A casi tres años de haber asumido, el gobierno macrista ofrece pocas sorpresas en su discurso invariablemente mentiroso, eufemístico y por momentos esquizoide. ¿Es una técnica? No parece ser el mayor de los problemas, porque lo cierto es que millones de personas mantienen su voto de confianza en que esos enunciados al menos mantendrán lo suficientemente lejos cualquier chance de que “vuelvan los K”.

La semana que termina hubo variados aportes a esos sectores que, siendo peones, cuando se miran en un espejo se ven reflejados como reyes o reinas. Ese espejo que deforma conlleva un riesgo para quienes acuden seguido a observarse: siempre, inevitablemente, llega el día en que el rey o la reina están demasiado flacos, incluso muertos, porque el artilugio infla los egos, pero no da de comer.

Los “narcopobres” de Bullrich

En uno de sus habituales y peligrosos alardes de cinismo institucional, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich disparó al corazón de los movimientos sociales y los acusó de apañar, cuando no estimular, el negocio del narcotráfico.

Les endilgó, a esas organizaciones, mantener “una relación con el narco muy estrecha”. con el arma del odio cargada, levantó la voz y la acusación: “Los movimientos sociales han permitido el narcotráfico como un mal menor”.

Pero fue más allá, al sentenciar una verdadera infamia: “Permitieron (el narcomenudeo, se supone, porque el narcotráfico en grande elude la pequeñez de las barriadas vulnerables) pensando que generaba trabajo”.

Son tantas las aristas que ofrece tamaño manifiesto que es preciso ordenarlas. Y como las principales figuras de Cambiemos han demostrado que lo que enuncian hay que decodificarlo en clave inversa, lo que está reconociendo es que esa “estrecha relación” entre “el narco” y los movimientos sociales es de una lejanía notable. Porque además, lo sabe. Basta con recorrer las crónicas que dan cuenta de las víctimas de los soldaditos del narcomenudeo para saber que casi siempre son militantes sociales comprometidos con los jóvenes de los barrios que están en situación de adicciones.

Bullrich, asimismo, no puede ignorar que uno de los principales reclamos de los movimientos sociales ha sido, en los últimos tiempos, que se declare la emergencia en adicciones.

El Movimiento Evita, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Barrios de Pie, entre otras organizaciones, incorporaron esa demanda a un paquete de iniciativas que esperan respuesta, tanto del Gobierno nacional como del Congreso.

Así, al reclamo de que se aprueben la emergencia alimentaria, la ley de urbanización de Barrios Populares, la norma que establece que el 25 por ciento de la obra pública debe ser realizada por cooperativas, y la ley de agricultura familiar, sumaron una ley de adicciones.

Justamente esta semana que termina, el Senado le dio sanción a la ley de urbanización de Barrios Populares, que también incluye que la construcción de viviendas y obras de infraestructura en esas tierras, hasta un cupo del 25 por ciento, sea realizada por cooperativas de la economía popular.

Los que andan en connivencia con el narcotráfico no se preocupan por esas “menudencias” como las casas, zanjas, cloacas, agua potable para los condenados de la tierra. Y Pato, la milica Bullrich, bien lo sabe.

Si hay que interpretar lo que dijo, es curioso cómo aflora un reconocimiento implícito, casi un lapsus, cuando señala que las organizaciones sociales “permitieron” un presunto coqueteo con el narco “pensando que generaba trabajo”. Si la ministra reconoce que no hay laburo, ¿por qué su Gobierno no encara por ahí la cuestión y no a palos, gases o balazos, como acostumbran tratar a los pibes sus fuerzas de seguridad? Los dirigentes, ¿venden “falopa” o buscan laburo para los pibes? Cualquiera que se dedica a vender droga en los barrios a la semana ya no se preocupa más por el destino de los chicos a los que el paco les quema la cabeza. Y Bullrich, la ministra del gatillo fácil, lo sabe hasta el hartazgo.

Los movimientos sociales le respondieron a Bullrich en el tono que se merece: “Ella siempre tuvo desprecio por los pobres”.

Pero la estigmatización de lo que Juan Perón llamó “las organizaciones libres del Pueblo” es uno de los objetivos del régimen que aún lidera Mauricio Macri, a quien no le alcanza con la represión en las marchas. El titular de la Ctep, Esteban “Gringo” Castro, caracterizó con claridad lo que busca Bullrich: “Trabajar sobre el desprestigio de los movimientos populares, para justificar formas represivas”.

Macri: “No más mentiras”

Escuchar a Macri cuando enarbola la “transparencia” como uno de los cambios sustanciales que estableció su gobierno movería a risa si los efectos de sus políticas no dejarán hambrientos, desocupados e incluso muertos a cada paso.

Esta semana debió pronunciarse en torno de la fenomenal transferencia de recursos desde los bolsillos de los usuarios a las arcas de las distribuidoras de gas. La lógica de su secretario de Energía Javier Iguacel, la suya propia, es que como las gasìferas cobraron las facturas con un dólar que valía 20 pesos, y ahora vale casi 40, perdieron de ganar por ese margen. Y eso debía pagarlo el usuario.

Le preguntaron al Presidente qué pensaba sobre esa medida. Y él respondió, muy orondo: “Se lo aumenta porque es lo que vale”. Un detalle: jamás su gobierno quiso decir cuánto cuesta el metro cúbico de gas en boca de pozo. No se aumenta lo que vale, se incrementa lo que les da la gana a las distribuidoras, y Macri se los permite.

El jefe de Estado no sólo postula polarizar con Juan Perón al mencionar que toda calamidad data de 70 años a esta parte. Confronta con el peronismo al soslayar aquel apotegma del General que rezaba: “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”.

Macri, frente a esa definición taxativa, plantea: “Sé que cuesta, estamos pasando un momento difícil, hay que ajustarse para llegar a fin de mes. Tenemos que confirmar que estamos convencidos de que tomamos el camino correcto: el de la verdad, el de la transparencia”. Dicho de otro modo, si hay verdad, ¿qué importa el sufrimiento?

Traducir a Macri no es tarea titánica. Él dice, en realidad, que no tiene idea alguna de lo que les cuesta a millones ajustarse, que el “momento difícil” no lo alcanza, y tampoco a sus socios y amigos.

Macri, además, tuerce y retuerce el pasado: “No más mentiras, no más decirnos que las cosas pueden ser gratis y después encontrarnos que tenemos que levantar una deuda tremenda, de años”. La deuda fue generada por su gobierno, nunca “las cosas” fueron gratis, y las mentiras tienen patas cortas.

Pero tal vez la frase de Macri que más expone la distancia entre el enunciado y la realidad fue esta: “Me da bronca cómo alguien puede creer que a uno le gusta aumentar el valor de la energía o que se encapricha y, por eso, lo aumenta. Se lo aumenta porque es lo que vale”. Es tan cierto que le da bronca como que el cargo extra a las distribuidoras de sus amigos y socios fue un capricho patronal.

Y a Macri lo que le da bronca es que descubran la perversión de sus medidas, no que malinterpreten esas decisiones. Le gusta ganar dinero y hacérselo ganar a sus amigos, es parte de su goce del poder, pero vuelve a mentir, como se dijo más arriba, cuando sentencia que se aumenta “porque es lo que vale”.

Su secuaz Iguacel incursionó en la polémica justificando el tarifazo adicional para compensar a las petroleras descalificando en modo PRO: “Son los militantes que quieren meter miedo”.

El secretario de Energía añadió que las protestas sólo tienen intención política: “Los que se quejan son kirchneristas que desinforman con mentiras”. Cuando Miguel Pichetto, el massismo, y la UCR completa comenzaron a pedir su cabeza, el Gobierno y el novel funcionario se dieron cuenta de que las quejas trascendían con holgura las trincheras K y retrocedieron en chancletas, aunque algún pícaro bien calzado anunció que será el Estado quien compense a las distribuidoras de gas. O sea, todos, incluso aquellos que ni siquiera reciben gas por red y cocinan, se bañan y protegen del frío usando garrafas. En las redes sociales pululan posteos que indican: “Quiero que vuelva la mentirosa”.

La más ingeniosa propuesta, sin embargo, no surgió de las redes sociales sino del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) El think tank que dirige el ex asesor de Julio De Vido, Federico Bernal, planteó una consigna clara, y rechaza que sea el Estado quien cargue las deudas contraídas entre empresas. “La dolarización de la energía fue convalidada por las empresas. En noviembre de 2017, firmaron contratos con el precio del gas en boca de pozo en dólares y aceptaron –todo con el aval del Enargas y del Ministerio de Energía– que los nuevos cuadros tarifarios a regir a partir del mes de abril de 2018 y durante dos años, portaran el componente del precio del gas en boca de pozo en dólares”.

Por lo tanto, el especialista desafió tanto al Gobierno como a las compañías: “En todo caso, si persiste el Poder Ejecutivo en su decisión de salvar a las empresas, proponemos que se cancele la deuda con recursos de la Alianza Cambiemos, a través de un Fondo Patriótico, o se embargue a las autoridades del Enargas, máxima autoridad competente responsable de haber dolarizado el precio del gas en la tarifa”. Una nota al pie: todos los miembros del ente regulador fueron CEOs de petroleras. El zorro cuidando el gallinero. La transparencia más turbia jamás conocida.

Una pitonisa en modo stand up

Otro episodio distractivo, mientras se cuece el Presupuesto 2019, con el ministro del Interior Rogelio Frigerio negociando con diputados, senadores y gobernadores y apretando la clavijas del ajuste impuesto por el FMI, lo protagonizó la diputada nacional de Cambiemos Elisa Carrió.

La pitonisa de la Coalición Cívica, luego de tortuosos 15 días en los que sus intervenciones generaron alta tensión en el seno de la alianza Cambiemos, salió del camarín y subió al escenario dispuesta a interpretar su propio stand up.

Carrió cada vez que puede asegura que es la principal socia de Macri y se presenta como sólida garantía de gobernabilidad de la alianza que integra junto al PRO y la UCR, pero durante esas dos semanas le venía exigiendo al Presidente la renuncia del ministro de Justicia Germán Garavano.

Los motivos esgrimidos fueron menos graves que las consecuencias de no cumplir con su reclamo, porque dijo que Macri debía elegir entre la dimisión del funcionario “o caer”.

El ataque de Carrió contra Garavano fue a causa de las declaraciones del ministro, quien criticó el uso y abuso de la figura de la prisión preventiva, al tiempo que aseguró que no era bueno para la Argentina meter presos a ex presidentes.

Lilita consideró que se trataba de una defensa de la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner, y salió a pedir la cabeza de Garavano.

El jueves, luego de haber tensado la cuerda con declaraciones incendiarias y acusaciones de despidos de allegados suyos en la Afip, Carrió pidió “disculpas” a través de su cuenta en la red social twitter: “Yo no le pedí ni le voy a pedir la renuncia del ministro Garavano al Presidente. Lo que dije esta mañana fue una broma, no condiciono ni disputo autoridad”.

Las especulaciones alrededor de esta otra marcha atrás que deja la semana fueron diversas, pero una de ellas parece estar más a tono con el estilo de Cambiemos y las formas en que se resuelven determinadas internas u operaciones.

El periodista todo servicio Jorge Asís, en su cuenta de twitter, reveló lo que para su fuentes y para él mismo es el verdadero motivo del paso a modo jodita de Tinelli que ejecutó Lilita: “Si denuncia al Ministro Peruano (así denomina a Garavano), si le pide el juicio político, chau privilegios”, fustigó el Turco, quien abundó en detalles: “Desde Balcarce le enviaron un sobre. Con la lista de «gente de ella» que se quedaría en la calle. ¿Será falso? Ampliaremos”.

Lo cierto es que Carrió, no obstante, ratificó su intención de pedir la salida de Garavano y lo fundamentó en el ejercicio de su “facultad de diputada de pedir juicio político a los funcionarios establecidos por la Constitución Nacional”.

Pero la pitonisa había anunciado que el viernes presentaría el pedido en el Congreso, y sin embargo por la  tarde de ese día pontificó: “En aras de distender esta situación voy a posponer por unos días la presentación del Juicio Político que ya hemos elaborado”.

Otra punta interesante del ovillo interno de la alianza gobernante es que Macri está convencido de que Carrió quiere cargarse a su primo Ángelo Calcaterra, que conllevaría también poner en riesgo la situación penal de sus hijos, que son accionistas de Socma y podrían quedar entreverados junto al tío pícaro en l causa de las fotocopias del cuaderno de un chofer que nadie sabe adónde está.

Si nada de todo ello hubiese bastado para sostener la teoría del espejo que deforma, el empresario periodístico y periodista Jorge Fontevecchia, entrevistado por su colega Carlos Pagni, hizo pública una interesante revelación: “Tengo testimonios de empresarios que dicen que cuando empiezan a hablar les dice «pare, pare, pare» y que, en realidad, el único objetivo es que Cristina (Kirchner) vaya presa, pero nadie más”.

Acto seguido, el abogado de la ex presidenta Cristina Fernàndez de Kirchner en la causa de las fotocopias, que investiga el juez federal Claudio Bonadio solicitó a la Cámara Federal que convoque a declarar al dueño del Grupo Perfil.

Se podrá decir cualquier cosa de la coyuntura política nacional, pero nada que esté vinculado al aburrimiento o, siquiera de refilón, a la verdad.

Más notas relacionadas
Más por Horacio Çaró
  • La lengua dormida

    Yo no sé, no. El partido que estábamos jugando en la cancha de Acindar de pronto se puso p
  • EEUU: los límites de lo denunciable

    En “el país de la democracia y la libertad de expresión” los alumnos universitarios que se
  • Tiempos modernos

    La reforma laboral que procuran los hermanos Milei retrotrae las relaciones entre capital
Más en El Eslabón

Dejá un comentario

Sugerencia

La “táctica Goebbeliana”

Pocos actos tan autoritarios como utilizar el aparato de comunicación del Estado (que paga