Marcha Amsafé Rosario - Docentes 16/02/24

En la campaña por la gobernación, el ahora mandatario Maximiliano Pullaro habló de defender la educación pública, de priorizar los aprendizajes, de reconocer la labor docente y de invertir en mejorar las escuelas. Ya asumido en el cargo, como un gesto relacionado con esas declaraciones, convocó a una primera reunión paritaria con el magisterio para el 4 de enero. La sorpresa del encuentro en los primeros días del año duró poco cuando el gobierno puso en la mesa de negociaciones los números de los reemplazos y los ató a los futuros aumentos de salarios. Además de sobrevolar el fantasma del presentismo de los 90, hubo más de extorsión que de invitación a analizar las razones de las ausencias docentes.

Para fines de enero, la mesa de paritaria llegó con otra sorpresa: la Provincia desconocía lo acordado en diciembre de 2023 y lo que les debía a las y los docentes (el 36,4%). Los gremios dejaron en claro que para hablar de una propuesta 2024, primero había que pagar lo adeudado.

Las presentaciones legales ante el Ministerio de Trabajo, más el reclamo público que protagonizó el magisterio por esa demanda, hicieron cambiar de idea a la Provincia. Los primeros días de febrero, y en un tercer encuentro paritario del año, anunció de manera unilateral el pago parcial (14%) de lo que ya reconocía como deuda.

Ahora, a tres días hábiles de empezar las clases, el gobierno ofrece a la docencia santafesina el 7% de aumento respecto de diciembre con los salarios de marzo y a cobrar en abril; además de pagar el mes que viene el 22,4% de la deuda 2023.

Según la lectura que hace la Provincia, el aumento propuesto es del 43,4%, porque suma lo acordado en diciembre pasado (durante el gobierno de Perotti) y el porcentaje ahora propuesto. En los ojos oficiales lo que antes no calificaba ni como deuda ahora es un sustancial incremento en los bolsillos.

El gobernador que hablaba de valorar a la docencia y de priorizar los aprendizajes (esto último lo subraya todo el tiempo su ministro de Educación, José Goity) les ofrece un 7% de aumento a la docencia y no se avergüenza en lo más mínimo.

Que el contexto nacional es “extremadamente difícil” -como parece se ha despabilado la provincia ahora- no debiera sorprender. Más bien es una convocatoria a hacerse cargo de lo proclamado en la campaña electoral.

Desde que Milei empezó a tomar carrera para llegar a la presidencia hizo saber a todos los vientos que su objetivo es privatizar la educación pública. Avisó que la cartera educativa quedaría “afuera” de sus planes de gobierno por ser un organismo de “adoctrinamiento”; anunció los vouchers educativos, el arancelamiento de la universidad pública y el cierre del Conicet, además de manifestar cada vez que pudo su profundo desprecio por la docencia.

En Santa Fe, Juntos por el Cambio llamó a votar preferentemente por Patricia Bullrich, después celebró el triunfo de Milei. Tantas veces las candidatas y los candidatos de JxC clamaron en campaña por “no perder la oportunidad histórica” de armonizar en una misma línea de trabajo al municipio, la provincia y la Nación. Y lo consiguieron. De hecho, el gobernador Maximiliano Pullaro reconoció en una entrevista su voto al líder de La Libertad Avanza.

Milei está haciendo lo que anunció para terminar con la educación pública. Porque pasarle por encima a leyes como la del Fonid (23.053) o la de financiamiento educativo (26.075) -al desconocer la paritaria nacional docente-, quitarles el fondo compensador a las jurisdicciones que más necesitan ayuda del Estado nacional, dejar sin fondos a los comedores escolares y no financiar becas a las y los estudiantes (como la Progresar), no construir escuelas ni hacerse cargo de obras de infraestructura claves, pretender cercenar el derecho a huelga y a la protesta, y desfinanciar las universidades públicas son muestras irrefutables de esa afirmación. Nadie de su gabinete tiene un mínimo de humanidad en las decisiones que toman. Llegaron para destruir.

Plata para pagarles un salario digno a las y los maestros santafesinos hay. Se trata de golpear la puerta para que los que más tienen más aporten, en lugar de ajustar siempre a las trabajadoras y los trabajadores de la educación. No puede haber aprendizajes de calidad sin escuelas en condiciones, con chicos mal alimentados, familias sin trabajo y por si fuera poco docentes con salarios de hambre: subrayar que “por el esfuerzo de la provincia” van a ganar en cargo inicial 411 mil pesos es de un gran cinismo.

Faltan pocos días para el inicio de un nuevo ciclo escolar. Las expectativas en las familias, en las maestras (para eso estudiaron y se forman) y en las chicas y en los chicos son muchas, pero eso no cuenta en la perversidad de Milei ni en la hipocresía del doble discurso de Pullaro. Aquí no hay grises: o se está del lado del derecho a la educación o del lado de la mercantilización educativa.

 

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