La presidenta Cristina Fernández de Kirchner no anduvo con vueltas en su debut en la fiesta del 20 de Junio en el Monumento Nacional a la Bandera. Al cerrar el acto central de este domingo al mediodía, completó las semblanzas de Manuel Belgrano que habían hecho antes el intendente Miguel Lifschitz y el gobernador Hermes Binner recordando aspectos “olvidados” de la historia. “Algunos ricos que no querían irse y preferían negociar con el enemigo fueron fusilados por el general Belgrano por traidores a la patria”, recordó al evocar el Éxodo Jujeño.
“Y no es levantar el conflicto por el conflicto mismo”, marcó, sino entender que para continuar a Belgrano “hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen”, por lo que el país necesita dirigentes políticos “que se jueguen” para profundizar el modelo nacional que gobierna desde el 2003.
Así de alto fue el tono del discurso de la presidenta, que empezó su jornada en Rosario cortando las cintas de las obras de reconstrucción del muelle del Parque España, financiadas por el Estado nacional. Allí Cristina arrancó con el rito del saludo a la gente, alambrados de por medio, y allí también se notó la presencia de mucha militancia kirchnerista que mimó a la presidenta y aprovechó para cuestionar con abucheos y algún cantito a sus acompañantes Lifschitz y Binner, especialmente a este último.
También hubo algunos silbidos para los locales en el escenario montado frente al Monumento, pero esas expresiones no fueron sostenidas y el intendente y el gobernador pudieron completar normalmente sus discursos, que se entroncaron a partir de la reivindicación de Manuel Belgrano.
El de Lifschitz incluyó una lectura optimista de la realidad nacional y hasta algunos elogios al gobierno de Cristina, sazonados con un pedido de mejor “asignación de recursos”.
El de Binner fue de un tono más protocolar, convergente con el del intendente en el reclamo del feriado nacional inamovible para el 20 de Junio.
A su turno, Cristina generó el entusiasmo de los adherentes a numerosas agrupaciones kirchneristas que con sus banderas ocuparon los lugares frente al escenario, avenida de por medio, en medio de una multitud desperdigada por toda la zona que fue llegando de a poco y se hizo más nutrida sobre el final del acto.
La presidenta arrancó su discurso con la evocación del Belgrano que “tomó las armas para defender la patria” y comandó el Ejército del Norte y el Éxodo Jujeño, aspectos que sumó a los destacados previamente por Lifschtiz y Binner, que luego escucharon desde la primera fila del palco el pedido de que “se jueguen”, dirigido a “políticos, legisladores, intendentes, gobernadores” y a los “partidos populares y democráticos”.
“Para hacer estas cosas que decían Binner y Lifschtiz hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen, porque sino la solidaridad es solo un ejercicio retórico”, señaló Cristina, al tiempo que admitió que, aunque “somos el país más igualitario de América Latina”, todavía “falta mucho” porque “tenemos que hacer más escuelas, casas, hospitales, caminos“.
Sobre el final, la presidenta volvió a rescatar “este modelo, en el que muy pocos creían, que se ha mostrado firme en el vendaval de la crisis de los países desarrollados”.
“No ha sido fácil, no es fácil y nada me será fácil, pero soy inquebrantable en mis convicciones”, concluyó, ante los aplausos de la multitud.
Después fue el tiempo del desfile y de los saludos a funcionarios y dirigentes que estuvieron en el palco y a quienes se acercaban hasta allí cruzando la avenida, en medio del desfile de la bandera más larga del mundo.
La fiesta sigue este domingo a la tarde y también durante la jornada del lunes feriado, con diversas actividades en toda la zona de la costa entre el Monumento y el Parque España.
Fotos: Javier García Alfaro
