Los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos lo ignoran. Los organismos internacionales también. El pueblo de Haití también dijo basta al neoliberalismo y salió a la calle, hace ya dos meses, y está siendo masacrado, con la complicidad de la mayoría de los gobiernos del mundo. 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que pertenece a la Organización de Estados Americanos (OEA), está actuando en Chile, además de dedicarse a acosar a Venezuela, a pedido de EEUU. Pero nada dice de Haití, donde desde hace dos meses se registra una rebelión popular para sacar del gobierno al presidente Jovenel Moise, que asumió en febrero de 2017. La situación económica y el hambre creciente, producto de políticas neoliberales, junto a la corrupción, se cuentan entre los principales motivos de las protestas, que son ferozmente reprimidas 

Es muy difícil tener precisiones sobre la magnitud de la masacre que se está perpetrando en Haití. De acuerdo a un recuento realizado hace una semana por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número de muertos sería de 30. Pero los movimientos sociales y organismos de derechos humanos manejan cifras mucho mayores. 

Haití, conocido como “el país más pobre de la región” es, en realidad, en cuanto a recursos naturales, un país rico. El problema es que esos recursos son saqueados sin límites, y con total impunidad, por las corporaciones internacionales que se llevan toda la riqueza. Nada queda para la ciudadanía. El presidente Moise es apenas un empleado de los poderes fácticos, el que se encarga de entregarlo todo en el marco de un gobierno corrupto que se roba hasta la ayuda humanitaria que llega del exterior.

En Haití la minería es muy importante. Hay uranio, oro y coltán, entre otros minerales muy deseados por las potencias mundiales. 

Las movilizaciones paralizaron el país. Son diarias las protestas contra el presidente Moise, que desde marzo viene intentando, sin éxito, formar gobierno. Pero la situación se complicó todavía más desde el 16 de septiembre, cuando se agudizó la delicada situación económica y la crisis política

Los haitianos señalan la imposibilidad de “seguir viviendo de la forma en que viven”, y aunque el país ha estado atrapado durante años en ciclos de disfunción política y económica, muchos haitianos dicen que la crisis actual es peor que cualquier cosa que hayan experimentado.

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