alias “Ojudo”, por ser quien conducía el automóvil en el que los atacantes escaparon del lugar.

A Trevez lo detuvieron un mes después de ese hecho en Villa Gobernador Gálvez. En el automóvil que conducía llevaba dos kilos de pasta base y 20 de acetona, sustancia usada para preparar cocaína. Por esa investigación fue condenado en 2014 a cinco años de prisión.

En la causa de Los Monos declaró como testigo reservado y contó la historia de la familia de zona sur. Pero sus cinco minutos de (mala) fama los obtuvo cuando se conocieron sus conversaciones desde la cárcel con el policía Germán Almirón, también preso pero en otra unidad penal.

El juzgado federal Nº3 de Rosario había pedido la intercepción del teléfono de Almirón por su presunta conexión con una banda narco que traía cocaína del norte hacia Rosario.

Quienes escuchaban las conversaciones de Almirón se alertaron cuando en un diálogo con Trevez parecían pergeñar un atentado contra el juez Juan Carlos Vienna, que había procesado a Los Monos, o al fiscal de Cámaras Guillermo Camporini.

Detrás de Trévez, en la foto referida, aparece la cara de un joven Matías Messi. También compartió esa cena uno de los hermanos Vázquez, del barrio Tablada, ex integrante de la barra rojinegra y con presuntas vinculaciones con el negocio narco.

¿Existe un vínculo entre el hermano de la Pulga y Los Monos? Durante una entrevista televisiva mientras estaba prófugo, Monchi Cantero dijo que se conocían de “jugar al fútbol en el Batallón 121 donde había torneos los sábados”, de “comer asados” y salir a bailar de noche porque, le explicó al periodista porteño que lo entrevistaba, “Rosario es chico, se conocen todos”.

Fuente: El Eslabón.

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