Cambios necesarios para mantener el socialismo.
Cambios necesarios para mantener el socialismo.

A ningún trabajador del mundo le es indiferente quedarse sin trabajo o tener que cambiar de empleo, y Cuba no es la excepción. La diferencia está, eso sí, en la existencia de una red de protección social que pueda contener y amparar al trabajador en su incertidumbre. En Cuba esto está asegurado. Es la base misma del sistema: salud, educación, vivienda y comida no le falta a nadie, más allá de los inconvenientes y las justas quejas. La otra gran diferencia es que estas duras medidas de reducción de empleos estatales no se toman a pedido ni en beneficio del FMI, ni del Banco Mundial, ni de empresas monopólicas que quieran aumentar sus ganancias, como ocurre en los sistemas capitalistas, sino por una necesidad real de la sociedad.

La canallesca prensa que representa los intereses concentrados de los grandes monopolios literalmente se está haciendo un picnic con los anuncios del gobierno de Cuba sobre la reducción de más 500.000 empleos estatales en cinco sectores económicos de la isla, entre ellos la salud pública. El gobierno de Raúl Castro anunció en octubre una drástica reducción empleos estatales antes del 31 de marzo, en la primera fase de un plan para eliminar más de un millón de puestos en el Estado (20% de la fuerza laboral cubana), como parte de sus reformas para hacer eficiente la economía.

Los propagandistas del capitalismo cuentan ahora con un material valioso para construir hipótesis, tergiversar, y operar sobre la realidad de Cuba, intentando parangonar estas duras medidas con los ajustes neoliberales que han asolado países de América latina y Europa. Pero la comparación no corresponde, y el tiempo y las marcha de los acontecimientos irá dejando bien en claro las profundas diferencias. Es que, justamente, muchos de los problemas que padece la economía cubana, derivan, entre otros motivos, de la existencia de un sistema que intenta amparar a todos, a todos por igual y sin excepción, pero con recursos limitados y con un bloqueo criminal que derrumbaría la economía de cualquier país capitalista en poco tiempo.

Es de esperar que este sistema de protección social cubano ampare a quienes padezcan la incertidumbre de tener que reconvertir su actividad para pasar del sector público al privado. Esto no ocurre en los países capitalistas, cuyos ajustes lanzan a la calle, literalmente, y condenan al desamparo total, a millones de personas. La diferencia clave, de base, es que el capitalismo necesita de los desempleados, los excluidos, los pobres, los indigentes. Son parte del sistema. El sistema se alimenta de ellos, fabrica pobres para perpetuarse y engordar más a los más ricos. En Cuba, en cambio, estas medidas se toman como último recurso, ante la necesidad, y con la intención de mejorar la grave situación de la débil economía cubana.

Según informó el gobierno de Cuba, los trabajadores que resultan cesantes pueden ser reubicados en otra empresa de su sector, sobre todo en la agricultura y la construcción, y en caso de no optar por ninguna oferta, la empresa les abonará el salario por una escala progresiva según los años trabajados. Como alternativa a los despedidos, el Gobierno autorizó también en octubre la apertura de licencias para 178 oficios en pequeñas y medianas empresas y cooperativas urbanas, como restaurantes y peluquerías, a fin de que absorban a buena parte de los desempleados.

Lo que en el capitalismo es parte integrante y virtuosa del sistema, en el modelo cubano es un amargo remedio que se debe tomar, obligado por la situación de hipertrofia del sector estatal.

Cuba es un país pobre en recursos naturales. Estas medidas no se toman para beneficiar grandes capitales, ni anhelos los imperiales, ni tampoco las apetencias insaciables de grandes empresas. Hay una diferencia esencial, profunda, de origen, entre las decisiones que se toman en Cuba y las imposiciones de los poderes fácticos en los países capitalistas.

Por este motivo, más allá del justo descontento que puedan generar estas políticas, y más allá de que a la larga resulten positivas o no para el pueblo cubano, los intentos de instrumentalización por parte de la propaganda capitalista seguirán confinados a la historia universal de la infamia.
 

Más notas relacionadas
Más por Pablo Bilsky
Más en Mundo

Dejá un comentario

Sugerencia

Todo conduce al paro: rechazo absoluto a la oferta salarial de Pullaro

En la asamblea departamental Rosario de Amsafé surgieron cinco mociones, todas impulsan me