Desde la mesa que encabezó el plenario dijeron lo suyo referentes de casi una decena de agrupaciones que tienen en común su adhesión al kirchnerismo. Con el análisis de los recientes resultados electorales como tema, se oyeron críticas y autocríticas, se trazaron diagnósticos, se propusieron líneas de acción y se llamó a renovar el compromiso militante. Además, hubo coincidencia en la importancia de sostener un ámbito de encuentro entre las diversas agrupaciones, sin dejar de respetar identidades y sin forzamientos.

En el cierre, Walter Formento, sociólogo y docente de la Universidad Nacional de La Plata y director del Centro de Investigación en Política y Economía (Ciepe), dejó una de las miradas más optimistas al distinguir entre los resultados de la elección del 28 de junio y el estado de situación de la batalla ideológica entre los dos grandes modelos de país en pugna. Para Formento, la cosecha de votos de los sectores opositores se basó en instalar, con el aparato mediático como protagonista principal, que "Kirchner está loco". En la batalla por las ideas, en cambio, los que sostienen un proyecto de país basado en los mercados, los servicios y las finanzas están perdiendo contra los que impulsan como ejes el Estado, la producción y el trabajo.

Estado, producción y trabajo, marcó Formento, expresan las históricas banderas del peronismo: soberanía política, independencia económica y justicia social. Y este corpus ideológico, evaluó, se impone hoy en las cabezas de la mayoría del pueblo argentino por sobre el otro modelo, que se desarrolló y prevaleció ideológicamente entre marzo de 1976 y diciembre del 2001, y especialmente entre 1991 y el estallido.

¿Por qué entonces cosecharon más votos los bloques afines al proyecto de país agroexportador, prestador de servicios y defensor de la renta financiera? Porque el eje instalado con el concurso de “los medios masivos de formación de opinión política” fue que lo de Kirchner es pura locura, autoritarismo, soberbia y demás, corriendo de la motivación del voto cualquier análisis más profundo, basado en el desarrollo de políticas y rumbos.

Formento planteó la existencia en el mapa político argentino de tres grandes “espacios de fuerza”. Uno al que denominó genéricamente menemismo, identificado con Domingo Cavallo y cimentado en términos de construcción política por otros dos nombres propios: José Luis Manzano y el Coti Nosiglia. Allí tributan hoy por hoy los Puerta y los Macri por un lado, los Giustiniani y Stolbizer por el otro, señaló.

El segundo “espacio de fuerza” se puede agrupar como legado del “duhaldismo alfonsinismo”, con Carlos Reutemann, Celso Jaque y algún otro gobernador por un lado; con Cobos, Carrió y Michetti por el otro. Este gran espacio remite a intereses económicos de las expresiones financieras de la Iglesia Católica y se engorda con corporaciones como las de Pérez Companc, Techint, Roggio, abundó Formento, que emparentó a estos dos primeros grandes sectores que describió en función de aquello de privilegiar mercado, servicios, finanzas.

El tercer “espacio fuerza”, en tanto, “es en el que estamos nosotros”, marcó Formento ante el atento auditorio de decenas de militantes que se amuchó, cuando caía la noche del último lunes, en el salón del fondo de ATE Rosario.

El “nosotros” planteado por el orador engloba al kirchnerismo, el sector de la CGT proveniente del MTA que hasta ahora se mantiene en la conducción de esa central obrera, la expresión de centro izquierda que encarna en, por ejemplo, el bonaerense Sabatella; el Proyecto Sur de Pino Solanas y los dos grandes sectores de la CTA encabezados por Yasky y De Gennaro.

“Más allá de cuánto nos queremos entre nosotros, todos estos estamos en el mismo barco, que a veces ladea a popa, a veces proa”, analizó Formento.

Cada uno de los tres “espacios de fuerza”, señaló, obtuvo el 28 de junio pasado un tercio de las voluntades de los electores, votos más, votos menos. Y esto configura, a grandes rasgos, el mapa político de cara a las elecciones del 2011, consideró.

Después Formento estableció una comparación de tal situación con las elecciones del año 2003, aquellas en las que disputaron la presidencia Menem, Kirchner, Rodríguez Saá, Carrió y López Murphy. “¿Quién de todos esos era nuestro?”, desafió el director del Ciepe a quienes lo escuchaban, resaltando que “en ese momento Kirchner todavía era un Chirolita de Duhalde, y lo fue hasta que echó a Roberto Lavagna del Ministerio de Economía”.

Es a partir de esta comparación y de la invitación a analizar la coyuntura actual en el marco del proceso histórico que la mirada de Formento se arropa en el optimismo. Lo de mercado, servicios, finanzas, apenas pudo sostenerse basado en el consenso mayoritario durante una década. Ahora, sus exponentes juegan a fondo, presionando en términos económicos con la permanente fuga de capitales y con un bloqueo financiero contra la Argentina que nada tiene que envidiar al que somete a Cuba, pero sólo logran cosechar dos tercios de los votos escondiendo la discusión sobre el modelo de país tras el supuesto desarreglo psicoanalítico de Kirchner. Y no logran instalar el escenario del helicóptero despegando de la Casa Rosada, ese que soñaron en voz alta, en vivo y en directo y a pura sonrisa, Mariano Grondona y el ruralista Hugo Biolcatti.

Con este panorama, revertir el reciente resultado electoral y garantizar la continuidad y profundización del modelo Estado, producción, trabajo, requerirá la intensificación de la tarea militante bien entendida, centrada en la discusión política y la formación de cuadros y apuntada a la generación de “más fuerza propia, porque no se puede articular con fuerza prestada (como la de el grueso de los intendentes del conurbano bonaerense, por ejemplo) sin contar con fuerza propia”, concluyó Formento.

Antes, la jornada en ATE arrancó con palabras de Guillermo Pochettino, de Rosarinos por una Argentina para Todos, la agrupación de la que surgió la convocatoria. A la hora de analizar la reciente elección Pochettino señaló como una de las principales causas de la magra cosecha kirchnerista la “falta de comunicación con el pueblo”. Esto de la “comunicación” fue uno de los puntos comunes de todas las intervenciones, y Pochetinno lo abordó no sólo poniendo en foco a los medios masivos sino también remarcando que los militantes que apoyan al gobierno nacional no pueden enterarse sólo “por los diarios” de determinadas movidas tácticas. El representante de Rosarinos por una Argentina para Todos concluyó con un llamado a “desarrollar políticas unitarias” entre los distintos sectores presentes en el plenario.

A su turno, Agustín Sánchez, de La Cooke, introdujo la cuestión de “la autocrítica” de la militancia kirchnerista. “El kirchnerismo nos presentó una oportunidad que no aprovechamos por estar fragmentados, divididos”, señaló. “Profundizar el proyecto es nuestra oportunidad”, agregó, al tiempo que consideró que “no se puede regalar el PJ a la derecha peronista” pero tampoco se debe obviar que son mayoría entre quienes practican el “pejotismo” los que parecen más mercenarios que militantes.

Juan Carlos Rodríguez, de la FTV, recordó que el líder nacional de esa organización, Luis D’Elía, incluyó en su lectura del resultado electoral una crítica a la decisión de Kirchner de presidir el PJ. “Al PJ podría haberlo conducido algún allegado a Néstor, para que él conduzca al conjunto del Movimiento”, analizó el representante de la FTV, recordando aquello de la distinción entre partido y Movimiento que el propio Perón supo acuñar. “Desde la FTV planteamos charlar con todos los sectores para avanzar hacia a un Movimiento Nacional, Popular y Revolucionario”, teniendo en cuenta que “el 70 por ciento de la clase trabajadora está por fuera de la CGT y la CTA” y en gran medida se organiza a través de “los movimientos sociales”.

Después, Héctor Marinángeli, de Encuentro por la Democracia y la Dignidad, planteó como principal desafío “cómo mejoramos el instrumento político”, ubicando al espacio al que pertenece, ligado a la construcción de Sabatella en Buenos Aires, “lejos de poder sumar al PJ”. Para Marinángeli, “la UCR y Duhalde convocan a un bipartidismo sin Kirchner”, por lo que “hace falta una estructuración política nueva” que enfrente, por ejemplo, “al reutemismo, que es un monstruo grande y pisa fuerte”.

Desde el Partido Humanista, Gabriel Parnisari fue el primero de los oradores en reivindicar el hecho de que, en un contexto desfavorable, Agustín Rossi haya logrado los votos suficientes para renovar su mandato como diputado nacional haciendo “una elección muy digna”. Sostuvo también que el voto anti K fue un castigo de supuestos “malos procedimientos” instalados por los medios masivos de comunicación y convocó a formar “un movimiento social que trascienda los límites partidarios y que ponga al ser humano como lo central”.

Julio López, del Movimiento Libertador San Martín, coincidió en lo de que hubo votos “contra la forma y no contra el contenido” de las políticas del gobierno nacional, al que pidió a la vez “abrir los ministerios” para que las organizaciones que lo respaldan puedan acceder a programas que les permitan desarrollar mejores políticas. Además, marcó que a las organizaciones como las que participaron del plenario les cuesta mucho juntarse, cuestión que adquiere más relevancia a partir de su visión de la necesidad de “sentarse a discutir con todos”, incluyendo a quienes se sostienen dentro del PJ y la CGT, dejando de lado la tentación de mostrarse como “políticamente correctos”. “Tenemos que ser organizaciones democráticas pero a la vez tenemos que discutir poder”, resumió en ese sentido. Al mismo tiempo, López consideró que el 28 de junio hubo un castigo bastante generalizado a quienes están gestionando, expresado en la caída de votos del macrismo en Capital y en la derrota del socialismo en territorio santafesino.

Después fue el turno de Sebastián Artola, de la Martín Fierro, quien consideró “fundamental tener la capacidad de darle continuidad al proceso político” generado a partir de la llegada al gobierno del kirchnerismo para poder “salir a dar la disputa del 2011”. No dejó de mencionar lo de la incidencia de los medios y puso sobre la mesa el “lógico debilitamiento de la iniciativa política de un gobierno luego de 6 o 7 años de gestión”, pero también evaluó que en los últimos meses “hubo un freno en la recuperación de los sectores populares” en lo que hace al empleo y al poder adquisitivo y llamó a actuar con inteligencia para “incorporar (y dar respuestas a) la agenda liberal republicana”, esa que pone el acento en las formas.

Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita, retomó lo de López respecto de lo que cuesta a las organizaciones reunidas allí juntarse “por la positiva”. Recordó que las últimas instancias de encuentro fueron, como en este caso, ante adversidades como la del conflicto con las patronales agrarias. Después analizó que en el hecho de que Kirchner haya tenido que avanzar en conjunto con determinados actores que no son ejemplo de fidelidad y coherencia tuvo mucho que ver que “no hemos podido construir referencias que reemplacen los votos que aportan los intendentes”. Finalmente, remarcó que hay que redoblar esfuerzos para que en el 2011 “no se cierre la puerta” que se abrió en el 2003.

Muchas expresiones de los oradores quedan afuera de esta reseña de una jornada en la que las coincidencias prevalecieron sobre las diferencias, que saludablemente también se expresaron, pasando fundamentalmente por cuestiones instrumentales como la de qué hacer con el PJ.

Habrá que ver si la coincidencia general sobre la importancia de sostener un espacio de debate del conjunto de las organizaciones identificadas con las políticas del gobierno nacional se sostiene por encima de las lógicas de acumulación de cada sector. “Que nos una siempre el espanto”, se escuchó. Y Formento destacó que no tiene noticias de que un plenario como el que se llevó a cabo en ATE Rosario se haya realizado en algún otro lugar del país, lo que reforzó la evaluación positiva de la jornada por parte de quienes asistieron. Así, una buena parte del kirchnerismo rosarino mostró que sintió el golpe del 28 de junio, pero ni piensa en rendirse.

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