La prueba piloto de reciclado con inclusión se puso en marcha este lunes 16 de diciembre. Se trata de una propuesta nacida de las organizaciones cartoneras y peleada en reuniones y movilizaciones desde su aprobación por el Concejo en 2017, en donde las y los cartoneros impulsan y trabajan la promoción ambiental y recolección de residuos sustentables. Es decir, pasar casa por casa, enseñarle a los vecinos y vecinas a separar y presentarle al compañero de calle que va a retirar los materiales. En un sólo día de trabajo, y aplicada en apenas unas pocas manzanas alejadas del centro, la prueba piloto logró reunir 476 kilos de material reciclable.

Mientras se escribe esta nota, el cuerpo de recicladores y recicladoras lleva apenas un día de trabajo en unas pocas manzanas en la zona norte de Rosario. Es sólo una prueba piloto pero la lucha, las expectativas y el primer resultado hacen estallar las emociones. Fueron en total quince las personas que salieron a la calle. Algunas son promotoras, otras recicladoras. Las promotoras tocan timbre y explican qué es reciclar, qué materiales sirven y cuáles no, cómo se recicla, cómo funciona el sistema que proponen. También presentan al trabajador de la calle: “Él es el compañero que va a buscar los residuos sustentables que separes”. Se rompe el estigma con los cartoneros, se avanza en políticas medioambientales, mejora la calidad de vida y salarial de trabajadores históricamente excluidos.

Foto: MTE

Para la prueba, la Municipalidad otorgó uniformes, carros, bolsones y el pago de un salario por reconocer la labor. “Tuvimos un sólo día de trabajo, el lunes, y la verdad es que los resultados son muy buenos, porque logramos recoger 476 kilos de cartón, papel, vidrios, etcétera”, explicó Victoria Clerici, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) de Rosario, uno de los principales motores de la iniciativa. “De esta forma, podemos dar cuenta de que si hay una política de promoción ambiental y de involucramiento del sector de las y los compañeros, aumenta el número de material que no llega al relleno sanitario. Pero también es mejor la compensación económica de quienes viven de eso, porque al tener materiales que el vecino y la vecina te dan, aumentás su valor agregado”.

Clerici explicó que la prueba piloto que comenzó hace apenas una semana no tiene tiempo específico de trabajo pero sí se realizará una evaluación de la cantidad de material que se junta y de la eficacia de ese trabajo. “Este es el puntapié para empezar a disputar un sistema en el cual ingresen compañeros y compañeras de toda la ciudad para, por un lado, mejorar el sistema de higiene urbana en cuanto al rescate de materiales para reciclar y que eso disminuya los que van al relleno sanitario. Y por el otro, para lograr el reconocimiento de la labor socioambiental que hacen los y las cartoneras que viven de los materiales reciclables”, dijo.

Foto: MTE
Foto: MTE

La propuesta cuenta con un plus: el visto bueno que hay en la sociedad respecto a las cuestiones medioambientales. Eso implica, por un lado, la posibilidad de continuar peleando políticas de inclusión; por el otro, la buena predisposición de vecinos y vecinas a sumarse a propuestas como ésta.  “Lo que pasa es que el tema de la basura no es uno de los temas más puestos en debate a la hora de discutir cuestiones relacionadas al ambiente. Nosotras sacamos la basura de nuestra casa, la tiramos en el tacho y nos desentendemos. Ahí mismo se corta el vínculo con ese proceso. Pero la realidad es que esa basura que generamos por la cantidad de cosas que consumimos, por la responsabilidad de las empresas a la hora de hacer determinados paquetes, va a los rellenos sanitarios que son fuentes altamente contaminantes de las napas de la tierra, de los vecinos y vecinas que viven alrededor de los rellenos”, sumó Clerici.

Parte de la solución

Miércoles 21 de junio de 2017. Mientras un grupo importante recolectoras y recolectores armaba en la plaza 25 de mayo la que se llamó la Carpa de la Dignidad, que se mantuvo de pie durante tres días, otro tanto colmaba el hall del Concejo. Ese día, el MTE, la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), el Taller Ecologista y el Grupo Obispo Angelelli (GOA) presentaron, acompañados por ocho bloques de concejales, el proyecto de ordenanza del “Servicio Público de Recuperación de Residuos Reciclables”.

El proyecto en cuestión aún duerme en los cajones de la comisión de Ecología del Palacio Vasallo. Sin embargo, en el marco de la aprobación del pliego de licitación para el “Servicio de Tratamiento de Residuos Domiciliarios y Compatibles de la Ciudad de Rosario” de ese mismo año, las organizaciones involucradas lograron que se aprobara en forma de decreto (el Nº 51.224/17, para ser exactas) “el desarrollo de una prueba piloto (a modo de transición hacia un sistema de asistencia y tratamiento de residuos sustentable e inclusivo), con incorporación de recicladores/as urbanos”.

“Nuestra evaluación en ese momento fue que logramos poner en discusión el sistema de higiene urbana y la labor socioambiental de los cartoneros, corriendo un poco el discurso del tema del animal”, recuerda Clerici.  “El único diálogo abierto hasta ese momento era respecto de los carros. La Municipalidad sólo veía a los cartoneros y cartoneras si estaban subidos arriba de un caballo, y los veía como un problema a resolver. Nosotros cambiamos el eje, señalando que los cartoneros no son un problema a resolver, sino que son parte de la solución”.

De 2017 a la puesta en marcha de la prueba piloto, la línea cronológica está marcada por la lucha para cumplir el decreto aprobado por el Concejo. De reuniones a movilizaciones, de diálogos a toma de edificios municipales, la firma se concretó en la calle y logró materializarse en más de 400 kilos de material reciclable a fin de año. “El salto cualitativo de esto esto es que pudimos poner en discusión la política de reciclado con inclusión que es por lo que peleamos y que tiene tres ejes: higiene urbana, ambiente e inclusión social. Creemos que es la forma de que efectivamente podamos tener una ciudad más sustentable, y eso implica reconocer a los compañeros y compañeras que han vivido de esto hace un montón, que lo han hecho por una cuestión de supervivencia pero que hoy son el gran sistema de gestión de reciclaje”.

Fuente: El Eslabón

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