Las primeras encuestas daban una ventaja de 20 puntos en favor del candidato de izquierda, Pedro Castillo. Pero el establishment puso todos sus recursos simbólicos y económicos para apoyar a Keiko Fujimori, que logró achicar la diferencia.
Las campañas de manipulación y noticias falsas de la derecha no pretenden innovar. Por el contrario: un mismo libreto se reitera en toda la región. Se machaca siempre con lo mismo, como un delirio maníaco. En el marco de la campaña electoral para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo en Perú, los medios corporativos insistieron con la fórmula de la demonización de uno de los candidatos. “Comunista”, “terrorista”, “Perú va a ser como Venezuela”, “Peligra la propiedad privada”, entre otras, fueron consignas que se escucharon hasta el hartazgo en la campaña de miedo y desgaste en contra del candidato de izquierda Pedro Castillo, y en beneficio de la candidata de derecha, Keiko Fujimori.
Los poderes fácticos hubieran querido un candidato o candidata menos impresentable, con un pasado menos oscuro y sin problemas con la Justicia. Pero como ocurrió en Brasil, la derecha regional se tiene que conformar con lo que hay: Keiko enfrenta un proceso judicial por lavado de dinero, organización criminal y obstrucción a la justicia. Los intereses económicos están primero y la hija de quien fuera presidente y luego dictador de Perú resulta la elegida de los poderes fácticos porque va a trabajar para ellos.
Entre 1990 y 2000, Perú pasó por la pesadilla fujimorista, que combinó periodos constitucionales con autogolpes y maniobras ilegítimas para mantenerse en el poder, contando con el apoyo de una parte del electorado. Alberto Fujimori está preso en el penal de Barbadillo tras ser condenado por delitos de lesa humanidad, innumerables violaciones a los derechos humanos, corrupción, peculado y usurpación de funciones, entre otros cargos.
En la primera vuelta de las elecciones triunfó Pedro Castillo (Patria Libre), con el 19,08 por ciento de los votos, y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) ocupó el segundo lugar con el 13,3 por ciento.
Las primeras encuestas daban al candidato de izquierda una ventaja de veinte puntos. Pero luego se puso en marcha la campaña contra Castillo, y dio sus frutos.
A fines de abril, un sondeo de opinión le daba mayor intención de voto al candidato de Castillo con un 42 por ciento, contra el 31 por ciento de Keiko. Por entonces, un 16 por ciento respondió que no apoyará a ninguno de los dos y un 11 por ciento señaló que todavía no ha decidido su voto. O sea que había un 27 por ciento de votos no definidos.
La derecha se lanzó en picada sobre esos votos no definidos, y los porcentajes cambiaron: hoy la diferencia a favor de Castillo, según una encuesta, ya no es de 20 puntos sino apenas de 2.
De acuerdo a una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Castillo alcanza 40,3 por ciento y Keiko 38,3 por ciento. Hace una semana, el IEP ponía al candidato que propone cambiar el modelo neoliberal diez puntos arriba: 44,8 contra 34,4 por ciento. Hace dos meses, al inicio de la campaña de esta segunda vuelta, esa ventaja llegó a ser de veinte puntos.
Otro sondeo, de Ipsos, le da a Castillo la misma ventaja de dos puntos, 45,1 contra 43,1 por ciento. Una semana atrás, daba 45 contra 40,7 por ciento, siempre a favor del candidato de la izquierda.
Tras el último debate entre los candidatos, Castillo cerró el lunes 31 su paso por Arequipa con un mitin en la plaza de Armas, según informó el diario peruano La república. “Estamos en el mejor momento para recuperar la patria”, manifestó a manera de invocación a sus electores y enseguida hizo referencias a las acusaciones de que sus propuestas llevarían a la debacle económica al país.
“Basta de zancadillas, el pueblo es inteligente, se acabaron las patrañas y mentiras, el terruqueo económico; mañana seguro suben el dólar y el pan. Esta semana va a haber un alza de costos, de precios para decir que es porque Pedro Castillo va a llegar al gobierno”, exclamó.
El domingo, al inicio del debate, la candidata Keiko Fujimori arrancó mostrando una piedra que, según ella, los simpatizantes de Perú Libre lanzaron a sus seguidores, señala el diario peruano.
Castillo recién le dijo que su partido está pensando en el futuro del país y que, si hay algún rechazo hacia su contendora, es porque “ha cosechado lo que ha sembrado”. “El rechazo natural en un país no es reciente, es histórico”, expresó.
El candidato de izquierda reiteró hasta el cansancio que respetará la propiedad privada y el ahorro de los ciudadanos. También insistió en su respaldo al impulso de una nueva Constitución política, si es que el pueblo así lo quiere.
“Si traiciono al pueblo, inmediatamente el pueblo tiene toda la facultad y el derecho de sacarme”, dijo Castillo. “Usted es la jefa de una red criminal”, le espetó Castillo a Keiko en el último debate.
La embestida mediática a favor de Keiko se basó en demonizar a Castillo y asegurar si gana Castillo todos los males existentes y por existir azotarán al país. “El covid no se soluciona con comunismo, con lucha de clases”, dijo la candidata de derecha en el debate, que suele agitar el fantasma de una “dictadura comunista” si gana su rival.
Para que no queden dudas de que la derecha regional comparte los mismos proyectos y los mismos métodos de manipulación, reclutó para esta campaña al venezolano Leopoldo López, al que trajo a Lima para que dispare contra Castillo. La amenaza del “chavismo” no podía estar ausente, forma parte del libreto y López jugó con eso.
El abogado peruano y defensor de los derechos humanos, Ernesto de la Jara, publicó en La República una nota titulada “Historia siniestra del fujimorismo” en la que repasa aquella pesadilla:
“Nunca votaría por el regreso del fujimorismo. Como parte del movimiento de DDHH, vi cómo en 1991 crearon el grupo asesino Colina para realizar matanzas como Barrios Altos, Cantuta, el Santa, Paramonga, del periodista Yauri y muchas más. Fujimori le envió una carta de felicitación. Las esterilizaciones forzadas se denunciaron desde que comenzaron, pero siguieron. La impunidad se impuso a partir de la ley de amnistía que dieron en 1996, la que Fujimori pretendió extender hasta el 2000 e incluir a los militares acusados de narcotráfico. En corrupción vimos pasar los casos de ropa donada, tráfico de armas para la FARC, compras de equipos obsoletos durante el conflicto con el Ecuador, venta de empresas públicas, Caja de Pensiones Militar Policial, etc. Golpe del 5 de abril, toma del Congreso, PJ, Sistema electoral, Fiscalía, medios de comunicación, prensa chicha, fraude para quedarse y fuga. Y Keiko, convertida en primera dama, sin importarle las denuncias de su madre, beneficiándose, quien sigue diciendo que fue nuestro mejor presidente. En el 2016 salieron a luz sus relaciones con Joaquín Ramírez, investigado por la DEA, quien contó que ella le había dado 15 millones de dólares para ser lavados, según El Comercio. Año en el que se temía que el fujimorismo nos convirtiera en un narcoestado. Quince magistrados, entre jueces y fiscales, concluyeron que había «elementos de convicción» de que recibió plata de Odebrecht y de otros delitos. Varios empresarios confesaron que le habían dado millones de dólares en efectivo. No quiso reconocer el triunfo de Pedro Pablo Kuczynski, e hizo ingobernable el país como mandamás de la gran mayoría del Congreso disuelto, además de blindar a pillos. Ahora nos presenta un equipo de gobierno lleno de prontuariados, oportunistas, irresponsables y renegados, haciendo una campaña millonaria basada en la manipulación del terror, respaldada por casi todos los medios y manipulando redes. Votar por ella sería traicionarme”.
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