El sábado 24 de marzo, en San Guillermo, se rendirá homenaje a los hermanos Ricardo, Mirta y Adriana Haidar, desaparecido y asesinadas por la dictadura cívico militar. El primero había sobrevivido a la masacre de Trelew.
El Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, a las 10, frente al museo de San Guillermo, y en un acto que será presidido por el intendente Daniel Martina, se descubrirá una escultura evocativa en memoria de los hermanos sanguillerminos a través de un acto con la participación de familiares de las tres víctimas sanguillerminas, entre ellos hijos de Ricardo Haidar.
Comprometieron la presencia al acto en el los diputados provinciales Carlos del Frade, José María Tessa y Juan Soffietti, referentes provinciales y de la mesa Nacional de Nuevo Encuentro (NE), Aida “Chini” Methyaz, dirigentes de diferentes agrupaciones políticas de distintos lugares de la provincia.
La obra fue realizada por el escultor local Rodrigo Quinteros a partir de una maqueta ideada por el alumno de nivel secundario Jano Martina, mientras que el proyecto de memoria fue presentado al gobierno municipal por NE de San Guillermo, fundamentando la importancia de rendir homenaje a los tres sanguillerminos.
Los tres casos
Ricardo Haidar, El Turco, nació el 15 de enero de 1944 en San Guillermo, fue uno de los tres únicos sobrevivientes de la masacre de Trelew junto a María Antonia Berger y Alberto Camps.
El 18 de diciembre de 1982, en Buenos Aires, fue secuestrado por el Grupo de Tareas 3.3, por orden del almirante Jorge Isaac Anaya, comandante en jefe de la Armada y el capitán de navío José María Arriola, director de la Esma.
El Turco, en la actualidad, se encuentra desaparecido.
Mirta Malena Haidar nació en San Guillermo el 24 de agosto de 1942 y Adriana Isabel Haidar el 12 de junio de 1948. Las dos hermanas, con sus cuerpos desaparecidos, en la información oficial aparecen muertas en un presunto enfrentamiento. Sin embargo, testigos manifiestan que fueron acribilladas el 27 de febrero de 1977 en una vivienda de Don Bosco, partido de Quilmes, en el sudeste del Gran Buenos Aires, donde residían.
Los testigo señalaron que ese dìa, a las 8.30, luego de ser asesinadas, las dos jóvenes fueron arrastradas por los pelos hasta la calle y cargadas en camiones sin que nunca más se supiera nada de ellas.
