Mabel Gabarra y Viviana Della Siega militan en el feminismo desde tiempos en que se reducía a un puñado de organizaciones no gubernamentales (ONG). Viven este momento de la lucha por la igualdad de género como una verdadera revolución, entusiasmadas por la cantidad de expresiones políticas, y sobre todo de jóvenes, que levantan y renuevan sus banderas históricas. En medio de los preparativos del paro internacional del 8 de marzo, en el que se volverán a copar las calles de la ciudad, el país y el mundo, hablaron con El Eslabón sobre los duros orígenes, el potente presente y los lejanos objetivos del movimiento de mujeres. “Queremos una sociedad más justa, igualitaria, terminar con la violencia y la opresión hacia las mujeres, derrotar el sistema patriarcal”, coinciden.

Los comienzos

“Más de treinta años atrás, en el ‘84, formamos una institución que se llamó Indeso Mujer (Instituto de Estudios Jurídicos y Sociales), donde empezamos a trabajar con mujeres después de que veníamos del exilio”, hace cuentas la abogada Mabel Gabarra. En el ‘89 se hizo en Rosario por primera vez el Encuentro Nacional de Mujeres, el cuarto que se hacía en el país, y Mabel participó de la comisión organizadora. “Desde ahí no paramos hasta hoy”, dice orgullosa.

Gabarra mira hacia atrás en el tiempo y reconoce que “la lucha al principio fue muy difícil”, porque “no se entendía”. “Había habido luchas feministas –historiza– a inicios del siglo pasado, llevadas adelante por un lado por las sufragistas u otros grupos muy chicos, que se enfrentaban al mundo”. “A nosotras cuando empezamos nos pasó lo mismo, cuando hablábamos de violencia en los ochenta en Rosario, desde la institución nos miraban como si fuéramos extraterrestres”, rememora.

“Fue muy difícil poner en agenda temas como la violencia, la sexualidad, el aborto y los derechos reproductivos, fue un largo camino que se fue dando por etapas”, explica Mabel consultada sobre el derrotero recorrido. “En los ‘90 ya hubo muchas más instituciones que se incorporaron, y en el año 2001, cuando fue la crisis, el movimiento de piqueteras se unió a los encuentros nacionales y le dio un tono más popular y masivo”, recuerda.

“Si bien nosotras trabajábamos con mujeres laburante, veníamos de una militancia anterior y esto nos costaba meterlo en aquellos ámbitos donde habíamos militado”, admite Gabarra. “Pero con el ingreso de las piqueteras, y no sólo de los partidos como el peronismo y el radicalismo, sino cuando los partidos de izquierda, empezaron a incorporarse las juventudes, muchas juventudes”, remarca.

En ese hilo histórico que va desatando, Mabel describe que “con el kirchnerismo también las pibas más jóvenes empezaron a sumarse, lentamente”. Y amplía: “Creo que a partir de 2005 y 2006 empezó a tomar más masividad la cosa, se ve en los encuentros nacionales, que son cada vez más multitudinarios, como el de Rosario en 2016, que fue impresionante”.  

Para Mabel, uno de los hechos más destacados de la masificación del movimiento de mujeres es la diversidad que contiene y que “a pesar de diferencias políticas podemos encontrar puntos, programas que nos unifican”. “Siempre estamos hablando de un esquema más progresista y de izquierda –aclara–, porque la derecha no se integra a nuestro movimiento, porque no coinciden con nuestros planteos políticos, porque nosotros no queremos Cambiemos, queremos cambios reales que tienen que ver con la justicia social, con los derechos humanos, que tienen que ver con una revolución social y cultural”.

Con el actual gobierno de Mauricio Macri, Gabarra evalúa que se generó una mayor unidad en el movimiento de mujeres. “Se ve un despertar de una oposición muy fuerte, que unifica cada vez más al movimiento, porque estamos en contra de las políticas del neoliberalismo, de la injusticia económica que significa este plan”, analiza.

A la hora de evaluar la potencia y el crecimiento de la lucha feminista en la actualidad, Mabel también destaca “lo producido con el movimiento Ni una menos”. “Ahí, toda una gran cantidad de mujeres que hasta ahora no habían militado en el movimiento ni se habían acercado a nosotras, encontraron un canal para expresar todo lo que están sufriendo a partir de la violencia que hay en su hogar, en su trabajo o en la sociedad en su conjunto”, puntualiza.

Sobre los logros del movimiento de mujeres, Gabarra reconoce “muchas cosas”, como “la ley de violencia a nivel nacional de 2009, que es de avanzada pero que todavía no se aplica en todo el país de la forma que nosotros pensamos que debería”. “Pero con la ley no conseguimos que cesen los femicidios ni que se disminuya la violencia, lo que pone en evidencia es lo que está sucediendo”, señala. También resaltó lo conseguido en materia de “derechos sexuales y reproductivos”. “Hubo muchas leyes que salieron en estos años, como de identidad de género, la ley de matrimonio igualitario, se amplió mucho el panorama y la aceptación de lo diferente, ahí también hubo adelantos”, reconoce la referente de Indeso.  

“Entre lo que nos falta, es fundamental seguir marcando el tema del aborto legal, no sólo porque es una de las causas que provoca la mayor cantidad de muertes de mujeres muy jóvenes y pobres, que no pueden pagarse un aborto en condiciones dignas, sino que tiene que ver con el derecho a decidir sobre su capacidad reproductiva y su sexualidad”, subraya Mabel. Y advierte: “Estamos muy alertas para ver qué pasa con esta iniciativa de discutir el tema del aborto por parte del gobierno, porque no le creemos demasiado. Y también porque todos los partidos están muy divididos en este tema, hay una transversalidad en esto, en esto los partidos están partidos”, añade.

La agenda del paro

“Violencia, aborto, femicidios, la igualdad en el trabajo, son temas centrales en la agenda del paro del 8 de marzo”, detalla Mabel Gabarra y despliega el último punto: “Hay una brecha muy grande en el acceso al trabajo en iguales condiciones, entre los salarios de varones y mujeres, y hay mucho más trabajo precarizado en las mujeres,  hay más despidos de varones y más trabajo precarizado de mujeres, que salen a laburar de lo que sea, como en el 2001”.

De la ONG al movimiento

También militante en los setenta y sobreviviente de la dictadura, Viviana Della Siega es otra de las referentes históricas del movimiento de mujeres en la ciudad. “Hace unos veinte años, me integré al Instituto de género y desarrollo (Insgenar), me puse a estudiar, a participar de seminarios, a formarme”, relata a El Eslabón. “En ese momento trabajamos con fuerza la violencia hacia las mujeres, no había leyes, no había ninguna institución del Estado. No estaba en la agenda”, agrega.

Para Viviana hubo un antes y un después del Encuentro Nacional de Mujeres de 2003 en Rosario. “En aquel encuentro toma mucha fuerza el tema del aborto y se hace una asamblea especial. Después de eso aparecieron los pañuelos verdes que trajeron las Católicas por el derecho a decidir”, recuerda Della Siega, y asegura: “Ese encuentro fue una bisagra en la historia”.

Consultada sobre cómo fue llevar la cuestión de la lucha por la igualdad de género dentro de los partidos políticos –como en su caso en el peronismo–, la referente de Insgenar comenta que “sigue siendo una  tarea de docencia permanente”. “Sobre todo –explica– para que los compañeros lleguen a visualizar la existencia de un sistema patriarcal, y vean que hay una opresión no solamente hacia los humildes y los trabajadores, sino también hacia la mujer, tanto en el ámbito laboral como en el de la familia, que es algo que insisto: es lo primero que hay que democratizar”.

“Yo diría que el peronismo, por la presencia de Eva, y además tiene que ver con el voto femenino, ha sido uno de los partidos tradicionales con mayor inserción de las mujeres como militantes”, evalúa Viviana, quien se refirió además a “la militancia de los setenta en la Tendencia Revolucionaria”. “Si bien no podemos decir que había una igualdad total, se compartía mucho entre compañeros y compañeras”, indica.

Al igual que Mabel Gabarra, y sin perder de vista lo lejos que está la concreción de los principales objetivos del movimiento de mujeres, los años de lucha le permiten a Viviana darle una dimensión importante a los avances logrados. “El tema de la violencia hacia las mujeres, que antes se consideraba un problema doméstico, íntimo de la familia, se instaló en la agenda pública y de los gobiernos. Se tradujo en leyes como la 26.485, de protección integral de las mujeres, que es una ley extraordinaria, que a lo mejor le faltaría que pueda fijar sanciones, pero es de avanzada”, destaca Della Siega.

Según Viviana, “hasta hace diez años atrás, lo que había, por ejemplo, en Rosario eran ONGs que trabajaban los temas de las mujeres”. “Pero lo que he notado en estos últimos años –observa–, es que el tema está en todas las agrupaciones políticas, en las organizaciones estudiantiles, en las universidades, en los sindicatos”. Y sigue con el planteo: “En todos lados está el tema del género, aunque a mí me gusta hablar más de las mujeres. Se multiplicó, se insertó en la sociedad. Todos te invitan a dar charlas a todos lados. Antes éramos un grupito de mujeres de las ONGs, hoy, la Argentina, frente a los países de América Latina, tiene una ubicación de privilegio en ese sentido. Y el movimiento de mujeres de la Argentina es de avanzada”, remarca.

¿Cómo se explica ese crecimiento del movimiento de mujeres? Para Viviana se debe a “un trabajo de años, llevado adelante desde distintos lugares, como el que realizaron aquellas mismas ONGs o grupitos, que nunca dejamos hacer, de ir a hablar a todos lados”. “Y porque las chicas jóvenes ya vinieron avivadas, que son las que participan muchísimo, que son más conscientes de sus derechos que cuando nosotros teníamos 20 años”, afirma con notable entusiasmo.

Mabel Gabarra y Viviana Della Siega juntas. En la imagen, con Fernanda Medina (en el medio), otra militante del movimiento de mujeres.

“Pequeños objetivos tenemos”

Ante la pregunta tal vez candorosa, sobre cuál es el objetivo de la lucha del movimiento de mujeres, Mabel Gabarra y Viviana Della Siega hicieron una vez más docencia feminista.

“Luchamos por igualdad de acceso a los derechos”, aclaró Viviana. “Yo siempre digo que somos diferentes, y eso está bueno porque sino sería un mundo muy aburrido. Pero el tema es cuando la diferencia se traduce en desigualdad. Nosotros queremos igualdad de acceso a los derechos”, remarcó.

Por su parte, Mabel Gabarra explicó que “el movimiento de mujeres, lo que quiere es una sociedad más justa en términos de relaciones entre varones y mujeres. Nosotras luchamos contra el patriarcado, que es un sistema que nos oprime”.

La referente de Indeso fue aún más explícita aún: “Así como el capitalismo está basado en la explotación de las personas, el patriarcado está basado en la opresión de las mujeres, que son más de la mitad de la sociedad. Y es un sistema del cual participan varones y mujeres. Nosotras trabajamos con las mujeres porque consideramos que son las oprimidas y las que tienen que adoptar una actitud distinta a la que están asumiendo muchas veces, porque están consintiendo o siendo cómplices de este sistema. Nuestro objetivo es ese, derrotar un sistema que es milenario. Pequeño objetivo tenemos”.

Derechos humanos y feminismo

Para Mabel Gabarra, en la lucha feminista “el tema de los derechos humanos es fundamental”. “La mayoría, te diría la totalidad del movimiento de mujeres, acompaña al movimiento de derechos humanos”, indicó la referente de Indeso, y agregó: “Para nosotros el avance que hubo en los gobiernos kirchneristas al respecto fue fundamental, y el retroceso que hoy vemos es lamentable y esperamos que podamos revertirlo”.

Fuente: El Eslabón

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