“El ochenta por ciento de las panaderías tiene un panorama muy sombrío”, reconoció el titular de los empresarios Gerardo Di Cosco. Desde el sindicato, confirman la gravedad del cuadro, y remarcan que los trabajadores son quienes más lo sufren.

La Asociación de Industriales Panaderos de Rosario está en “alerta roja”. El cierre de otro comercio repuso en la agenda local la profundidad de la crisis económica en general y del rubro en particular, que tiene como factores determinantes a los tarifazos de luz y gas y a la caída del consumo popular. Su presidente, Gerardo Di Cosco, aprovecha cada micrófono que se le acerca para describir la gravedad de la situación. “En este año y medio más ochenta panaderías cerraron su venta al público, y lo que está ocurriendo es que muchas sacan su producción de forma clandestina”, explicó en un mano a mano con El Eslabón. El escenario desolador que pintan los empresarios es aún más complicado cuando el que ilustra es el titular del sindicato que nuclea a los obreros del sector. “Si los patrones sufren esos problemas, qué le queda al trabajador, que no tiene donde descargar todo lo que tiene que pagar de aumentos”, planteó Mario García.

Aunque tal vez la situación económica no fue el principal factor que provocó el cierre de la tradicional confitería Lucana (ver recuadro), la baja de las persianas de ese comercio fue el disparador que le permitió esta semana a Di Cosco hablar en distintos medios locales de la dura crisis que atraviesa el sector. En diálogo con El Eslabón, el representante de los empresarios panaderos fue más allá, y se refirió a las razones políticas que están detrás de la debacle de esta industria. “Tenemos un panorama muy sombrío”, admitió.

—¿Cómo describís la situación de la industria panadera?

—Este tema lo venimos denunciando hace una año y medio, cuando comenzaron los tarifazos de luz y de gas. Eso fue muy importante para nuestra industria y también para el cliente, ya que ahí también comenzaron a bajar las ventas. La gente tiene menos dinero para gastar, le cuesta darse ese gustito, más cuando va a la panadería. En este año y medio, principalmente a partir de estas dos variantes que son los tarifazos y la baja del consumo, más 80 panaderías cerraron su venta al público, y lo que está ocurriendo es que muchas sacan su producción de forma clandestina. De éstas siempre hubo históricamente, pero hoy son más, por la misma situación de crisis, y comienzan a trabajar de una forma que no es la correcta, comienzan a tener a sus trabajadores no registrados, a no tributar sus impuestos, ese es otro problema de la industria panadera. Las ventas cayeron entre un 20 y 40 por ciento y va a ser cada vez peor si continúan con estas políticas económicas. Sumado a los tarifazos, en los últimos 40 días la harina aumentó de 300 a 440 pesos, los huevos un 80 por ciento y el azúcar un 50 por ciento.

¿Han hecho reclamos en los distintos niveles del Estado? ¿Han tenido alguna respuesta?

—A nivel nacional hemos hecho reclamos a la Secretaría de Comercio, pero no hemos tenido ninguna respuesta. Y a nivel provincial lo único que pudimos conseguir, a través de la oposición, es la presentación de un proyecto en la Cámara de Diputados de Santa Fe que propone que los panaderos nos comprometeríamos a fabricar un pan que sea más accesible al público, con una contrapartida de la provincia, que es que nos pueda bajar un poco el costo de la energía eléctrica de la EPE. Lo presentó el diputado (Leandro) Busatto. Ahora, que lo puedan tomar ya es otra historia. Pero en Misiones lo han hecho y está funcionando.

—Esta semana te llamaron de todos los medios por el cierre de Lucana, la vez pasada fue otra histórica como Alcorta. ¿Estas panaderías cerraron por la crisis económica o jugó otro factor ahí, como dicen desde el sindicato?

—En Lucana y Alcorta seguramente puede haber otras variables. Puntualmente eso no te lo puedo confirmar. El tema es que estas son tradicionales, y por eso llaman la atención. Esto nos permite contar lo que está pasando en general con todos los empresarios panaderos, que son empresas familiares. Hay muchas panaderías en los barrios que también han cerrado, y lo hacen porque no es viable el negocio de la panadería. Hoy nadie está pensando en poner una panadería, ni poner en marcha ninguna actividad productiva.

—Eso último que decís pone el debate sobre el perfil de modelo económico que está llevando adelante el gobierno nacional. ¿Qué piensan los panaderos con relación a estas políticas?

—Te puedo contestar que hemos hecho un relevamiento en casi doscientas panaderías de la ciudad y el ochenta por ciento de las panaderías tiene un panorama muy sombrío y no tiene ninguna expectativa de que esto se pueda solucionar. Muchos la comparan con la situación del 2000 y 2001.

—¿Hay mucho votante de Macri arrepentido entre los panaderos? ¿Hubo muchos que lo votaron?

—Hubo muchos colegas que han creído a este gobierno o que le han dado el voto de confianza. Yo particularmente no. En su momento hubo una gran discusión interna en ciudad de Rosario y provincia de Santa Fe y a través de los diferentes referentes a nivel nacional de todo el país, y éramos pocos los que manteníamos la esperanza de que se sostuviera el otro modelo de país, que es el que queremos nosotros, que tenía que ver con el del otro gobierno, con las correcciones necesarias por supuesto.

—¿Por qué pensás que cuesta tanto comprender qué esquema económico le es más beneficioso a un sector como el de ustedes, que vive del mercado interno, al igual que tantos otros rubros?

—La manera que tengo de explicarme esto es que se ha creado, se ha instalado a través de los medios de comunicación, desde antes de 2015, una campaña de miedo y odio que a mucha gente no dejó ver más allá y no les permitió darse cuenta lo que se ponía en juego en nuestro país. Que se enfrentaban dos modelos económicos, que no se trataba de dos personas. Un modelo iba a excluir gente, como está ocurriendo en este momento, y otro, desde mi punto de vista, apuntaba desarrollar el mercado interno, el consumo. Faltaba mucho, sin ninguna duda, pero ese era el camino que teníamos que seguir como país.

La gente evidentemente optó por una opción que muchos ya la hemos vivido en 2000 y 2001, cuando muchas panaderías la pasaron muy mal. Lamentablemente creían que no era eso lo que se venía, y hoy la realidad está superando ese discurso que habla del segundo semestre, los brotes verdes y toda esa lata.

La palabra del sindicato

“Hay una clara retracción producto del plan económico. Si los patrones sufren esos problemas, qué le queda al trabajador, que no tiene dónde descargar todo lo que tiene que pagar de aumentos”, graficó Mario García, secretario general de la Sociedad de Obreros Panaderos de Rosario, consultado sobre la crisis del sector que esta semana se instaló en los medios por boca de los empresarios.

García reconoció que “el sector de la industria panadera es una de las que más siente la crisis actual, fundamentalmente por los tarifazos que ha dado el gobierno”. “Esto no sólo en la rama del pan, en todas las otras también pasa”, agregó.

“El trabajador panadero está pasando momentos muy angustiosos porque el salario que tenemos no alcanza”, contó el dirigente gremial a El Eslabón. Y añadió: “Se cerró la paritaria casi por un 17 por ciento de aumento, pero en octubre nos tenemos que sentar para reacomodar la cifra”.

A la hora de referirse al caso puntual de las panaderías Lucana o Alcorta, García consideró que no cerraron por “la crisis”. “Ahí pesaron otras razones particulares. Lucana estaba abierta desde las 5 de la mañana y con clientes. Y en el caso de Alcorta fue por errores de administración”, indicó el referente sindical.

“Alcorta ya venía de hace unos cuantos años con ese problema. Esa es una panadería que usted veía los domingos y había colas para comprar. Pero se fue devaluando la calidad de la mercadería y la gente se fue alejando por esa razón, no por falta de recursos económicos. Alcorta fue un símbolo, por su pan dulce principalmente, y cuando muere su titular, los hijos tomaron la panadería y bueno…

—La estrellaron.

—Sí.

—¿Y en Lucana qué pasó?

—Ahí también, murieron los dueños, pero según se rumorea, la venden para hacer un edificio ahí, eso es lo que nos llega desde la calle. Con respecto a los trabajadores se está en negociaciones. Al principio les pedían que presenten la renuncia, y nosotros les aconsejamos que no lo hagan de ninguna manera. Por ahora se está en plena negociación. También están en un momento de mucha desesperación porque, ellos utilizan este tipo de aprietes, no pagándoles el mes de junio ni el aguinaldo.

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