“Teníamos programada una actividad para el fin de semana pasado; íbamos a hacer una olla popular para mostrarle a la gente y a los vecinos de la zona de las ferias nuestra situación y nuestros reclamos, pero el sábado la Guardia Urbana (GUM) salió de cacería”, estas son las primeras palabras del relato del artista callejero Diego Soria, de 30 años, quien además de ser malabarista es artesano del Parque España.

A Diego le dicen El Uruguayo y no caben dudas que vino del país hermano: su sereno y cálido trato al conversar dan cuenta de sus orígenes. En 2001 se instaló en el país. “Argentina es el sueño sudamericano; así como está el dicho «del que se fue a hacer la América», nosotros, los uruguayos, los peruanos, los bolivianos, vemos a la Argentina como el país de las oportunidades”, explica Diego al narrar sobre sus proyectos de vida. Y agrega: “Yo me enamoré de la Argentina cuando vi que en la crisis de 2001 el pueblo salió adelante luchando”.

Diego Soria es artesano y fue detenido por la GUM.

Desde hace diez años aproximadamente, El Uruguayo trabaja con sus manos sobre la alpaca, los metales y las piedras preciosas. Su voz, del otro lado del teléfono, cuando conversó con El Eslabón, estaba acompañada por la voz de su pequeña hija y de su compañera Araceli, también artesana. Ellxs viven en barrio Belgrano, se manejan en bici para achicar costos y la pelean todos los días para llegar a casa, al menos, con un bolsón de comida.

Diego tiene moretones en su cuerpo, fuertes dolores de cabeza y por momentos siente mareos. Todo esto que sobrelleva fue producto de una brutal agresión que recibió el sábado 18 de julio en la zona de Italia y el Río. “Cuando estaba llegando a la zona de la feria fui increpado por 3 personas de la GUM y un policía vestido de negro y sin identificación. En los videos se ve cómo me golpearon en la cabeza y cómo me hacían presión en el cuello contra el asfalto de la calle”, detalla. Y continúa: “Me detuvieron en la seccional 2ª y allí estuve dos horas aproximadamente esposado”.

El relato de Diego demuestra con claridad que el actuar de las fuerzas policiales sigue siendo abusivo y sumamente injusto. Y que bajo esos riesgos se encuentran intentando trabajar tanto los y las artesanas, manteros/as, feriantes, como artistas callejeros. Pero, tal como sostiene él, y lo dejan en claro las ollas populares y las movilizaciones, ni la represalia ni la pandemia van a frenar la organización y el reclamo del sector por poder trabajar y llevar una moneda a su casa.

Shoppings sí, ferias no

Exigen explicaciones por el accionar de la GUM y la Policía contra artesanos

Feriar en pandemia

Luciana Larosa es artesana de la Feria del Bulevar. Actualmente hace juguetes didácticos de madera. Su marca se llama Pájaro Loco, y trabaja en la feria desde hace 4 años. Hoy, al no poder exhibir sus trabajos en el puesto con normalidad –y más allá de lo que logra promocionar a través de las redes virtualeseste espacio es su único medio de ingreso económico.

“Cuando arrancó la pandemia teníamos muchos compañeros y compañeras en situación económica muy crítica. Entonces, decidimos armar una red para juntar alimentos que fuimos repartiendo en bolsones”, describe Luciana, para explicar cómo fueron generando la contención y asistencia que el municipio no pudo garantizar hasta el momento.

Inicialmente, el colectivo de feriantes, manteros, músicos y músicas callejeras e integrantes del espacio autónomo y autogestivo de las Tres Ecologías, encabezó una colecta voluntaria de donación de productos alimentarios y un sistema de venta de rifas solidarias. Al mismo tiempo, y a prepotencia de trabajo, lograron ingresar en las listas de las cajas de alimentos que entrega la Municipalidad a diversos sectores.

Pero esto es un mero paliativo, ya que suele ser cada 15 días y con provisiones muy básicas que no llegan a cubrir las necesidades.

Por otra parte, Roberto García, de la cooperativa Mercado Solidario (uno de los espacios autónomos y autogestivos que forman parte del Almacén de las Tres Ecologías) explica con preocupación que este este año directamente no pudieron trabajar. “Es muy grave. Algunas de las organizaciones de la Red de Comercio Justo del Litoral tenemos otros sistemas de comercialización, como por ejemplo El Trocadero. Hemos inventado esto de que «El Trocadero va hasta tu casa», también tenemos el reparto en la zona de la Ruta 18. Allí participamos desde las asambleas de Pueblos Fumigados y realmente existe gente que está interesada en consumir de otra manera; pero hay muchos compañeros y compañeras vinculadas a otras ferias que solamente van a las Tres Ecologías”, detalla García.

Nueva movilización de artesanos al municipio

Anuncios y amenazas

El panorama desde el 20 de marzo pasado se fue recrudeciendo para este sector porque al mismo tiempo que Rosario fue entrando en su fase de nueva normalidad, y que se crearon los nuevos horarios comerciales, “la Municipalidad continuó con todas sus propias ferias cerradas y le prohibió trabajar a todas las autogestivas independientes”, afirma Roberto García. Es decir, quedaron sin poder desplegar sus puestos La Feria de La Diversidad, la del parque de Las Colectividades, la Retro, la del Bulevar Oroño y la del Mercado de Pulgas del Bajo, que es una de las más legendarias y antiguas que tiene Rosario.
“¡Volvemos el domingo 21 de junio, de 10 a 17!”, anunciaba La Feria del Bulevar en su Facebook. A partir de allí, los trabajadores pudieron ir reactivando sus puestos con las medidas de seguridad e higiene que lograron establecer de manera autogestionada. Sin embargo, un mes después, la siguiente publicación del 19 de julio fue: “Este domingo nos suspenden. Somos el único sector suspendido para este fin de semana”.

“Hasta el viernes 17 de julio a la tarde no tuvimos ninguna notificación oficial; no recibimos ningún papel por escrito donde nos informaran seriamente sobre la resolución de cese de actividades para las ferias”, explica Luciana. Y agrega: “El viernes a la mañana salió Javkin a decir públicamente a toda la sociedad, en los medios televisivos «que todo iba a continuar funcionando como siempre»”.

El fin de semana previo al festejo del Día del Amigo, era una pequeña gran oportunidad, ya que las ventas hubiesen podido verse incrementadas por los consumidores asiduos de las ferias. Pero esa chance se perdió.

Larosa afirma que, mediante una delegada de Interferia, la Municipalidad comunicó, de un momento a otro, la suspensión de las actividades feriantes. Con esta forma de actuar, los y las trabajadoras se quedaron sin margen para reorganizarse, ya que el anuncio se dio con aseguran muchísimas desprolijidades en sus canales de comunicación. “Nos enviaron un escaneo de muy mala calidad visual donde no se alcanza a leer bien el aviso que determinaba la prohibición de abrir los puestos durante el fin de semana. Incluso llegamos a dudar que fuera oficial porque parecía un papel trucho”, describe. Y suma: “Además, nos amenazaron diciendo que «de exhibir la mercadería procederían a decomisarla»”. “Eso no fue un anuncio, fue una cruda y llana orden de amenaza”, destaca la feriante.

“Esto fue una trampa: el gobierno municipal miente al decir que ellos consensuaron esta medida”, suma Roberto García. 

Protesta de artesanos afectados por el cese de actividades

Ni paños fríos

Durante el domingo pasado, a medida que el sol empujaba muchas nubes, el parque –a la altura de los Silos– se fue poblando de familias y grupos de amigos/as que salieron a aprovechar el permiso para tener ese ratito de caminatas recreativas. Los círculos blancos tatuados en el césped cerca del mediodía ya se mostraban un tanto desbordados. ¿Y los barbijos? Ahí andaban, bastantes relajados. Hoy, si no están puestos como corresponde, implica una multa.

Algo turbio rondaba en el horizonte: tal vez una mezcla de neblina con humedad, o una bruma que anticipaba la desigualdad. “Acá el problema de fondo es que no se está promoviendo la distancia social como protección Covid 19, sino que lo que se está provocando es mantener la distancia social entre los que pueden disfrutar del privilegio de estar libres, sentados en los bares frente al río, de los que no pueden subsistir con su trabajo en la feria”, apunta Roberto.

En el emblemático camino de artesanos que bordea el parque, por  Rivadavia y Oroño, se observaba que los cartones y el papel madera, comúnmente utilizados para envolver mercadería, fueron empleados para visibilizar varias consignas. “(Pablo) Javkin, Federico Valentini (Subsecretario de Cultura), Ramón Medina (Jefe de la GUM), responsables de la represión al compañero Diego Soria”, versaban con tipografía de mano alzada algunos de los afiches dispuestos sobre los paños y mantas vacías de artesanías.

Otras frases se pintaron sobre papeles afiches de estridentes colores: “#BastaDeViolenciaPolicial #AyudaSocialYa”, “En 90 días ni un plan de emergencia para artesanos y artistas callejeros”, “Federico Valentini y Carina Cabo, renuncien, represores”, “Bares, negocios y shopping abiertos. ¡¡Las ferias no!!”, “Lo único que está prohibido en Rosario es el arte”.

De fondo, la escenografía era muy contrastante. Por un lado: los bares de la costanera central estaban repletos, como por ejemplo Río mío, que tenía un caudal de mesas colmadas. Y por el otro, se sentía el calor de las ollas populares que cocinaban entre artesanos/as y trabajadores del Mercado Solidario.
La banda sonora que acompañó estuvo a cargo de distintos músicos/as callejeros para darle voz fuerte a los reclamos que compartieron desde el comunicado de prensa difundido por Artesanos Autoconvocados, Asamblea de Artistas, Callejeres Rosario, MUR (Musicxs Unidos Rosario) y Acmi (Asociación Civil de Músicos Independientes): “Otorgamiento de subsidios hasta el reinicio normal de las actividades, tarjeta alimentaria, habilitación de nuestras actividades laborales al aire libre con el protocolo de higiene y aislamiento… y repudio a la represión que sufrieron los/las trabajadores de la cultura”.

“La cuarentena no justifica la violencia del Estado”, encabeza el comunicado de prensa, a lo que Roberto agrega: “Acá el problema es la desigualdad, por eso la distancia social no deber ser la que nos separe cada vez más a los que tenemos que vivir del laburo, de los que disfrutan de sus privilegios”.

Es importante destacar que en estos espacios no existe la figura de un sindicato. “Pertenecemos a un sistema que está controlado, regulado y fiscalizado por Cultura del municipio. Estamos anotados en Ferias Muy Rosarinas y frente a esta situación grave de pandemia, el gobierno debería brindarnos la asistencia, pero hasta el momento no se está dando nada de esto”, explica Lorena, de la Feria del Bulevar. Y opina: “Es muy sencillo: con nosotros el municipio no recauda, al no pagar API, TGI y los impuestos (que sí deben abonar los grandes comercios, bares y shoppings), entonces no tenemos ley que nos ampare, no tenemos peso, no recaudan. Entonces, ¿para qué nos quieren? Por eso nos cierran, nos prohíben trabajar porque les resulta más fácil así achicar sus costos”.

Diego, Roberto y Luciana coinciden en que lo que los mantienen firmes en este contexto complejo, es la unión que están forjando como compañeros/as trabajadores de la cultura popular de Rosario y el apoyo de la sociedad, de vecinos/as que se acercaron el domingo pasado para solidarizarse durante la actividad. Con mucho respeto, preocupación e intentando mantener el distanciamiento los puestos eran foco de atención para quienes salieron a caminar por los verdes la gente frenaba, tomaba algunas fotos, intercambiaban algunas palabras y soltaban aplausos para los músicos/as que encendieron sus amplificadores.

Por su puesto que el operativo de control de la Guardia Urbana y la Policía se desplegó en su “tarea de control”. “Se metieron entre las ollas, nos vinieron a revisar, pero no nos sacaron nada, porque no armamos ningún puesto. Cumplimos con ese pedido bajo amenaza de no exhibir nuestros productos”, narra Luciana con convicción y paciencia, después de un domingo cargado de intervenciones.

Fuente: El Eslabón

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