El Banco de Alimentos Rosario, cuyo rol fue clave para garantizar comida en los hogares durante la pandemia y que provee a más de trescientas organizaciones sociales, trabaja sobre dos proyectos de ley para fomentar la donación por parte de las empresas.

Desde hace once años, el Banco de Alimentos Rosario (BAR) sostiene con alimentos aptos para consumo pero no para la venta a comedores y merenderos de la ciudad y hasta tiene lista de espera de organizaciones sociales. En la pandemia cumplieron un rol fundamental cuando los tres niveles del Estado lo eligieron para articular la asistencia de modo que “en ningún hogar faltó un plato de comida”. Cada año realizan una cena para visibilizar necesidades, obtener recursos y apoyo, y en esta ocasión presentaron un proyecto de ley para que donar alimentos dé más beneficio que tirarlos.

Después de tres años de interrupción por la pandemia, la cena anual se realizó el pasado 26 de agosto, con un eje inquietante que convirtieron en consigna: Una noche SIN desperdicio, y que reflejaron en una ingeniosa escenografía: una columna de ocho metros de basura recuperada del relleno sanitario, para dimensionar que se tira un kilo de alimento por persona al día. Del encuentro, con más de mil asistentes, también participaron autoridades, funcionarios, voluntarios y organizaciones sociales. 

“El Banco de Alimentos de Rosario fue pieza fundamental de la mayor estrategia de distribución de alimentos en la historia de la provincia de Santa Fe”, dijo en esta ocasión el gobernador Omar Perotti. Y explicó que, sólo en ese período, hubo que generar más de cinco toneladas de alimentos en compras, abastecimiento y distribución, casa por casa, en lo que fue una exitosa articulación público-privada que debe continuar y replicarse en todo el país.

La cena anual, además de capitalizar recursos y adhesiones, también le permitió al BAR presentar en sociedad dos proyectos de ley en los que están trabajando junto a la Universidad Católica Argentina (UCA), con amplio trabajo en el tema de pobreza, y que generan grandes expectativas porque les permitiría ampliar su llegada a quienes más lo necesitan. Se trata de un beneficio fiscal para las empresas donantes de alimentos y de la iniciativa que propicia un doble etiquetado, es decir, que incluya fecha de vencimiento para la venta y otra fecha límite para el consumo. 

Solidaridad consolidada

“Somos una organización social sin fines de lucro, apartidaria y no confesional, fundada en 2011, con la misión de recuperar alimentos y entregarlos a organizaciones sociales”, explicó a modo de carta de presentación su presidente Fernando Cáceres. Contó que llevan 11 años recuperando alimentos que no tienen valor comercial pero que son aptos para el consumo, en un compromiso que lograron sostener en el tiempo. La entidad integra una red nacional de Bancos de Alimentos. 

“Nuestra actividad principal es recuperar alimentos que son aptos para consumo pero no para la venta. Estamos atendiendo a 330 organizaciones sociales a través de las cuales llegamos a más de 82 mil personas y tenemos 500 organizaciones en lista de espera”, detalló Cáceres. Y dijo que los once años de trabajo voluntario sin interrupción los encuentran con “mucho desafío por delante” . 

Cuando llegó la pandemia contaban con una aceitada estructura de asistencia y voluntarios, lo que los convirtió en el vehículo privilegiado a través del cual se canalizó la ayuda oficial y privada. “Pusimos a disposición nuestra campaña «Contagiemos Solidaridad», se sumaron la provincia, la municipalidad, el Concejo y muchos empresarios, y permitió entregar toneladas de alimentos a 1.650 organizaciones”, explicó Cáceres, y agregó que se realizó sin color partidario: “Fueron rosarinos ayudando a rosarinos”.

“Si bien nos sentimos orgullosos de haberlo hecho, eso no es lo nuestro. Lo nuestro es recuperar alimentos, enseñarle a las organizaciones a generar sus recursos y queremos volver un poco a estas raíces”, comentó. Y dijo que en lo inmediato están trabajando en los dos proyectos de ley señalados, doble etiquetado y beneficio fiscal para empresas que donen en lugar de descartar alimentos. “Entendemos que con estas leyes estaríamos consiguiendo mayor cantidad de donaciones y podríamos asistir a las organizaciones que están en lista de espera”, enfatizó.

“La Universidad Nacional de Rosario (UNR) se puso a disposición para la presentación de los proyectos en los que estamos trabajando. Queremos que ingrese al Congreso directamente por medio del Banco de Alimentos y las universidades, para que no haya partidos o bloques que puedan generar alguna mezquindad en su tratamiento. Sería miserable usar banderas partidarias cuando seis de cada diez chicos no tienen para comer”, enfatizó. 

Según Cáceres, el BAR entrega alimentos a organizaciones sociales como comedores, merenderos y ollas barriales, pero también a clubes o parroquias, de acuerdo al servicio que dan y a la cantidad de gente que asisten. En la actualidad tienen 500 organizaciones en lista de espera.

“Para incorporarlas necesitamos tener más mercadería, esto se logra con más donación por parte de las empresas y para eso ayudaría mucho tener leyes que incentiven a donar. Hoy es más barato tirar la comida que donarla”, explicó. Y dijo que el proyecto que impulsan propone que al menos se equipare el beneficio fiscal ya que quien tira comida lo tiene y quien dona, no. 

A modo de ejemplo, contó que la empresa que tira comida puede tomar el total del costo de la mercadería y pasarlo a gasto, es decir que el total lo puede deducir de ganancias, mientras que la donación tiene un tope, únicamente el 5 por ciento de las utilidades de la empresa pueden deducirse de ganancias. “Uno de nuestros proyectos apunta a modificar esta situación, en el mundo está penado tirar comida, quien lo hace no sólo no tiene beneficio fiscal sino que tiene multa por hacerlo, pero acá nosotros los premiamos”, comentó. 

Los orígenes

El Banco de Alimentos Rosario nació “como nacen todas las buenas ideas, en un grupo de amigos al que le preocupan los otros y quieren hacer algo por ellos. Así comenzó esto hace 11 años, con sus primeros presidentes, Hugo Vázquez y Matías Galíndez. Después se fue sumando gente, lo más importante es que el BAR es un activo de Rosario, no de nadie y es un activo que enorgullece porque contribuye a la paz social, recupera alimentos, que vuelve a nuestras raíces cuando nos decían que la comida no se tira”, describió.

“Pero lo principal es que el BAR le da a los más vulnerables una esperanza y les hace conocer sus derechos”, explicó Cáceres y comentó que en la actualidad cuentan con 14 empleados que sostienen con los recursos que obtienen a través de las actividades que organizan, como la cena. Pero además realizan torneos, tienen adherentes y empresas que los acompañan durante todo el año y son convocados como beneficiarios de distintas actividades. Así, serán beneficiarios de las entradas de la Muestra Náutica que se realizará frente al Monumento a la Bandera, del jueves 1 al domingo 4 de septiembre. “Es una de las más importantes del país, este año incluirá excursiones en gomones por el río. Es importante que vayan, es un modo de ayudarnos”, enfatizó. 

“Se puede contribuir de muchas maneras, cualquier persona puede donar mensualmente un monto mínimo con su tarjeta, o puede sumarse como voluntario, que no significa una carga horaria tremenda, puede elegir en cuál de nuestras actividades quiere participar. Siempre tratamos de que quien quiera ayudar encuentre su lugar dentro del Banco de Alimentos”, reseñó. Y dijo que los voluntarios varían según los proyectos que se activan. Por ejemplo, en los Gondolazos −recepción de donación en supermercados− participan unas 1.200 personas. 

Entre las actividades está la puesta en marcha de una unidad de procesamiento de alimentos para dar mayor vida útil a las frutas y verduras, a cuya obra civil están abocados en la actualidad. Entre las iniciativas que los entusiasman está una prueba piloto que realizarán en las próximas semanas en el barrio Ludueña, articulando organizaciones sociales, clubes y deportes, “entendemos que el club debe dar un servicio a la sociedad, y cada chico que está en el club no está en la calle y es un chico que ganamos”. 

El BAR se encuentra ubicado en Carriego 360, Rosario, una amplia sede donde de lunes a viernes, de 8 a 17 horas, clasifican y organizan los alimentos que donan las empresas, antes de distribuirlos.

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