El Senado de Estados Unidos aprobó el plan de rescate financiero de 700 mil millones de dólares propuesto por la Casa Blanca, con los votos a favor de los candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain. El proyecto regresa a la Cámara de Representantes.

El proyecto incluye una mayor garantía estatal de los depósitos bancarios, que será aumentada de los 100 mil dólares actuales a 250 mil. El plan de rescate fracasó el lunes en la Cámara baja a pesar de las peticiones del presidente George W. Bush, debido al rechazo de un gran número de representantes del Partido Republicano en el gobierno. El objetivo del plan es posibilitar a las instituciones financieras comprar créditos hipotecarios y valores problemáticos y volver a hacer circular el crédito, que está prácticamente estancado.

 

En la Cámara de Representantes, demócratas y republicanos trabajaron toda la jornada tratando de convencer a suficientes opositores al proyecto como para votarlo el viernes, luego de que el rechazo en el recinto de una versión anterior del plan, tres días atrás, causó el desplome de las bolsas mundiales.

 

Incluso en el mismo momento en que se votaba en el Senado, líderes de los bloques de la Cámara de Representantes buscaban asegurarse los 12 votos que se requieren para revertir la derrota del lunes por 228 a 205 votos, y en especial apuntaban sus esfuerzos a los 133 republicanos que votaron en contra.

 

La oposición de estos legisladores dio este miércoles señales de remisión luego de que se agregaron a la ley recortes impositivos por 100.000 millones de dólares para empresas y gente de clase media y un aumento temporal de 100.000 a 250.000 dólares del monto que el Estado devuelve a un ahorrista en caso de quiebra del banco.

 

También fue bien recibida este miércoles entre los representantes una decisión de la Comisión de Valores y Cambio del gobierno estadounidense de aliviar, en algunos casos, reglas que obligan a las compañías a devaluar sus activos en sus hojas de balance para reflejar el precio real por el que se venderían en el mercado.

 

El salvataje, la mayor intervención estatal de la Administración Washington en la economía desde la Gran Depresión, en 1929, otorga al secretario del Tesoro, Henry Paulson, el manejo casi ilimitado de 700.000 millones de dólares para comprar la deuda de bancos afectados por la crisis de los préstamos hipotecarios incobrables.

 

El objetivo del plan es evitar un colapso general de la economía estadounidense mediante la recuperación del crédito, en un virtual y peligroso estancamiento desde que la crisis financiera norteamericana se agravó con la quiebra de grandes bancos, hace 15 días, e hizo temblar al mundo.

 

En el Senado, un total de 40 demócratas, 33 republicanos y el independiente Joe Lieberman votaron por "sí", mientras que nueve demócratas, 15 republicanos y el independiente Bernie Sanders se pronunciaron en contra del proyecto, según informó la cadena de noticias CNN.

 

En una intervención frente a sus pares antes de la votación, Obama, senador por Illinois, dijo que urgía aprobar la ley para "evitar la posibilidad de que una crisis se convierta en una catástrofe".

 

"A los demócratas y republicanos que se opusieron a este plan, les digo: ’Pongan manos a la obra. Hagamos lo que es bueno para el país ahora, porque el momento de actuar es ahora’", dijo Obama.

 

Antes de viajar a Washington para la votación, el senador por Arizona McCain también pidió respaldar el proyecto. "Si no actuamos, los engranajes de nuestra economía terminarán por detenerse", advirtió el candidato republicano.

 

También antes de la votación, en la Casa Blanca, el presidente George W. Bush, dijo que era "muy importante que los miembros del Congreso tomen esta ley muy en serio". "Es muy importante para nosotros aprobar esta legislación para estabilizar la situación, para que no se ponga peor", dijo Bush. Pero críticos tanto de la izquierda como de la derecha atacaron la ley, considerada por muchos un salvataje sólo de Wall Street, e incluso insuficiente, con pocos beneficios directos para el estadounidenses medio, que debe hacerse cargo de las deudas de los bancos.

 

El senador republicano Jim DeMint, uno conocido conservador, dijo que la aprobación del plan conducía al país "a la fosa del socialismo". El senador Bernie Sanders, un independiente que se describe como socialista, dijo que el rescate era injusto.

"Los amos del universo, esos brillantes privilegiados de Wall Street que hicieron más dinero que el estadounidense medio puede soñar, llevaron nuestro sistema financiero al borde del colapso", y ahora quieren que la clase media "recoja los pedazos de lo que ellos rompieron", dijo Sanders.

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