Con una docena de barricadas en distintos puntos de Santiago, estudiantes chilenos iniciaron este jueves una nueva jornada de protesta desafiando la prohibición del Ejecutivo que dispuso un operativo con gran despliegue de tropas para dispersar a los manifestantes.
Los estudiantes de la enseñanza media, que junto a los universitarios cumplen dos meses de paralización y protestas, convocaron a una marcha a la mañana por la céntrica avenida Bernardo O’Higgins.
A su vez, universitarios y el Colegio de Profesores hicieron lo propio para realizar otra marcha similar al atardecer. Ambas manifestaciones fueron prohibidas por el gobierno y fueron duramente reprimidas en la mañana de este jueves.
Según la gobernadora de Santiago, Cecilia Pérez, la policía antimotines intervino para despejar las barricadas instaladas cuando recién amanecía en la capital chilena. Las tropas antimotines se desplegaron también en lugares cercanos a centros estudiantiles donde más de una veintena de jóvenes se encuentran en huelga de hambre. Alrededor de una docena de manifestantes ya han sido detenidos por fuerzas policiales.
Este miércoles, las agrupaciones estudiantiles habían ratificado la realización de las dos movilizaciones anunciadas tras conocerse una nueva propuesta del gobierno que no satisfizo el reclamo del sector, por lo que estudiantes y maestros decidieron llevar a cabo las protestas a pesar de la prohibición del gobierno que pesa sobre las mismas.
La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, señaló que "se trató de llegar a un acuerdo, pero no hubo posibilidad", y resaltó que para los estudiantes "es importante" ejercer su derecho a manifestarse libre y públicamente.
Esta es la cuarta movilización en un mes que llevan a cabo estudiantes y maestros con el apoyo de varios gremios y distintas organizaciones sociales. El pasado 15 de julio marcharon más de 100.000 personas en apoyo a las demandas de una mejor educación, un mayor aporte estatal, el término del lucro en el sector y que los colegios secundarios dejen de depender de las municipalidades, como lo hacen desde la dictadura de Augusto Pinochet.
