La zanellita marrón
No nos terminamos de bajar del auto que doña Estela, la vieja de al lado, nos vino a avisar que habían reventado nuestra casa. “Eran cuatro, todos bigotudos y vestidos de civil, que se bajaron de un Falcon”, dijo.
No nos terminamos de bajar del auto que doña Estela, la vieja de al lado, nos vino a avisar que habían reventado nuestra casa. “Eran cuatro, todos bigotudos y vestidos de civil, que se bajaron de un Falcon”, dijo.