Con el recambio de gobierno en 2015, la Argentina pasó de tener un programa político con objetivos económicos orientado hacia el mercado interno, la industrialización y el empleo, con aciertos y errores, a un plan recostado en ideas liberales y conservadoras que otra vez realza la valorización financiera y el endeudamiento externo por sobre la actividad productiva. Las consecuencias están a la vista, por más que el enorme aparato mediático oficialista construya una realidad paralela y por más que el presidente Mauricio Macri hable de tormentas pasajeras y futuro promisorio.
Según datos del Indec, la actividad económica se derrumbó 5,8 por ciento en mayo, la caída más fuerte desde 2009. Recesión con alta inflación, combo nocivo si los hay. El organismo encargado de las estadísticas públicas reflejó el período recesivo iniciado en el segundo trimestre de este año, especialmente por el impacto de la sequía que afectó a amplias zonas agrícolas del país. La fuerte contracción también obedeció a la merma del 1,3 por ciento en la producción industrial durante mayo. Además, comenzó a sentirse el efecto negativo del salto cambiario en el comercio y los sectores productivos. La suba del dólar trajo más inflación y esto afecta al consumo y espanta inversiones.
La consultora de Orlando Ferreres señaló que la industria se contrajo un 5 por ciento interanual en junio, por lo que acumuló en el primer semestre de 2018 una merma de 0,2 por ciento. Los sectores más perjudicados fueron la producción de alimentos y bebidas y la producción de automotores. Lo cierto es que con este nivel de estancamiento es muy difícil que la actividad económica despegue este año, pese al optimismo macrista de alcanzar un crecimiento de entre 0,4 y 1,4 por ciento, según mencionó el gobierno en la Carta de Intención que le envió al FMI.
Eduardo Fernández, presidente de la Asamblea de la Pequeña y Mediana Empresa de Córdoba, alertó sobre el cierre de 7.500 pymes desde la llegada de Cambiemos a la Casa Rosada. Las pymes son afectadas por la apertura comercial, el freno en la demanda interna y los tarifazos. Desde que Macri se convirtió en presidente de la Nación se eliminaron 82.000 empleos industriales. Fábricas que cierran, despiden o suspenden trabajadores. Según datos de la Encuesta de Indicadores Laborales, durante mayo se perdieron 16.900 puestos de trabajo registrados.
Los ministros del Grupo de los 20 países más poderosos (G20) y Christine Lagarde, la titular del FMI, se reunieron días atrás en Buenos Aires. En paralelo hubo marchas en rechazo a la presencia de Lagarde y en contra de las políticas que pregona el Fondo. Como para dejar bien claro quién dirige la batuta, el organismo internacional anunció que quiere fiscalizar el debate político por el presupuesto 2019.
Desde octubre una misión del FMI abrirá oficinas y se instalará de manera permanente en Buenos Aires. El Fondo Monetario pasó a fiscalizar la marcha de la economía y pidió un duro ajuste de cara a 2019, que Cambiemos deberá adornar un poco en año electoral si quiere tener chances de seguir gobernado la Argentina. El organismo anunció que desde diciembre el monitoreo de la economía local será mensual y constante. El FMI le pide al gobierno que para 2019 se acomode al “nuevo diseño de la política de estabilización”, un nuevo eufemismo de ajuste.
Mientras cenaba y se conmovía con bailes de tango, Lagarde, jefa del Fondo, pronosticó que el país crecerá a partir del próximo año y que la inflación también comenzará a ceder. El Fondo tiraba pronósticos alentadores antes de 2001, como para tener en cuenta. En tanto, la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) alertó que el acuerdo firmado con el FMI traerá en la economía argentina menor inversión pública, más endeudamiento externo, caída de las inversiones productivas, desplome del ahorro privado, retroceso del PBI, una inflación acumulada exorbitante y una fuerte pérdida del poder adquisitivo de los salarios públicos.
“En los estratos industriales ya destruyeron más de 60.000 puestos de trabajo en los dos últimos años y medio y la tendencia no parece atenuarse. En particular, se resienten más las actividades intensivas en mano de obra, como ser los sectores textil, calzado, metalúrgico, mueblero, de juguetes y del plástico”, se advirtió en el informe. También prevé despidos en el sector comercial, el agro y los servicios financieros. Pero los más afectados, según la Undav, serán los empleados públicos.
El estudio vaticinó que, a partir del memorándum de entendimiento con el Fondo, el próximo año se producirá un “virtual congelamiento” de la paritaria del sector público, con un aumento del 8 por ciento hasta junio de 2019 y que la pérdida de poder adquisitivo de los estatales superará los 13 por ciento en un año. “El sector público está enmarcado en un profundo proceso de ajuste para los próximos años. Si bien buena parte se hará material en la licuación de salarios, también se proyectan despidos y restricción a nuevos ingresos, tanto en las órbitas nacional como provincial y municipal”, sentenció el Observatorio de Políticas Públicas de la Undav.
El objetivo del acuerdo con el FMI es únicamente la eliminación del déficit para 2020. De acuerdo al análisis que se hizo en el trabajo coordinado por el economista Santiago Fraschina, el PBI caería en 2018 a nivel agregado mientras que, en términos per cápita, finalizaría 2019 un 2,5 por ciento por debajo de los niveles de 2015. Además, el ratio de deuda externa en comparación con el PBI cerrará 2019 casi 25 puntos por sobre los niveles del año 2015. Otra proyección alarmante es la vinculada al costo de vida, ya que 2019 “cerrará con una inflación acumulada del 163 por ciento en cuatro años”, según el informe.
Con todo, el descontento y el malhumor social por el rumbo económico del país va creciendo en las calles, mientras el macrismo se apura a decretar la participación de los militares en asuntos internos, decisión que ya despertó masivas movilizaciones populares de repudio.