Este 10 de diciembre fue una fecha clave para la educación argentina: las políticas para el área que planea llevar adelante el gobierno de La Libertad Avanza se proyectan en términos de oferta y demanda, ya no como derechos. Esto está a la vista en la escueta plataforma del espacio liderado por el presidente electo Javier Milei y en la decisión de rebajar el Ministerio de Educación de la Nación a secretaría. 

A este panorama se suma el ajuste económico y social que anunció el propio Milei y que nos lo recuerdan los nombres elegidos para integrar su gabinete. También el aviso de palos a quienes pretendan protestar públicamente y un retroceso mayúsculo en materia de derechos humanos.

En este contexto es en el que la provincia de Santa Fe anuncia y deberá llevar adelante su política educativa. Un contexto aprobado y celebrado por el gobernador electo Maximiliano Pullaro, quien le dio el apoyo electoral a Milei con su voto y todo el tiempo abogó –junto al intendente Pablo Javkin– por una especie de armonización ideológica y de trabajo entre Nación, provincia y ciudad. Ya la tiene: Milei es presidente y Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación.

El último día de noviembre, el designado ministro de Educación provincial hizo una presentación pública de quienes lo acompañarán en las direcciones más decisivas y en las prioridades de su gestión. 

José Goity es profesor de ciencias de la educación y fue decano de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Es el elegido por Pullaro para liderar la educación santafesina. Goity presentó a las funcionarias que estarán en el día a día de su gestión: Carolina Piedrabuena, secretaria de Educación; María Martín, secretaria de Coordinación y Gestión de Recursos, y Daiana Gallo Ambrosis, a cargo de la Secretaría de Gestión Territorial. Funcionarios y funcionarias con sello radical y socialista.

En esa presentación, Goity adelantó que su ministerio se centrará –según señaló a diferentes medios– en la alfabetización inicial, en el ordenamiento del sistema educativo, en la jerarquización del rol docente y en dejar sin efecto el plan de la (mal) llamada no repitencia en la escuela secundaria. También se habló de las urgencias de la infraestructura escolar.

Sus declaraciones iniciales se refirieron además a la problemática de la inseguridad que afecta a las escuelas, principalmente de Rosario, y anunció que la primera semana de enero estará llamando a paritarias.

De todo lo anunciado, por ahora no hay detalles mayores de cómo se aplicarán esas líneas de trabajo, cómo llegarán a las escuelas y a sus docentes.

Paritarias

El principal desafío lo darán las discusiones paritarias en la provincia, donde ya se sabe que no sólo se habla de salarios pero es lo que en definitiva termina por decidir el inicio o no de cada año escolar. Para el ciclo 2024, el flamante ministro confirmó que las clases arrancarán el lunes 26 de febrero. 

El anuncio de que la primera semana de enero se llamará a paritarias fue tomado con aprobación y cautela por los sindicatos docentes. “Es bueno que el ministro ya implemente la discusión paritaria con los sindicatos, en el caso que nos notifiquen para comenzar a hablar en reuniones paritarias en enero, desde ya que asistiremos a esas reuniones convocadas por el Ministerio de Educación provincial”, declaró el secretario gremial de Amsafé, Paulo Juncos.

 

El secretario general del Sadop Rosario, Martín Lucero, fue por el mismo camino de la aprobación, pero con la advertencia de que ese llamado no sea sólo para ganar títulos en los medios: “Los dirigentes gremiales estamos disponibles los 365 días para defender los derechos de la docencia. Esperamos que no sea un acto para la foto. Si la convocatoria es la primera semana de enero queremos que ese día haya una propuesta oficial concreta con aumento y cláusula gatillo”.

Desde uno y otro sindicato pidieron también un profundo debate pedagógico sobre la educación santafesina. 

En materia de seguridad, los gremios del magisterio han demandado que las medidas que se implementen se piensen de manera integral. Esto es: no sólo policías en las calles sino mejores condiciones de vida en todos los barrios: espacios públicos cuidados, salud y trabajo comunitario. 

La paritaria docente, clave en la escena educativa. Foto: Frente Trabajadores de la Educación

Del dicho al hecho

Lo que pase con la educación santafesina estará fuertemente condicionado por las políticas nacionales. Desde la inversión en infraestructura, para lo que Milei ya avisó que no habrá más plata destinada a obra pública (la construcción de escuelas, jardines, ampliación de edificios escolares, por ejemplo, lo son) y menos para sostener programas en materia de derechos. La ESI en la plataforma educativa de Milei está en planes de quitarle la categoría de ley, y no hacerla obligatoria. Y en la mente y ganas de quienes lo acompañan en desterrarla.

Ni hablar de la entrega de computadoras o libros; o los programas socioeducativos como los de orquestas infantiles. Habrá que ver cuál es el destino que tendrá el Instituto Nacional de Formación Docente (Infod) que –entre otras tareas– garantiza la capacitación gratuita a la docencia de todo el país. Y así se podría seguir enumerando las conquistas en juego. Lo que es seguro es que al mercado se le hace agua la boca.

El condicionamiento del contexto nacional sobre lo que pase en Santa Fe con los salarios docentes estará también determinado con la Paritaria Nacional. Y en esta cuestión el flamante ministro provincial de Educación, José Goity, tiene una posición de defensa de este instrumento de discusión entre trabajadores del magisterio y la patronal del Estado. En 2017, cuando el gobierno de Mauricio Macri decidió cerrar la paritaria nacional del sector –represión mediante–, la Ctera puso en marcha lo que llamó la Escuela Itinerante, en defensa de la educación pública y de las negociaciones colectivas. El profesor Goity, en ese momento decano de Humanidades, participó de los paneles de debate organizados a instancia de la Escuela Itinerante en Rosario en junio 2017, en claro apoyo al reclamo del magisterio.

Nada indica que esté en los planes de Javier Milei –a través de su Secretaría de Educación nacional, dependiente del Ministerio de Capital Humano– convocar a las trabajadoras y trabajadores a acordar un salario común que defina de manera federal un piso de igualdad para la docencia argentina. 

Será cuestión de esperar y ver cómo se para en defensa de esa conquista histórica el ministro de Pullaro. Amén de otros desafíos que sin duda impondrá en materia de contenidos y discusiones pedagógicas el gobierno negacionista de Milei-Villarruel.

Privada y privatizadora

La ley Federal de Educación de los 90 profundizó la fragmentación y las desigualdades del sistema escolar que se arrastraban de la última dictadura cívico militar. Eso se vio en la misma aplicación de la reforma menemista: cada jurisdicción hacía lo que quería y podía con esa norma, en la enseñanza y en los salarios docentes. El gobierno de la Alianza no mejoró nada aquel desbande. Recién a partir de 2003 comenzó a reordenarse el sistema educativo con una batería de leyes que miraron a la educación como un bien social, como un derecho.

Desde la ley de garantía del salario docente y de los 180 días de clases (25.864/03) hasta la ley de educación técnico profesional (26.058/05), la de financiamiento educativo (26.075/05), la de Educación Sexual Integral (26.150/06) y la Nacional de Educación (26.206/06). 

La nueva etapa que comienza este 10 de diciembre para la educación argentina promete reeditar y profundizar los males educativos de los 90: las provincias haciendo malabares para pagar salarios y garantizar las clases en condiciones dignas. Y un fuerte avance de la mercantilización educativa. 

Para eso Milei nombró al frente del Ministerio de Capital Humano a Sandra Pettovello, licenciada en periodismo y en ciencias de la familia (por la Universidad Austral, la que sostiene el Opus Dei) y defensora del voucher educativo. Además de confirmar en el cargo de secretario de Educación a Carlos Torrendell, doctor en ciencias de la educación y profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA) y miembro del consejo superior de esta universidad privada. Un abierto defensor de la educación privada.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 09/12/23

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