Con la intención de defender ingresos familiares y estimular el consumo, el gobierno nacional presentó una nueva versión del plan Precios Cuidados, tras otra ronda de remarcaciones. La intervención del Estado en la economía y la resistencia de sectores poderosos a perder privilegios.

Después de recibir una inflación al borde de la híper, que aplastó ingresos en vastos sectores sociales, al punto de que muchas familias se endeudaron para poder comer y subsistir en un país productor de alimentos, el gobierno de Alberto Fernández echó mano a una herramienta de política económica para atenuar las fuertes subas en góndolas y relanzó un nuevo capítulo de Precios Cuidados. El programa, además, persigue los objetivos de despertar al aletargado consumo masivo y así reanimar la economía en su conjunto. Al mismo tiempo, el gobierno, entre primeras y segundas marcas, debe ponerse rústico y hacer marca personal a los remarcadores de siempre, especialistas en boicotear concesiones solidarias, para que estos no terminen manoteando la mayor tajada de los recursos que intenta inyectar el Estado entre las mayorías populares.    

Haciendo abuso de su posición dominante en el mercado, los grandes productores de alimentos y comercializadores le dieron otro saque a casi todos los artículos que venden antes de la llegada del nuevo Precios Cuidados. El justificativo de su voracidad fue que se había terminado el plan IVA cero que el macrismo había dispuesto para mitigar la devaluación pos Paso. Por su parte, el presidente AF les pidió a los grandes supermercados “responsabilidad social” y los acusó de obtener “ganancias desmedidas”.  

A enderezar el barco

Después de poner recursos con bonos a jubilados y beneficiarios de asignaciones y decretar aumento salarial para trabajadores del sector privado y público, el gobierno se propuso empezar a abordar el bolonqui de la inflación (congelamientos tarifarios) y los precios al consumidor, y entre otras medidas relanzó el plan Precios Cuidados, con más de 300 productos en la lista (ver página 5), nueva estética en la cartelería e inclusión de las denominadas primeras marcas en alimentos, bebidas, artículos de limpieza y perfumería.  

Los objetivos del programa son, a decir del gobierno, cuidar el bolsillo de los consumidores y tratar de evitar que unos pocos vivillos se queden con los recientes aumentos de emergencia, reanimar el consumo masivo, establecer precios de referencia, sin moldear hábitos y estructuras de consumo, muy particulares de cada familia.

Consumo responsable

Desde el gobierno hicieron foco en que el plan contempla “productos representativos de lo que hoy consume la Argentina”. Para más adelante, quizá, quede la cada vez más necesaria difusión de una cultura de consumo más responsable y más amigable con el medio ambiente, hasta alentar otros canales de compra y venta de alimentos. Pero, primero lo primero, en un país lleno de emergencias. 

Foto: Javier García Alfaro

La industria alimenticia y los grandes supermercados se comprometieron a dar marcha atrás con algunos aumentos registrados en noviembre y diciembre pasados. La rebaja promedio entre los productos que se sumaron al plan es del 8 por ciento, aunque, volvemos, los grandes súpermercados ya habían hecho su colchoncito antes de la puesta en marcha de Precios Cuidados. Si bien ya entró en vigencia, el programa en cuestión demorará unos días en tomar forma plena y expandirse a nivel nacional.  

De arranque 2.250 supermercados

En una primera etapa, los productos estarán disponibles en 2.220 supermercados de todo el país: Coto, Carrefour, Changomas, Cooperativa Obrera, Cordiez, Día, Disco, El Nene, Josimar, Jumbo, La Anónima, Libertad, Supermercados Todo, Toledo, Vea, Wal Mart, La Gallega, Supermercado La Economía, El Túnel y Arco Iris. 

Para ampliar el programa, el gobierno planea sentar a la mesa de negociación a mayoristas y “al chino de la esquina”. Sería de especial importancia que el plan también llegue a los almacenes u otros comercios de cercanía, como se denomina a la granja del rioba o del pueblo. 

Seguime Chango, seguime

El programa Precios Cuidados nació en el segundo mandato de CFK y quedó desdibujado durante los cuatro años de Cambiemos. Fue lanzado por primera vez en 2014, cuando el actual gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, estaba a cargo del Ministerio de Economía nacional acompañado por Augusto Costa (hoy ministro de Producción de la provincia de Buenos Aires) al frente de la Secretaría de Comercio Interior que hoy ocupa Paula Español.  

El gobierno actual se propone darle más visibilidad al programa. Presentó una aplicación para teléfonos celulares con información al respecto: una app gratuita con la lista completa de los 311 productos que integran la canasta, las sucursales adheridas y la opción de comparar con el precio de referencia del producto elegido. Una forma de hacer participar al consumidor en el control del cumplimiento del plan oficial, alentar la denuncia de faltantes si las hay, aunque las principales responsabilidades del acatamiento recaerán en la cadena alimenticia y el propio Estado, que se propuso hacer un seguimiento, inspeccionar e intervenir por medio de la Secretaría de Comercio.  

Las negociaciones

Casi desde el minuto uno, el gobierno de los Fernández viene negociando con empresas proveedoras de alimentos y los supermercados, siempre reticentes a perder privilegios. Primero fue la canasta navideña, básica y a precio popular, y después la discusión acalorada por la salida del esquema de IVA cero para alimentos, un impuesto coparticipable con las provincias que había eliminado la gestión saliente en algunos productos de la canasta básica: una medida aislada, contraria al programa económico neoliberal de Cambiemos, netamente electoralista, que resultó una trampa y una de las tantas bombitas que dejó la alianza rebautizada Juntos por el Cambio.  

En la primera semana de enero, cuando muchos supermercados se despacharon con incrementos de precios en artículos de la canasta básica, el gobierno del Frente de Todos presentó la lista del nuevo Precios Cuidados, en un contexto de bajo nivel de ventas y retracción del consumo masivo debido a las políticas de ajuste del macrismo, que paralizaron la industria, aumentaron la desocupación y recortaron salarios y otros ingresos. En resumen: políticas que dejaron recesión económica con alta inflación, el peor de los escenarios.  

El momento indicado

El recuperado Precios Cuidados llegó cuando las principales cadenas de supermercados y mayoristas ya habían empezado a trasladar el IVA quitado sobre catorce artículos de la canasta básica fijados por el gobierno anterior. La situación agravó la fenomenal distorsión de precios que existe desde siempre, es decir, cuando el valor de un mismo producto puede variar de un súper a otro. 

“Se había instalado una trampa con la rebaja del IVA en algunos productos de la canasta alimentaria, que en buena parte fue una medida ilegal cuestionada hasta por la Corte Suprema. Su único objetivo fue disimular el alza de la inflación que se generó a partir de agosto, con la suba del tipo de cambio”, analizó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en declaraciones radiales. Para el funcionario nacional, la inflación “es un fenómeno multicausal que hay que atacarlo con diferentes medidas. Uno de los puntos centrales es la necesidad de un acuerdo económico y social”. 

Formadores de precios, deformadores de bolsillos

Los salarios perdieron en promedio un 20 por ciento de poder adquisitivo durante los cuatro años de Macri y la inflación anual terminó en 55 por ciento, más del doble del nivel de 2015. Frente a semejante descalabro, el Frente de Todos propuso a su llegada un gran acuerdo de precios y salarios entre empresarios y trabajadores. Empezó a poner algo de plata entre los sectores más castigados por el ajuste macrista. Empezó a ordenar y a tranquilizar. Aplicó políticas redistributivas, a favor de los que menos tienen, aunque el desvarío emocional de algunos, la miopía malintencionada de otros y el periodismo de guerra hagan ver que estas medidas son “continuidad del ajuste” que aplicaron Cambiemos y el FMI. Este gobierno habla de solidaridad, el anterior hablaba de meritocracia. Este habla de cuidar el bolsillo, el otro acható el poder adquisitivo. Este busca domar los precios, el otro domaba reposeras. Cuestiones simples, pero que hacen la diferencia. 

Por otro Estado

Todas las medidas que el Frente de Todos tomó durante su primer mes de gobierno tienen la misma orientación, a contramano del camino emprendido por el macrismo y su gran recesión: pretenden crecimiento económico con inclusión social, darle al salario y a los ingresos un rol destacado, buscan incentivar el consumo popular y hacer notar la presencia de un Estado administrador, regulador, participativo, más grande. No resulta sencillo, hay resistencias, los retrocesos fueron muy fuertes y severos. Y al cambiar esa orientación de política económica vuelve con fuerza lo que se conoce como tensión o puja distributiva.   

Mientras unos pocos formadores de precios deforman los bolsillos de todos, la oposición critica el nuevo Precios Cuidados por incluir en el listado bebidas alcohólicas y la Coca Cola. Sigan participando. Está claro que algunos empresarios del sector buscan mantener rentabilidad a cualquier precio y la palabra solidaridad les resbala. Pese a sentarse a la mesa que impulsa el presidente AF para concretar el tan mentado pacto social y poner cara de “comprometidos con la realidad”, lo único que les interesa es mantener ventajas y el lucro incesante, a costillas de la clientela y en desmedro de pequeños productores.  

El diálogo y el consenso están re bien, la solidaridad y la unidad ni hablar, pero la intervención del Estado en la economía debería imponer condiciones más justas, tratar de modificar las reglas del juego de ser necesario y a veces apretar un poquito más el torniquete donde haya que apretarlo. Ah, sí, claro: desde una silla frente a una compu parece fácil, como el comentario desde la platea o el sillón frente a la pantalla que transmite el partido, pero las condiciones internas y externas, el desastre que dejó Cambiemos, las relaciones de fuerza, a veces dan estrecho margen de maniobra. No es fácil, es difícil, tan difícil como ir de compras y que no te acuesten.

El Superchango digital controlará desde el celu

El Ministerio de Desarrollo Productivo, junto al relanzamiento de los Precios Cuidados, dispuso de una aplicación digital con la que se podrá consultar la lista completa de los 311 productos, los supermercados adheridos y comparar con el precio de referencia del producto elegido.

Foto: Manuel Costa

En principio se necesita un celular con sistema Android; la aplicación podrá descargarse en el buscador del Google Play. Aparecerá la posibilidad de elegir los supermercados más cercanos, buscar el producto por su marca o escanear su código de barras. Además, el sistema permite verificar la disponibilidad del producto y, si hay alguna irregularidad, informar al respecto a través de un formulario.

No es guía de alimentación, sí de productos masivos

Ante las primeras críticas de opositores, en especial de los grandes medios de comunicación, entre otras cosas ante la inclusión en la lista de jugos y gaseosas azucaradas como Coca Cola y bebidas alcohólicas, entre otros alimentos “pocos saludables”, el ministro de Producción y responsable del plan, Matías Kulfas, explicó: “La canasta busca reflejar un promedio de lo que es el consumo de los hogares argentinos y muchos hogares consumen ese tipo de bebidas”.

“No estamos pensando en penalizar consumos, pensamos en cuidar los precios. De más está decir que hay que hacerlo con moderación. Lo que buscamos es que los hogares que acceden a los consumos de alimentos, bebidas y perfumería lo hagan con precios razonables, de referencia”, agregó en diálogo con radio Mitre.

En tanto, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, sostuvo:“Iremos incorporando otras variedades, pero no podemos definir lo que consumen o no los argentinos, porque además no es el objetivo del programa: necesitamos saber cuánto valen las cosas”, explicó en declaraciones radiales.

Pero aunque los funcionarios aclararon con simple lógica que se trata de una medida económica y no de salud pública, que no es un plan alimentario sino para el control de la inflación, los medios opositores se lanzaron a la búsqueda frenética de nutricionistas, diabetólogos y obesólogos para que hablen de los peligros en la dieta de grasas, dulces y proteínas, de las recomendaciones alimentarias de la Organización Mundial de la Salud y  en fin, de todo aquello que pueda distraer la atención del objetivo principal del programa que es ofrecer información de precios para cuidar el bolsillo de los consumidores.

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