Los conflictos laborales y salariales siguen activos en Santa Fe, como en tantos otros puntos del país. Docentes y estatales provinciales y municipales, con negociaciones paritarias trabadas, se ponen al frente de los reclamos. En Buenos Aires, volvió la carpa blanca de los maestros como símbolo de lucha. La administración Lifschitz, que acaba de anunciar que impondrá la cifra por decreto, dice que no puede mejorar la oferta de suba salarial del 18 por ciento -aceptada por Upcn- por “problemas presupuestarios”. Del otro lado señalan que la cifra es “engañosa” y la rechazan con movilizaciones y advertencias de más medidas de fuerza. Los obreros metalúrgicos de la fábrica de cosechadoras Vassalli de Firmat siguen en la pelea por las fuentes laborales y por cobrar sus sueldos. Petroleros de la refinería Oil de San Lorenzo temen la quiebra. Entre Vassalli y Oil Combustibles, hay más de 800 empleos en riesgo.
La economía formal no para de expulsar trabajadores. En febrero hubo más de 5.600 despedidos y suspendidos en todo el país, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa). En el 65 por ciento de los casos se trató de despidos en el Estado, mientras que en el sector privado la industria es el rubro que continúa perdiendo más puestos de trabajo. A la destrucción de empleo se suma la pulseada salarial. Hasta el momento, la mayoría de los acuerdos en paritarias no han superado el techo de 15 por ciento impuesto por el gobierno nacional, aunque todavía hay varios gremios de peso (como camioneros, ferroviarios, bancarios) que apuestan a romper esa barrera.
“Habiendo abandonado parcialmente la estrategia monetarista, el gobierno apuesta a dominar las alzas de precios a través de la reducción de la puja distributiva, inclinando la balanza en detrimento de los salarios reales”, indicaron desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso). “Lejos de los optimistas anuncios acerca de la desaceleración inflacionaria, los aumentos de precios continúan a veloz ritmo, alcanzando el 25,2 por ciento en febrero (según la medición anual de acuerdo al Indec). La constante depreciación del peso (13 por ciento de devaluación entre enero y febrero), y los recurrentes aumentos de tarifas presionan los costos, impidiendo toda posibilidad de desaceleración inflacionaria firme”, analizaron desde el Ceso en su último informe de coyuntura.
Por esto, el límite salarial del gobierno de Macri, replicado por las provincias, no cierra para los castigados bolsillos. En Santa Fe, docentes y estatales muestran disconformidad con la propuesta salarial por considerarla “insuficiente”, porque “no refleja el aumento de la canasta familiar y de las tarifas”. El anuncio del gobernador Miguel Lifschitz, de que impondrá la rechazada cifra por decreto reavivó la bronca de los sindicatos (ver aparte).
En efecto, la evolución de los precios en supermercados en las primeras tres semanas de marzo (relevados por Ceso) no auguran caídas en el ritmo inflacionario. “De no contener las presiones alcistas del dólar y no ceder en la política de reducción sistemática de subsidios, no se observará una reducción significativa del ritmo inflacionario y la meta de inflación del –15 por ciento quedará como una nueva anécdota de la mala puntería oficial”, advirtieron desde el Ceso.
Como muestra del constante encarecimiento del costo de vida, no acompañado por la evolución de los salarios, un relevamiento del Cepa dio cuenta que una mesa de Pascuas para unas 4-5 personas tiene un costo de casi 900 pesos en marzo de 2018, mientras que esta misma canasta, durante 2017, se podía conseguir por un precio promedio de 680, lo que refleja un aumento de más del 30 por ciento, por encima de cualquier incremento salarial en paritarias.
“Los pescados frescos -merluza, filet de abadejo y calamar- tuvieron un incremento promedio de 31,81 por ciento entre 2017 y 2018. Si se consideran los pescados en conservas típicos, los incrementos del año 2018 fueron de alrededor de un 19,83 por ciento, y acumulado desde el 2015 el incremento fue de 141,90 por ciento. Los productos de confitería típicos de la fecha -huevos y rosca de Pascuas-, tuvieron un incremento promedio del 23,31 por ciento entre el 2017 y el 2018. Entre el 2015 y el 2018, el aumento promedio de este tipo de productos fue de 126,19 por ciento”, detallaron en el informe comparativo que divulgó el Cepa.
Tensión cambiaria y externa
Un factor que impacta de lleno en los precios es el alza en la cotización del dólar. Lo admitió el propio gobierno, frente a las proyecciones que dan para marzo una inflación mensual del 2 por ciento. “Las tensiones en el mercado de cambios de las últimas semanas obligaron al Banco Central a dejar de lado su dogmatismo liberal, para pasar a intervenir vendiendo divisas con la finalidad de estabilizar el dólar. Las ventas por aproximadamente 1.000 millones de dólares a lo largo de las tres primeras semanas de marzo permitieron evitar que la divisa supere los 21 pesos, cerrando momentáneamente la carrera alcista del billete verde iniciada en diciembre del año pasado que implicó una devaluación del 16 por ciento a lo largo del verano”, indicaron desde el Ceso.
“Si bien el elevado nivel de reservas de la autoridad monetaria aleja, por el momento, el fantasma de un colapso económico, la corrida veraniega puso en evidencia el inestable esquema cambiario-financiero montado por la gestión Macri. Un volumen de Lebacs equivalente al nivel de reservas internacionales, altamente sensible a la política de tasas de interés y expectativas de devaluación, cuyo stock se duplica anualmente, constituye una bomba de tiempo que aún no detona por el volumen de reservas que permitió acumular la insustentable política de endeudamiento externo acelerado de los últimos años. Hacia adelante, la pregunta no es si va a estallar, sino ¿cuándo?”, se preguntan en el citado informe.
Con Cambiemos en la Casa Rosada, Argentina inició un nuevo ciclo de endeudamiento y despertó al fantasma de la crisis. “Una estrategia de ajuste fiscal tradicional no garantiza por sí misma una mejora en las condiciones de solvencia del sector público, sino que depende de que se cumplan otras previsiones importantes del programa económico del gobierno”, observaron desde el Instituto de Trabajo y Economía de la fundación Germán Abdala. En este sentido, advirtieron: “Cualquier evento que cuestione la sostenibilidad externa y ocasione una depreciación brusca del tipo de cambio, puede afectar negativamente la capacidad de pago de la deuda pública y terminar derivando en una crisis de solvencia del sector público”.
A la insostenibilidad fiscal y externa de la economía argentina se suman la caída del poder adquisitivo del salario real, los constantes aumentos de precios, los cierres de fábricas, la lluvia de importaciones y los despidos de trabajadores, como parte de un proceso de desindustrialización y rebaja del “costo argentino”. Todos estos postulados del neoliberalismo clásico están dentro del programa económico que despliega el macrismo, basado en un esquema gobernado por el capital financiero que se muestra muy endeble. Son todos síntomas de una economía que está fiambre.
Rechazan el decreto de Lifschitz
Al igual que los empleados estatales nucleados en ATE, los sindicato Sadop (maestros del sector privado) y Amsafé (docentes del sector público), rechazaron “la decisión del Gobierno Provincial de resolver por la vía del Decreto el aumento salarial y, consecuentemente, el cierre unilateral y arbitrario de la discusión paritaria”.
Para Amsafé provincial, la medida anunciada por Lifschitz emula “el esquema del Ejecutivo Nacional que dispuso anular la vigencia y validez de la Paritaria como ámbito democrático de discusión del salario y las condiciones de trabajo”.
“Este accionar responde indudablemente al quiebre de la autonomía provincial que produjo la firma del Pacto Fiscal por parte del gobierno santafesino y ratificado por la Legislatura, que pone un techo a la paritaria y restringe gravemente el derecho de los trabajadores a la negociación colectiva”, denunció Amsafé a través de un comunicado de prensa.
“Repudiamos además cualquier intento de aplicar descuentos sobre los haberes docentes en resguardo del derecho de huelga consagrado en la Constitución Nacional y ratificamos a la vez, el paro del 4 y 5 de abril, resuelto por la Asamblea Provincial de Amsafé con el voto de más de 30.000 compañerxs, en el caso de que el gobierno no reabra la Paritaria”, añadieron desde el gremio.
Por su parte, Sadop Rosario también expresó su “más enérgico rechazo y repudio al decreto firmado por el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, que arbitrariamente cierra la discusión salarial por medio de un decreto”.
“Con esta decisión el gobernador Miguel Lifschitz recae en una actitud autoritaria y le pone partida de defunción a un ámbito democrático como lo son las paritarias. La negociación paritaria es la oportunidad que tenemos las y los trabajadores para reclamar por nuestros salarios, condiciones de medio ambiente y trabajo, entre otros puntos”, planteó Sadop en un parte de prensa.
“El gobierno santafesino ha sepultado con la firma del decreto de aumento salarial el diálogo con los docentes y un derecho fundamental como lo es la discusión por el salario de cada trabajador y trabajadora”, remarcó Sadop en su comunicado.
Paro
«Este 4 y 5 de abril, en el marco de la resolución de la Asamblea Provincial de Amsafé, se realizará un paro con movilización», indicaron desde el sindicato de los docentes públicos provinciales. El miércoles de la semana próxima, habrá una concentraciones en Rosario y Santa Fe. «Exigimos la convocatoria a paritarias para discutir un mejoramiento integral de la propuesta», reclamaron.
Fuente: El Eslabón