Duele mil veces esa imagen de los profesores esposados, custodiados por una guardia policial desmesurada, para que no queden dudas en el lugar de peligrosidad que se los busca poner por protestar. No recuerdo en casi 35 años de periodismo de educación haber registrado trato similar a la docencia santafesina por parte de un gobierno provincial. Hubo corridas, apurones, provocaciones, declaraciones descalificatorias -violencias siempre repudiadas-, pero ningún gobierno en democracia exhibió a profesores de su sistema educativo como si se tratara de delincuentes, como lo hizo Maximiliano Pullaro.

La forma en que se llevaron detenidos a los educadores y dirigentes sindicales y los pasearon tiene una pretensión aleccionadora. Es el camino que eligió el gobierno de Unidos para Cambiar Santa Fe para implementar sus políticas de ajuste, el mismo que les marcan Bullrich y Milei.

Siempre hay que recordar que Pullaro arrancó la gestión poniendo bajo sospecha como faltadoras a las docentes; implementó el presentismo, igual que el de Reutemann pero con nombre de premio; obliga a la docencia a autoincriminarse llenando una declaración jurada cada vez que hay una medida de fuerza; no paga las deudas de las paritarias, a las que cierra a su antojo y, por si fuera poco, pone en riesgo la estabilidad laboral no convocando a concursos de titularización docente (desde 2008 que estos concursos se hacen de manera regular y continua).

Ni Pullaro ni las y los legisladores que dieron su voto para que se apruebe la reforma jubilatoria escucharon ninguno de los reclamos docentes ni de los demás sectores del Estado. Estaban más apurados por meterles la mano en los bolsillos a las y los jubilados, y a quienes aportan a la Caja (porque eso es lo que hace esta reforma) que reclamarle al gobierno nacional de Milei que se ponga al día con la provincia. Era sabido que las y los trabajadores del Estado provincial reclamarían por sus derechos.

Pullaro necesita que además de apretar en los salarios, de extorsionar con descuentos y presentismo en los ingresos miserables para que no haya paros, nadie proteste ni levante la voz. Porque su plan va por más.

Casi una semana después de que se aprobara la reforma previsional de Santa Fe, el gobernador de la provincia Maximiliano Pullaro anticipaba en declaraciones a la prensa sus planes de hacer “más eficiente” el sistema educativo: “Nosotros vamos a trabajar mucho, pero mucho, en la eficiencia (del sistema educativo) y vamos a intentar que todos los docentes puedan ganar mejor ¿Cómo? teniendo el máximo de horas. Muchos docentes que nos reclaman tienen razón. Pero tienen media jornada. Entonces si muchos docentes tienen media jornada, obviamente trabajan la mitad y no van a tener un buen sueldo. El desafío que tenemos es reordenar el sistema para que todos puedan tener jornada completa y puedan ganar bien” (declaraciones a Telefé Noticias, 25 de septiembre 2024)

La preocupación por estas declaraciones ya las plantearon los referentes de los gremios docentes en la última paritaria.

No es para menos. Estamos ante un gobernador que equipara un turno escolar (mañana, tarde o noche) con toda la complejidad pedagógica y didáctica que tiene a una “media jornada de trabajo”. Y adelanta que para ganar más habrá que trabajar el doble. Además de faltadoras, en la visión del gobernador las docentes trabajan poco, solo medio tiempo, y eso justifica los pésimos salarios.

En el medio, un ministro de Educación, José Goity, proveniente de la universidad pública que ha resultado una decepción para la docencia. No hay un solo debate pedagógico impulsado desde la provincia. Los lineamientos educativos los comandan las fundaciones. Cree que conocer el territorio es sentarse a conversar para la foto cada tanto con algún senador. Y ya no es tan bienvenido en las escuelas, hace poco tuvo que mandar a una de sus funcionarias siempre lista a que lo cubra en un recorrido, porque en la puerta lo esperaban delegadas del magisterio para entregarle en mano una carta abierta.

En estos días de movilizaciones estudiantiles y de docentes se vieron muchos carteles en defensa de las universidades nacionales y para que liberen a los profesores y dirigentes detenidos. Entre ellos alguien, a manera de síntesis y muy creativa, escribió: Patrullaro.

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