Sobre el final de la campaña provincial, Pullaro dejó la paloma por el halcón y se acerca al león. Perotti se centra en su lista y, con inusitada demora, abre la billetera (Santa Fe). No se olviden de Granata.

Sin la presencia libertaria en las elecciones generales santafesinas convocadas para el 10 de septiembre –aunque su fantasma haya sido convocado por un candidato local de otra fuerza–, las coaliciones políticas que siguen en carrera transitan la última semana de campaña enfocada en “lo suyo”, que como consecuencia del resultado de las Paso provinciales pareciera ser la segmentación de las expectativas en las categorías gobernador y diputados. Distinta es la historia en la pelea por la intendencia rosarina, las bancas en los Concejos, las presidencias comunales y las senadurías departamentales. El ex progresista Maximiliano Pullaro transitó en pocos días de la “paloma” Horacio Rodríguez Larreta al “halcón” Patricia Bullrich, para tenderse a sí mismo un puente hacia Javier Milei, por las dudas que la Pato no vuele lo suficiente como para arribar al balotaje el 22 de octubre. El gobernador Omar Perotti se acercó apenas un poquito a “su” postulante Marcelo Lewandowski, quien apenas insinúa alguna tentativa de confrontación con Pullaro, sin mencionarlo, cuando recuerda que “se cerraron comisarías”, y mantiene el discurso productivista de la Casa Gris, con algún acento en el papel del Estado. Lo cual, en este contexto, no es poco. El actual mandatario y cabeza de la lista de Diputados, en tanto, trazó como estrategia para los comicios generales la de ser la nómina más votada, para quedarse con 28 de los 50 escaños en juego en la Cámara baja. Cree que, perdida la batalla principal, allí existe la posibilidad de conducir la trinchera desde la cual rearmar al peronismo. La cuestión no es menor, porque en el caso de que Unidos para Cambiar Santa Fe –el nombre que adoptó Juntos por el Cambio más el Partido Socialista– obtenga un triunfo en la categoría diputados, lo que llaman “gobernabilidad” puede transformarse en hegemonía.

Luces azules 

Esta semana, Pullaro se mostró en Rosario junto a la candidata presidencial Patricia Bullrich en el Fonavi de Grandoli y Lamadrid, un territorio que estuvo monopolizado por la familia del ex jefe de la barrabrava de Newell’s asesinado, Roberto Pimpi Camino.

Allí leyó desde la pantalla de una notebook su propuesta de seguridad, que no es más –ni menos- que la insistencia en el policiamiento de un asunto complejo, que la candidata reduce –con cierta astucia– a la pelea entre buenos y malos, como en las viejas películas infantiles de Disney. Las viejas, porque la cinematográfica ya complejizó sus productos, les introdujo matices, diversidades, elementos ausentes en cambio en los discursos de campaña.

La propuesta de Pullaro en materia de seguridad pública es regresar a los días en los que fue ministro del área, con el fallecido Miguel Lifschitz como gobernador.

Su discurso apunta al empoderamiento de la fuerza de seguridad local, que es indubitablemente parte del problema que atraviesa, particularmente, la ciudad de Rosario desde hace una década.

Pullaro y Bullrich no siempre mantuvieron un vínculo cordial y amistoso como el que ahora recuerda cuando Pato era ministra de Seguridad de Mauricio Macri y Maxi de Miguel. El mal comienzo se remonta a la fuga de los hermanos Lanatta –los de la causa de la efedrina– de una cárcel bonaerense y su captura en Santa Fe, que fue anunciada por la policía provincial cuando ninguno había sido arrestado.

Bullrich también subrayó en algún momento lo que luego repitieron otros ministros de Seguridad nacionales: la dificultad de articular la acción de las fuerzas federales con las locales, porque los polis santafesinos hacían fracasar los operativos al avisarles a los malos que los iban a buscar.

Esa es la cuestión central de los problemas de seguridad pública en la provincia: una fuerza policial en parte corrompida y en parte de brazos caídos y desmotivada que dificulta enormemente la prestación del servicio, puesto que ya ni siquiera garantiza el doble pacto de la política con la policía y de la fuerza con el delito, en procura de niveles de ilicitud “aceptables”.

La ex ministra Sabina Frederic llegó a plantear la necesidad de correr a la policía de Rosario de las calles para hacer efectiva cualquier intervención de las fuerzas federales de seguridad.

En términos similares se refirió esta semana el candidato a diputado provincial Carlos Del Frade. “A mí lo que me preocupa de la potencial asunción de Pullaro como gobernador es que está haciendo cada vez más fuerte a la policía”, dijo.

Recordó que el radical “dijo que hay que pedirle disculpas a los policías que secuestraron y torturaron a Franco Casco”, aunque no mencionó una sola palabra para los familiares de la víctima.

“Hoy tenemos bandas narcopoliciales que han constituido gobiernos de facto en muchos barrios de Rosario. Eso no se destruye con una tanqueta ni con mayor presencia policial, porque forman parte del problema, de las bandas, sino con la recuperación política de los barrios a través de trabajo, educación, cultura, alegría y deporte”, propuso Del Frade, que busca su reelección en la Cámara baja provincial.

Para el legislador, “si no se eliminan los nichos de corrupción de la policía, al contrario, si se les dice que hay que pedirle disculpas a quienes han cometido abuso policial, creo que va a haber mano dura contra los sectores ya castigados, y si hay mano dura para abajo hay mano blanda para arriba, que son los que multiplican el lavado de dinero que es lo que genera la sangre derramada de los chicos en los barrios”.

Qué podría ser peor

El mismo día que presentó junto a Bullrich la propuesta de seguridad –un compendio de lugares comunes sobre la materia–, Pullaro fue entrevistado a la noche en Canal 3.

Consultado acerca de un posible balotaje entre Milei y el candidato oficialista a la presidencia, el ministro de Economía Sergio Massa, el diputado provincial se inclinó por la réplica moderna del neoliberalismo menemista.

Antes, aclaró que apuesta por la ex ministra de Macri. “Primero, quiero dejar total y absolutamente en claro que creo que Bullrich llegará al Gobierno. Voy a acompañar a Patricia para que sea la próxima presidenta de la República Argentina”, dijo quien de joven abrazó las banderas del alfonsinismo, convenientemente arriadas ahora.

Después volvió a acomodarse a los tiempos: “Si se llegara a dar ese escenario, no voy a votar al kirchnerismo porque creo que es el modelo que más perjudicó a Santa Fe, a la producción y a la seguridad”, sostuvo Pullaro, quien al ser repreguntado al respecto por su apoyo a Milei respondió: “Absolutamente”. No es tiempo para relatividades ni tibiezas.

La capacidad de adaptación del ex ministro de Lifschitz pareció quedar al desnudo en esas declaraciones, pero tienen antecedentes.

Foto: Télam

El 14 de agosto, al día siguiente de las Paso presidenciales en las que el líder neoliberal autopercibido libertario resultó el candidato más votado, Pullaro dijo en su cuenta de Twitter: “Los argentinos piden un cambio y Javier Milei interpretó muy bien la angustia y el malestar de quienes no encuentran respuesta a sus problemas”. Y agregó: “Unidos y en paz vamos a construir ese cambio que el país necesita”.

El diputado nacional del PJ, Eduardo Toniolli, posteó en la misma red social las declaraciones de Pullaro brindando su apoyo a Milei en una eventual segunda vuelta con Massa, acompañado de dichos del “libertario” sobre la UCR: “Los radicales separan los problemas en dos, los que no tienen solución y los que se arreglan con el paso del tiempo, porque son unos inútiles que nunca hacen nada”. En esa misma entrevista, se refirió al ex presidente Raúl Alfonsín, otrora guía de Pullaro, como “el fracasado hiperinflacionario de Chascomús”, y contó que tenía un muñeco al que le ponía una careta del ex mandatario y lo golpeaba.

Como se sabe, un voto tira más que una yunta de videos de archivo.

Segmentar

En el frente Juntos Avancemos, que conforman el PJ y partidos aliados, Lewandowski mantiene su campaña en términos similares a los de las Paso, en la que fue el precandidato más votado de la coalición, pero lejos de la suma de Unidos.

El senador nacional no se desmarca de su perfil, recorre la provincia casi sin acompañamiento de aparato oficialista. Aun así, participó con Perotti y ministros del Gobierno en actos oficiales de inauguración de obras, que el rafaelino aceleró en el último tramo de la campaña.

Lewandowski insinuó alguna crítica a su principal contendiente, el ex progresista Pullaro, pero sin mencionarlo. Centra su proselitismo en mostrar las obras realizadas por el Gobierno en el interior de la provincia y su faz productivista, la mejor cara que puede mostrar Perotti.

El gobernador también decidió, aparentemente con algún inocultable delay, actualizar el monto del programa de descuentos Billetera Santa Fe, que fue muy bien recibido en los álgidos días del aislamiento por la pandemia de coronavirus, de 5 mil a 8 mil pesos, pulverizados por la alta inflación. Su extensión es universal y no segmenta por poder adquisitivo, una renguera que nunca se corrigió.

Lo que sí decidió segmentar el gobernador es el discurso para el último tramo de la campaña, según dijo esta semana.

Reunió a los candidatos a diputados de la lista que encabeza para “coordinar y segmentar el discurso, teniendo en cuenta lo heterogéneo de la lista y la geografía diferente de la que provienen, de modo tal de ordenar cada uno su discurso”.

“La idea es que cada candidato, siempre basado en el discurso del gobernador, lo tome y lo ajuste a sus votantes y sectores a los cuales tiene más cerca”, explicó Perotti, concentrado en la lista que encabeza, su principal objetivo.

Al cierre de esta edición, Perotti también mostró que es capaz de aprovechar el efecto Milei y que no le va en zaga a los volantazos de Pullaro.

“Yo voto a Milei, si esa es la opción voto a Milei”, sostuvo el gobernador santafesino en declaraciones a radio Boing, al ser consultado sobre un posible balotaje entre el león y la Pato.

Explicó que “lo de Bullrich ya lo vimos, y yo no quisiera esa etapa otra vez”, y aclaró que “yo quiero que Massa sea el presidente, y quiero que si va alguien al balotaje sea Massa”.

Foto: Manuel Costa | El Eslabón/Redacción Rosario

Sin embargo, si el candidato oficialista no alcanzara un eventual balotaje en las elecciones generales del 22 de octubre próximo, “en esa opción yo no tengo dudas”, dijo Perotti, y se pronunció por Milei.

“Digo esto porque lo siento, las expectativas que se habían generado con (Mauricio) Macri y el mejor equipo de los últimos 50 años no fueron buenas”, recordó el gobernador, y en pocos minutos varios compañeros y compañeras salieron a cruzarlo, a diferencia de lo ocurrido con Pullaro.

El objetivo del peronismo con la lista que encabeza el gobernador es ganar la categoría Diputados, una forma de equilibrar el poder institucional en caso de que Pullaro se imponga como mandatario y obtenga, a la vez, mayoría en la Cámara de Senadores.

La lista que lidera Perotti confrontará con la que encabeza la socialista Clara García, seguida del resto de los postulantes de Juntos por el Cambio que quedaron detrás en las Paso.

La ex esposa de Lifschitz tiene un encono personal con el actual gobernador y es fuerte en la ciudad de Rosario, donde Perotti rema en dulce de leche.

De acuerdo a la Constitución santafesina, la lista más votada se queda con 28 de las 50 bancas de la Cámara de Diputados. Los restantes 22 escaños no son para la segunda nómina más votada, sino que se reparten por un sistema proporcional de acuerdo a los sufragios obtenidos.

En esa categoría talló fuerte en las Paso la actual diputada Amalia Granata, que obtuvo casi 180 mil votos sin pegar un sólo afiche y ni siquiera residir en la provincia.

El aluvión Milei, a quien se acercó en el último tiempo a pesar de no integrar las filas de La Libertad (de Empresa) Avanza, le permitió a la panelista posicionarse como la segunda candidata más votada en la categoría por la que compitió.

Tras el fenómeno de Milei en las Paso nacionales y su muy buen desempeño en Santa Fe, Granata se entusiasma con poder convertirse en la diputada más votada. Sería una sorpresa, pero la política ha perdido algo de previsibilidad en los últimos comicios.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 02/09/23

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