El 24 de marzo de 1976 el golpe de Estado instaló en el poder a una dictadura cívico-militar, que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional, y se caracterizó por implementar un plan sistemático de terrorismo de Estado. Ocurriendo la desaparición, asesinato, torturas, encarcelación ilegal de 30.000 personas: estudiantes, trabajadores, entre otras personas; 500 niños y bebés fueron apropiados, y hubo exilios forzados. Se dieron robo de bienes.
El país estaba bajo el control de la Junta Militar, encabezada por Jorge Rafael Videla. Se implementaron el Estado de sitio, la ley marcial, y se estableció el patrullaje militar en todas las ciudades. Desaparecieron los derechos y las libertades.
Los secuestrados eran llevados a centros clandestinos de exterminio. Hasta junio de 2019, de esos 500 bebés y niños apropiados sólo recuperaron su identidad 130 de ellos.
Lo contado aquí atravesó a familias, amigos, ideales, pensamientos y libertades… Libertades que se perdieron, libertades que se oscurecieron tras el miedo y la impunidad.
Lo acontecido en aquella época va más allá de la anécdota histórica. Se hace carne en el dolor, en la injusticia, en el irrespeto de la expresión y manifestación de esos hombres y mujeres que dejaron sus vidas por un ideal… familias destrozadas, hijos sin verdadera identidad, muertes sin sentido en manos de quienes debían cuidar de los ciudadanos.
En mi cabeza replica una frase repetida pero sentida: Nunca Más… Nunca Más el poder a quienes no saben respetar la vida humana, a quienes no saben respetar la libertad de manifestarse por lo que se cree… Nunca Más un dolor que caló tan hondo en todos los argentinos.
(*)Tiziano tiene 15 años y es estudiante de 4° año de la Escuela Técnica N° 459 de Pérez.