Este viernes se viene llevando a cabo “la marcha más grande de Chile”, como ha sido llamada, en contra de las políticas neoliberales del Gobierno. Autoridades de la intendencia de Santiago, donde se realiza la concentración más importante, estiman que se han reunido más de un millón de personas en las calles.

Esta nueva convocatoria tiene tres peticiones principales, según unos 70 movimientos y organizaciones sociales agrupados en la Unidad Social: “Retiro de las Fuerzas Armadas a sus cuarteles, retiro del Congreso de todas las leyes que vayan en contra del pueblo y una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente”.

A las 18:08, una hora después de iniciada la marcha, la intendencia de la capital del país informó que se contabilizaban unos 820.000 ciudadanos concentradas de manera “pacífica y familiar” en la Plaza Baquedano, en la comuna de Providencia.  

Cerca de las 20, la intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar Barahona, destacó la presencia de “cerca de un millón de personas”. Según la agencia internacional Reuters, sería esta la protesta más masiva desde el retorno de la democracia, en 1990.

En tanto, el Ejército de Chile ha decretado en horas de la tarde el séptimo toque de queda en la región Metropolitana desde que comenzó la crisis política. Regirá desde las 23.00 de este 25 de octubre (hora local), hasta las 4.00 del día 26. 

Las protestas tienen su epicentro en Santiago, pero se replican en otros distritos del país, donde también se dispuso el toque de queda para la noche. En la ciudad de Valparaíso, de acuerdo a lo informado por el diario local La Nación, el presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores, decidió suspender las actividades y ordenó desalojar el recinto, debido a la presencia de manifestantes en las inmediaciones del edificio.

El mismo medio señala que se han registrado incidentes y hay al menos dos carabineros heridos.

Las protestas comenzaron el pasado 14 de octubre, inicialmente en contra del alza del pasaje del metro. Sin embargo, el descontento social recrudeció el pasado viernes, con saqueos, enfrentamientos con la Policía, quema de autobuses y estaciones del Metro, lo que llevó a Piñera a decretar “estado de emergencia” y “toque de queda” en algunas urbes.

Si bien las primeras protestas fueron contra el incremento del boleto de transporte subterráneo –trepó de 800 a 830 pesos (1,13 a 1,17 dólares) en horas punta–, los movimientos sociales, estudiantiles y sindicales que convocaron marchas y huelgas continuaron en las calles.

Sucede que las razones del descontento social son múltiples, y tienen que ver con la creciente desigualdad en Chile y las dificultades para acceder a servicios básicos, como el agua, la educación o la salud.

Manifestantes durante las protestas en Santiago. Foto: Henry Romero | Reuters

El pasado miércoles, Piñera pidió “perdón” a la ciudadanía y anunció un paquete de medidas de “agenda social”. En sus varios intentos por detener las manifestaciones que han dejado ya 19 muertos en Chile, revirtió el alza del pasaje, aumentó el salario mínimo y las pensiones básicas, anunció la necesidad de creación de un seguro de enfermedades catastróficas, de un mecanismo que estabilice las tarifas eléctricas y de un nuevo tramo de impuestos para las grandes rentas.

A pesar de este giro del Gobierno en sus políticas, del estado de emergencia y los sucesivos toques de queda, las protestas continúan y se masifican. 

Fuentes: Nodal | RT

 

 

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