Un tribunal absolvió este jueves por el beneficio de la duda al joven de 23 años acusado de matar a un barrabrava de Newell’s Old Boys que se había negado a asesinar a Matías “Cuatrerito” Franchetti, quien pretendía la jefatura de los paravalanchas Leprosos.
Los jueces Facundo Becerra, Ismael Manfrín y Juan Carlos Curto absolvieron a Elías Emanuel Benegas (23) por el crimen de Jonathan Rosales, asesinado a tiros el 22 de junio de 2016 luego de ser embestido por un auto cuando el joven se movía en moto con su pareja y una bebé de 8 meses.
La fiscal del caso, Mariana Prunotto, había pedido 22 años de prisión para Benegas, a quien consideró el autor material del homicidio de Rosales.
De acuerdo a la teoría fiscal, un pistolero llamado Rubén Ariel “Tubi” Segovia le había pedido a Rosales que matara a Matías “Cuatrerito” Franchetti, un joven que había cumplido condena por narcotráfico y pretendía quedarse con la jefatura de la barrabrava de Newell’s.
Según la fiscal, al negarse a cometer ese crimen Segovia junto a Benegas mataron a Rosales cuando el joven cayó a una zanja tras ser embestido por el auto que conducía “Tubi”, como consecuencia de una persecución por la zona sur.
La única testigo del crimen fue la pareja de Rosales, Brisa Ojeda, quien identificó a Segovia y Benegas como los autores del homicidio.
Durante el desarrollo del juicio oral, que se inició la semana pasada, la defensa de Benegas cuestionó a la testigo al señalar que el crimen ocurrió de noche y en un sitio “muy oscuro” que hacía imposible reconocer a los atacantes.
El tribunal que dirigió el debate decidió absolver al acusado por el beneficio de la duda, al entender que no existían pruebas irrevocables sobre la responsabilidad penal de Benegas.
La interna Leprosa
El juicio desnudó la trama de la sucesión de la barra “Leprosa” durante 2016, luego de que el antiguo líder, Diego “Panadero” Ochoa, fuera encarcelado y luego condenado como instigador del asesinato del anterior jefe de las tribunas de Newell’s, Roberto “Pimpi” Caminos, baleado en marzo de 2010 a la salida de un bar.
El “Cuatrerito” Franchetti, que buscó encaramarse en la conducción de la barrabrava, fue asesinado en la puerta del club del Parque Independencia la tarde del 7 de junio de 2016.
El Día de la Bandera pasado, un changarín y un pintor de obra fueron condenados a 8 y 19 años de prisión por el homicidio del “Cuatrerito”, para el que había sido contratado a cambio de dinero, según el fallo.
Antes, Franchetti había cumplido una condena en Portugal por su participación en la operación de tráfico de una tonelada de cocaína desde Argentina a Europa en la causa conocida como “Carbón Blanco”, en la que también fue sentenciado el fallecido dueño del club Real Arroyo Seco, Patricio Daniel Gorosito.
Segovia, por su parte, fue asesinado a “puntazos” el 24 de abril de 2018 por otros presos del Pabellón 8 de la cárcel santafesina de Coronda, donde cumplía prisión preventiva como instigador y partícipe de cuatro homicidios.
“Tubi” estaba ligado a la banda liderada en el Barrio Municipal –conocido como Pimpilandia- por Alexis Caminos, hijo de Pimpi, condenado el año pasado por un homicidio cuando era menor. Ese grupo está enfrentado a los Funes, con quien mantuvo hasta hace unos años un ardoroso conflicto armado.
El doctor
Segovia había sido detenido en octubre de 2016 al ingresar con una herida de arma al Hospital de Emergencias (Heca), donde dio otra identidad, aunque fue reconocido por los policías.
En diciembre de ese año, mientras cumplía prisión preventiva, le pidió a su abogado, el penalista Marcos Cella, que demorara una rueda de reconocimiento con Brisa Ojeda, la pareja de Rosales, quien debía tratar de identificarlo como uno de los autores del crimen.
Según las escuchas del caso, Segovia le dice a su abogado: “Amplialo para la semana que viene y yo veo si la hago desaparecer”.
El 16 de diciembre, cuatro personas se presentaron en la casa de los Ojeda, golpearon la puerta y gritaron el nombre de Brisa, pero la que salió fue su hermana Lorena (16), que cayó acribillada a balazos y murió 21 días después.
Por ese hecho fue imputado como instigador Segovia y el abogado Cella como partícipe secundario.
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