En un cambio de roles, Milei se muestra más sereno y Macri llama a la violencia callejera, para frenar los reclamos por el ajuste, que “será duro”. Alianzas, negociaciones y debilidades.
Para mensurar las consecuencias que provocarán las políticas que propone aplicar el presidente electo, Javier Milei, no es imperioso realizar un detallado análisis económico o acceder a precisas planillas de Excel. Basta con la advertencia que esta semana realizó el aliado estratégico del “libertario”, el ex presidente Mauricio Macri, quien desechó las metáforas para llamar al enfrentamiento callejero y estigmatizar al oponente: “Los jóvenes no se van a quedar en casa si estos señores empiezan a tirar toneladas de piedra. Van a ir a defender su oportunidad. Los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran salir a la calle”, advirtió el candidato a vicepresidente de Boca Junior. Los “jóvenes” son los adherentes de La Libertad Avanza (LLA) y “los orcos” sus opositores, en un mapa binario del bien y el mal. Como en un cambio de roles, cuando el próximo inquilino de la Casa Rosada comienza a abandonar su idea de que el Papa Francisco es “el representante del Maligno en la Tierra” para conversar telefónicamente con él y programa una visita al Estado Vaticano y mientras cede en el uso de frases violentas como “zurdos de mierda” o “basura” para referirse a sus contendientes políticos, el “empresario prebendario” cuyo padre amasó una fortuna como contratista del Estado y con las ventajas que las regulaciones públicas le otorgaron, asume el rol de llamar a la violencia. Milei fue apenas más cauto cuando en una entrevista le preguntaron por las reacciones que el ajuste que dice que va a aplicar sobre un terreno tirando a yermo provocarán: dijo que no se va a “dejar extorsionar” –equiparando los legítimos reclamos a un delito- y citó sin mencionarlo al Perón del regreso de la proscripción, en 1972, cuando afirmó: “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. El derecho a la protesta, bajo la forma de la libertad de expresión, está contemplado en el artículo 14 de la Constitución Nacional y en tratados internacionales que poseen el mismo rango jurídico, aunque en ninguno de los dos casos existen referencias sobre si su alcance abarca a los orcos. La peligrosa advertencia de Macri ya no apunta a la clásica idea de que “el ajuste cierra con represión” mediante el uso de las fuerzas de seguridad que poseen el monopolio de la violencia estatal, sino que convoca a civiles a hacerse cargo del asunto.
El vicepresidente del PRO y diputado nacional de Juntos por el Cambio, el rosarino Federico Angelini, especificó que “orcos” son los que protesten por la pérdida de derechos.
En una entrevista con Radio 10, sostuvo que cuando Macri habla de “orcos”, al aludir a quienes podrían plantear protestas contra las reformas de Milei, se refiere a quienes “quieren romper las instituciones, los que tiraron 14 toneladas de piedras a una institución del Estado”, aludiendo a las protestas generadas alrededor del Congreso en diciembre de 2017, cuando se buscaba aprobar la resistida reforma previsional.
Angelini dijo que “está bien que se hagan manifestaciones, pero no que corten el derecho a circular”. Y se enredó en la explicación sobre la colisión de derechos garantizados constitucionalmente: “El derecho del docente de hacer huelga existe, pero jamás ese derecho está por encima del derecho del niño de aprender, que es un derecho fundamental, porque si no se educa a ese niño le estás coartando su futuro”. Clarísimo. El derecho a huelga existe, pero no su ejercicio.
Martínez de Hoz o Menem
Lo “novedoso” de las políticas que piensa aplicar Milei tiene antecedentes: la gestión económica de José Alfredo Martínez de Hoz durante la última dictadura; el modelo Menem-Cavallo de los 90 que se extendió en su corsé hasta el precipitado final del gobierno de Alianza; y los cuatro años de Macri con sus cuatro ministros de Economía. Es decir, los tres procesos neoliberales previos.
El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) realizó una comparación entre 27 propuestas de La Libertad Avanza –que presentó como plataforma ante la Cámara Nacional Electoral- y las políticas llevadas adelante en esos tres períodos anteriores.
Los resultados, que la entidad publicó en sus cuentas de redes sociales, arrojaron que las propuestas de Milei coinciden en un 70 por ciento con las aplicadas por Menem-Cavallo, en un 68 por ciento con las de Martínez de Hoz durante la última dictadura, y en un 63 por ciento con la del ahora aliado Macri.
El propio presidente electo hizo pública, en varias oportunidades, su admiración por el ex presidente riojano, a quien consideró el mejor ocupante del Poder Ejecutivo de la historia argentina reciente. Igual concepto posee del mediterráneo Domingo Cavallo –que también tuvo una participación en la administración pública durante la dictadura, en el Banco Central de la República Argentina (BCRA)-, con quien dialoga frecuentemente sobre la actualidad. Es decir, nada nuevo bajo el sol, que amenaza con ponerse selectivo y no salir para todos.
Las coincidencias, según el trabajo comparativo de la Celag, son bastante previsibles: los tres gobiernos y las propuestas de Milei convergen en el “recorte fuerte del gasto público”; una “reforma tributaria que baje los impuestos”; la “liberalización financiera”; y la “apertura internacional unilateral”; así como el “achicamiento del Estado” y la aplicación de un plan de “retiros voluntarios de los empleados públicos”, según la Celag.
Martínez de Hoz y el tándem Menem-Cavallo, en cambio, no planearon la “eliminación de las indemnizaciones”, en las que sí quiso avanzar Macri y postula ahora el padre de hijos de cuatro patas.
Los planes que sólo Milei ha planteado son “la eliminación de la coparticipación”, la “liquidación del BCRA” y la financiación de la demanda educativa por medio de un sistema de vouchers, en vez de financiar la oferta como se hizo en Argentina desde la aprobación de la Ley Sarmiento, a fines del siglo XIX.
Las idas y vueltas del “único presidente liberal libertario de la historia de la humanidad” en el plano discursivo, dificulta en parte la tarea de precisar de qué modo va a avanzar en sus políticas, pero su corte neoliberal es indudable, aun con los matices que pueda darle a su gobierno.
Estatal o privado
Roberto Dromi, un abogado especialista en derecho administrativo de 78 años, fue ministro de Obras y Servicios Públicos entre 1989 y 1991 y el “cerebro” de la enajenación de bienes públicos durante los primeros años del menemismo, cuando se realizaron las privatizaciones de empresas públicas. Tuvo que dejar el cargo por una denuncia de coimas. Algunas de esas empresas, tras los fracasos privatizadores y su condición de estratégicas, regresaron a la gestión estatal.
El mendocino Dromi fue el autor de la célebre frase que resuena en estos días: “Nada de lo que deba ser estatal, permanecerá en manos del Estado”. Sin el lapsus, Milei actualizó el enunciado esta semana al asegurar que “todo lo que pueda estar en manos del sector privado, estará en el sector privado”.
Así, y en apariencia sin un plan previamente diseñado –o muy escondido–, el presidente electo anunció que buscará privatizar empresas como la estratégica petrolera YPF, Enarsa, Aysa, Arsat (satélites) y Aerolíneas Argentinas, de modo de perder toda la soberanía posible en esos rubros y dejar en manos del mercado resortes clave de la economía y el desarrollo nacionales.
Esos procesos llevan tiempo y el “libertario” ya adelantó que los próximos seis meses “van a ser muy duros”, sin precisiones sobre los otros siete semestres siguientes de su mandato. Acerca de la inflación, cuyo descenso fue caballito de batalla de la campaña y un elemento central a la hora de la definición electoral, sostuvo que convivirá con la economía nacional entre 18 y 24 meses, si las cosas salen bien. El mismo plazo que Menem, pero el riojano tenía un mandato de 6 años, por imperio de la vieja Constitución.
También propuso Milei, con más aire de revancha que con un plan, privatizar los medios públicos: la TV Pública; Radio Nacional y la agencia Télam. Todo su análisis consistió en que, según sus datos, el 75 por ciento del tiempo en que la TV Pública se refirió a LLA, lo hizo de manera “negativa”. No luce como un plan.
A diferencia de las empresas estratégicas para el desarrollo argentino, la incidencia de los medios públicos en el “gasto” es minúscula, por lo que su enajenación o cierre no constituiría un ahorro significativo, aunque sí un paso adelante en términos simbólicos, desde que el macrismo los estigmatizó.
El avance en ese sentido lució nítido esta semana con la operación de La Nación +, en uno de cuyos programas se afirmó que los trabajadores de Radio Nacional perciben ingresos de entre 800 mil y 1 millón de pesos mensuales. Media verdad es también una mentira: la periodista que publicó eso probablemente se haya referido a contratos comerciales de la radio –que suscriben los “famosos” o figuras que conducen programas en la radio-, ya que la escala salarial de las y los trabajadores de Radio y Televisión Argentina es pública, están accesibles en la web y son los que establece el convenio colectivo de trabajo del sector. Perdón, dije convenio colectivo. ¡Afuera!
Dinámico
Gabriel Boric ganó el balotaje de las elecciones chilenas por 11 puntos de diferencia. Un año después perdía el plebiscito constitucional por 24 por ciento. Las mayorías, en política, son dinámicas. Los que hoy te acompañan mañana te pueden dar la espalda, sobre todo cuando las identidades políticas se diluyen en un océano de indiferencia y manipulación mediática y digital, en el que las emociones prevalecen sobre la razón.
Javier Gerardo Milei tendrá una escasa tropa parlamentaria propia. De acuerdo al resultado de las elecciones, consiguió 7 escaños de 72 en la Cámara alta y 37 en Diputados, donde moran 257 legisladores.
Su fuerza en el Congreso es, entonces, flaca. No hay ningún gobernador de LLA en los 24 distritos subnacionales, sí una decena de Juntos por el Cambio (JxC).
Sus anunciadas medidas de ajuste requieren no sólo consenso político en la sociedad –del que podrá gozar por algún tiempo- sino apoyo legislativo. Ese escenario lo obligará necesariamente a tejer acuerdos. A esos fines, cuenta con el apoyo que pueda brindarle un sector de Juntos por el Cambio, más precisamente del PRO, que de todos modos será sometido a negociaciones.
Macri quiere lotear el Gabinete nacional, por ahora con cierta resistencia del “libertario”, quien advirtió que el que gobierne será él. Pero, como la estructura de LLA es escuálida, no le queda otra que asociarse a la casta. Tal vez por eso aseguró que Luis Caputo, “el Messi de las finanzas” según Macri, puede ser tranquilamente su ministro de Economía (al cierre de esta edición circulaba la versión de que efectivamente estaría a cargo de la hacienda pública).
Esas decisiones pueden provocarle algún escozor a su núcleo más duro de seguidores, aquellos que compraron sin derecho a devolución el discurso de “la casta”. Pero le garantizaría gobernabilidad.
Los 10 gobernadores de JxC, que se reunieron el miércoles en la ciudad de Buenos Aires, hicieron valer ese peso como límite a Milei.
“Los bloques legislativos de JxC serán determinantes en la próxima gestión nacional. Los gobernadores estamos convencidos de la necesidad de trabajar en conjunto con los representantes de nuestras fuerzas en el Congreso de la Nación en una estrategia política común”, advirtieron.
Y aclararon que “nuestra intención es contribuir a la gobernabilidad de la Argentina, pero también sabemos que parte de nuestro rol es controlar la gestión del futuro gobierno”.
Uno de los voceros del encuentro fue el gobernador electo en Santa Fe, Maximiliano Pullaro, quien contó que votó por Milei en el balotaje, a título personal, puesto que su partido, la UCR, se declaró neutral en la contienda.
Tu ruta
La primera colisión entre el votante radical y el presidente electo quedó de manifiesto a partir del anuncio de Milei acerca de que se termina la obra pública, y que la única que se realizará tendrá que seducir –económicamente- al sector privado. Una autopista en el centro del país, con alto nivel de tráfico, por ejemplo. Una escuela rural en Esperanzas, olvídate.
Pullaro señaló que las provincias tienen “muchas obras que se necesitan, particularmente en Santa Fe que necesita rutas”.
Recordó que “somos una provincia productiva que tiene campos, industria y puertos”, lo cual se da de bruces con el plan de LLA, orientado a la apertura económica con el fin de que las industrias locales “compitan” con otros países, en condiciones desiguales. Tal vez en algún tiempo el discurso de Pullaro deba reducirse a “somos una provincia productiva que tiene campos y puertos”. La primarización de la producción –que consiste en exportar materias primas con nulo o escaso valor agregado- no está en debate.
Las contradicciones del presidente electo, sus marchas atrás, la debilidad parlamentaria, su sociedad con un sector del PRO, la carencia de cuadros propios y la –que al menos parece públicamente- falta de planificación sobre algunos asuntos resultan condicionantes para el ejercicio de la gestión. La voluntad y la dirección, en cambio, están clarísimas, así como la resistencia que en algún tiempo –tal vez no muy lejano- producirán las consecuencias del modelo “liberal libertario”. Vieron cómo son los orcos.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 25/11/23
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