En una polémica declaración, el presidente Mauricio Macri expresó este martes la “necesidad” de que las Fuerzas Armadas brinden “apoyo logístico” a las de Seguridad, al encabezar el acto por el 208 aniversario del Ejército Argentino. De llevarse a la práctica el deseo del mandatario, se estarían violando las normativas vigentes que prohíben taxativamente la intervención de las primeras en los asuntos de las segundas. Qué dicen las leyes y decretos sobre el tema.

Como ya lo había insinuado en otras ocasiones y se volvió a instalar la semana pasada en distintos medios porteños, el presidente Mauricio Macri finalmente dio este martes un nuevo paso en dirección a la intervención de las Fuerzas Armadas en asuntos de seguridad interior, algo que está prohibido por leyes y decretos vigentes, entre los que se cuenta el Decreto 727 de Néstor Kirchner, que introdujo una serie de principios que habían sido celebrados por las organizaciones defensoras de los derechos humanos.

«Necesitamos Fuerzas Armadas que dediquen mayores esfuerzos en colaboración de otras áreas del Estado, brindando apoyo logístico a las fuerzas de seguridad», afirmó este martes Macri durante el discurso que ofreció desde el Colegio Militar de la Nación, en la localidad bonaerense de El Palomar.

“Necesitamos de Fuerzas Armadas que se adapten, que se adapten a las amenazas del Siglo XXI”, remarcó el presidente en el el acto, en el que estuvieron presentes los ministros de Defensa, Oscar Aguad y de Seguridad, Patricia Bullrich, además de los jefes del Estado Mayor Conjunto, teniente general Bari del Valle Sosa; del Ejército, general Claudio Pasqualini; de la Armada, vicealmirante José Luis Villán, y de la Fuerza Aérea, brigadier Enrique Amrein.

Sus dichos no fueron nada casuales, más bien parecieron estar integrados a un fino dispositivo de comunicación que incluyó una serie de operaciones de prensa tendientes a instalar el tema en la agenda pública. Artículos aparecidos los últimos días en La Nación, Infobae o Clarín confirman ese parecer.

El posible cambio de rol de las Fuerzas Armadas, en el marco de un aumento de la conflictividad social derivada de la profundización del modelo de corte neoliberal que implementa el gobierno –y que se dirige hacia una etapa de mayor ajuste en el marco del anunciado acuerdo con el FMI–, ponen en alarma a organismos de derechos humanos y numerosos espacios sociales, políticos y gremiales, que expresaron su rechazo a través de las redes sociales.

¿Qué dice la normativa vigente?

Por un lado está el marco general que aporta la Ley Nº 24.059, de Seguridad Interior, en la que se deja en claro las atribuciones del Ejecutivo Nacional y las fuerzas de seguridad, y en el que se avanza sobre algunas excepcionalidades. Y por otro están los decretos, a través de los cuales se marcan aún más precisiones acerca de roles y abordajes sobre la cuestión.

La Ley de Seguridad Interior –sancionada en 1991 y promulgada en enero del ‘92 – en su título VI, el que habla de “empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones de seguridad interior”, se mete en el tema del polémico cruce de la frontera entre la seguridad nacional y la interior.

En su artículo 31 señala que “las fuerzas armadas serán empleadas en el restablecimiento de la seguridad interior dentro del territorio nacional, en aquellos casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta ley resulte insuficiente a criterio del Presidente de la Nación para el cumplimiento de los objetivos establecidos en el artículo 2º”.

El artículo 2 define como seguridad interior “a la situación de hecho basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional”.

Y en el 32, aclara que “a los efectos del artículo anterior el Presidente de la Nación, en uso de las atribuciones contenidas en el artículo 86, inciso 17 de la Constitución Nacional, dispondrá el empleo de elementos de combate de las fuerzas armadas para el restablecimiento de la normal situación de seguridad interior, previa declaración del estado de sitio.

Es decir, que la ley habla de casos excepcionales en los que previamente se debería declarar el estado de sitio.

Pero además, dentro de la normativa se encuentran vigentes decretos como el 727/2006 de Néstor Kirchner, que en el marco del paradigma de seguridad democrática hacia el que apuntó la gestión 2003-2015, se avanzó en una más precisa delimitación de qué se debe entender por Seguridad Interior y por Defensa Nacional.

En el decreto de Néstor Kirchner se plantea que “la definitiva consolidación de una institucionalidad en materia de defensa nacional contribuirá a evitar la posible confusión entre los conceptos de Seguridad Interior y Defensa Nacional”.

Allí se deja en claro que “el sistema de defensa debe orientarse estructural y organizativamente hacia la conjuración de situaciones de agresión externa perpetradas por fuerzas armadas de otro Estado, en un todo de acuerdo con lo dispuesto por la Resolución 3314 (1974) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dejando fuera de la órbita del mismo, ya sea en sus aspectos doctrinario, de planeamiento y adiestramiento, así como también de producción de inteligencia, toda cuestión que haga y/o refiera a la seguridad interior”.

Y luego remarca: “Que por ello deben rechazarse enfáticamente todas aquellas concepciones que procuran extender y/o ampliar la utilización del instrumento militar hacia funciones totalmente ajenas a la defensa, usualmente conocidas bajo la denominación «nuevas amenazas», responsabilidad de otras agencias del Estado organizadas y preparadas a tal efecto; toda vez que la intervención regular sobre tales actividades supondría poner en severa e inexorable crisis la doctrina, la organización y el funcionamiento de una herramienta funcionalmente preparada para asumir otras responsabilidades distintas de las típicamente policiales”.

«Nuevas amenazas» fue la expresión que utilizó este martes el presidente Mauricio Macri.

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