Con ayuda de trolls y voceros de los medios de comunicación hegemónicos, el gobierno nacional reforzó la estigmatización del cooperativismo mientras hace la vista gorda frente a irregularidades de otros sectores de la economía.

El reciente anuncio oficial de suspensiones y bajas de las matrículas que habilitan el funcionamiento de miles de cooperativas es otra muestra de la decisión del gobierno de Javier Milei de someter a la clase trabajadora argentina a una opción inaceptable a esta altura de la historia de la humanidad: o aceptar condiciones laborales esclavizantes o resignarse a la exclusión y la marginalidad.

Los dichos del vocero presidencial Manuel Adorni del último miércoles resignifican el alcance y los propósitos de las medidas concretas adoptadas a través de resoluciones del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), organismo que regula el funcionamiento de cooperativas y mutuales. No se trata solo de controlar el cumplimiento de normas vigentes, si no de estigmatizar como “otro kurro” de “la casta” a un movimiento amplísimo, con más de un siglo de trayectoria, que sostiene y promueve un modo de generar economía orientado por valores como la solidaridad y la ayuda mutua, con empresas en las que el destino de los ingresos generados es regido por decisiones democráticas de sus asociados y asociadas.

De allí que la figura jurídica cooperativa sea la que adoptaron y adoptan miles de trabajadores y trabajadoras ante el cierre de las empresas que les daban empleo. Extendido a partir de las consecuencias de las políticas neoliberales de fines del siglo pasado, el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas agrupa a decenas de colectivos que demuestran la capacidad de la clase trabajadora de superar circunstancias tan adversas como la de la falta de patronales. Entre ellas, son varias las que ya exponen logros suficientes como para, por lo menos, no ser insultadas por gobernantes y voceros de gobernantes como Adorni, cuyas diatribas son reforzadas por el ejército de trolls y periodistas afines que inundan las redes sociales y los medios de comunicación monopólicos de operaciones funcionales a las acciones y discursos que bajan de la Casa Rosada desde diciembre pasado.

Mil Hojas, La Cabaña, Nubacoop (ex bar Kanter), Herramientas Unión (ex Lentini), son algunos ejemplos rosarinos con alrededor de dos décadas de vigencia y con vínculos sólidos con otras recuperadas de distintas provincias, entre las que vale mencionar a Textiles Pigüé, la cooperativa de trabajo que supo reactivar a la planta industrial de esa localidad del sudoeste bonaerense que pertenecía a la firma Gatic.

“El ataque a las cooperativas, sobre todo a las que se conformaron para recuperar empresas, apunta a sumar a miles de hermanos y hermanas a ser parte de una triste estadística, la del desempleo, que sumando a los despidos en el Estado y al continuo sangrado por el cierre de pymes que deja todo los días a la gente sin empleo, hace de todo esto una verdadera olla a presión”, advirtió Francisco Martínez, referente de Textiles Pigüé, tras los anuncios de Adorni.

Foto: Jorge Contrera | El Eslabón/Redacción Rosario

“Hacen todo para la tribuna, sin sustento ni herramienta jurídica, porque quieren que se nos señale como responsables de la situación de angustia y padecimiento que hoy sufre la gran mayoría de las trabajadoras y trabajadores. Nuestras prácticas de solidaridad son comparadas con ejemplos de corrupción. Así lo muestran a través de todas las grandes redes vinculadas a la comunicación. Sabemos que es netamente ideológico. Y que avanzan sin obstáculos abriendo oficialmente la temporada de cacería. Será salvaje. Hacen y harán chiquero mezclando todo”, agregó, al tiempo que llamó a repensar los modos de defender la autogestión: “Si no revisamos nuestras estrategias, nuestras construcciones políticas, seguirán aprovechando lo insuficiente de nuestras silenciadas capacidades de respuesta”. 

“Las cooperativas, las y los laburantes, dimos respuestas. El sector cooperativo, al que nos hemos sumado desde Textiles Pigué hace veinte años, ha sido una herramienta que permitió la continuidad de las fuentes de trabajo en esta y en casi quinientas otras empresas en todo el país. Con más posibilidades de crecimiento algunas, no con tantas otras, pero siempre ofreciéndonos generosos y con ganas de estar con nuestros compañeros y compañeras en sus puestos de trabajo, con horarios, con responsabilidades; y no en la calle, desempleadas y desempleados, en condiciones en las que están a la orden del día las malas decisiones”, repasó Martínez. 

“La Economía Social, principalmente a través de las cooperativas de trabajo, fue reconocida como la ambulancia que recoge a las familias expulsadas del circuito laboral por un sistema cada vez más injusto, con un proceder asqueroso en cuanto a cómo generar economía. El IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) que se otorgó durante el gobierno de Alberto Fernández para atenuar los efectos de la pandemia, mostró las millones de personas que no están en relación de dependencia, que duplicaban a las personas que tienen patrón”, señaló después, para remarcar que “hoy esa cifra ha crecido. Sabemos que hay un nuevo orden de trabajo aquí y en el mundo. Que ya es hora de aggiornar a los tiempos actuales algunas estrategias para tener trabajo. No sabemos si pasan las soluciones solo por estas recetas de la autogestión, pero sí que hay nuevos paradigmas. Desde aquí seguiremos insistiendo para hacer lo que haya que hacer entre las y los trabajadores, con el movimiento obrero organizado y con nuestros clientes y proveedores, mayoritariamente pymes que también se seguirán cayendo a pedazos si se extienden estas políticas del gobierno nacional”.

“Convocamos siempre a nuestras organizaciones hermanas a generar economía. Lo intentamos y vamos logrando desde Textiles Pigüé a veces en escenarios favorables, otras veces, como en la actualidad, con mucho lastre y dificultades. Y convocamos a que lo hagamos de manera ordenada, con nuestros balances al día, con nuestra documentación sin fisuras, para adentro y para afuera, para acceder a financiación público-privada, para obtener créditos y subsidios que permitan herramientas de gestión vinculadas al desarrollo en nuestras empresas cooperativas, para estar cada vez más a la altura de lo que demandan los mercados en que nos toca trabajar”, dijo también el referente de Textiles Pigüé, cuya prédica en ese sentido no es nueva.

“Convocamos siempre también a revertir nuestras debilidades, a contar con escenarios jurídicos para la continuidad de la explotación de las empresas con leyes no solo de expropiaciones, si no también de regulación de un sector que anda a ciegas por incómodos caminos pero recibe a miles de recién llegados a un lugar tan precario en cuanto a derechos que me recuerda a la parte de la canción Garzas Viajeras, de José Larralde, en la que se invita avisando que “pasen si gustan compartir necesidades”, insistió.

“Pero también invitamos a un camino que permite transformar necesidades en derechos. Que confirma que el trabajo colectivo, la solidaridad, la comunidad organizada en favor del amor y la igualdad, son posibles y viables. Y son las armas con las que nos vamos a defender del individualismo, el sálvese quien pueda, el odio y la injusticia”, concluyó.

Arbitrariedad, injusticia y desconocimiento

Entre las expresiones de repudio a los anuncios oficiales sobre las cooperativas se cuenta la de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), que calificó la actitud del gobierno nacional como “totalmente arbitraria, injusta y que reviste de un desconocimiento profundo del sector”.

También consideró que lo anunciado por el vocero presidencial “no es sorprendente” porque proviene de un gobierno que “se propuso un ajuste fiscal y monetario que aniquila la economía productiva, al bienestar de la población y los ingresos de los trabajadores”

En el mismo sentido, señalaron que tampoco sorprende “la comunicación mentirosa, con el manejo tramposo de datos, omisiones y cifras, ni la falta de interés por la suerte que corran los sectores más desprotegidos de la sociedad”.

Ilustración: Facundo Vitiello | El Eslabón

“Esta decisión desconoce por completo qué es una cooperativa y se suma a la demonización de las mismas que se viene haciendo del sector desde distintos medios, asociándolas con vagancia y corrupción”, se expresó en un comunicado de la entidad, en el que se remarcó que “las cooperativas de trabajo son una unión voluntaria de personas para llevar adelante un proyecto productivo o de prestación de servicios, tanto al sector privado como al público”.

La CNCT también destacó que el apoyo que han recibido las cooperativas de los distintos gobiernos “es la oportunidad de poder participar en la demanda pública en diversos sectores, tal como lo hacen infinidad de empresas comerciales”. Y señaló que las posibles irregularidades que se pudieran haber cometido desde el movimiento cooperativo “son casos que deben ser investigados y eventualmente castigados por el organismo de contralor, pero aplicando la legislación y reglamentos vigentes, no agitando fantasmas y prejuicios contra los más humildes”.

Mentiras, nada más

Desde el movimiento cooperativo se resaltó que el vocero presidencial, Manuel Adorni, “afirmó una serie de mentiras sobre el movimiento cooperativo” que se aclararon a través de un comunicado que comenzó a circular poco después de los anuncios oficiales,

“Mentira número uno, el vocero afirmó que se va a suspender la operatoria de todas las cooperativas creadas entre 2020 y 2022, debido a que son financiadas por todos los argentinos pese a que “las cooperativas generamos nuestros ingresos”, se expresó en el pronunciamiento.

“Mentira número dos, Adorni dictaminó como irregularidades, que diferentes cooperativas (20 por ciento de ellas) se inscribieron con el mismo mail. Por un lado, el porcentaje es totalmente errado, y por otro, muchas cooperativas son asistidas por consultoras, técnicos en cooperativismo y otros profesionales, por lo cual muchas son asesoradas por las mismas casillas de mail, sin que esto conlleve ningún tipo de irregularidad”, se aclaró después.

“Mentira número tres, se dijo que el 22 por ciento repiten asociados entre ellas y el 9 por ciento increíblemente comparten domicilio, por lo tanto resulta nuevamente sorprendente que los argentinos hayamos financiado durante tanto tiempo instituciones que no tenían ni siquiera la mínima certificación de legalidad. En ambos casos, no es irregular o ilegal que una misma persona humana participe de más de una cooperativa y por otro lado, muchas cooperativas compartimos domicilio por desarrollar actividades completamente diferentes, pero no poseemos los fondos para el alquiler o compra de un espacio físico para nuestro funcionamiento y por solidaridad, se aúnan diversas entidades en un mismo domicilio, y nuevamente resulta sorprendente que el señor vocero desconozca que las cooperativas somos entidades de ayuda mutua y que nos autofinanciamos con el trabajo autogestionado de nuestros asociados y asociadas”, continúa el comunicado, que luego menciona la “mentira número cuatro, Adorni dice que las cooperativas en el último gobierno pasaron de 9.978 a 23.836 siendo una caja que desaparece al suspender la operatoria de las mismas. Además de ser un número equivocado del padrón de entidades, de acceso público, niega la realidad de la autogestión y miente descaradamente, afirmando que nuestra simple existencia genera un gasto al Estado”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 30/03/24

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