Foto: Télam.
Foto: Télam.

El genial artista había nacido en Montevideo, el 1 de noviembre de 1923, y vivió en su juventud en Buenos Aires. Además, logró notoriedad por la búsqueda de su hijo, quien sobrevivió a la Tragedia de Los Andes en 1972.

Conocido por el complejo arquitectónico Casapueblo y por una obra polifacética que plasmó en coloridos murales la fusión de las cultura africana con la uruguaya, falleció este lunes a los 90 años en la famosa construcción ubicada en Punta Ballena, Uruguay.

Según indicó una de sus hijas al canal de televisión uruguayo Teledoce, el artista «se levantó a la mañana, había descansado muy bien y estaba conversando con su médico para decirle que tenía un dolor cuando falleció».

Páez Vilaró dedicó su obra pictórica a la cultura de raíz africana que rodea el Carnaval uruguayo, pero además recorrió África pintando murales en coincidencia con el histórico proceso de independencia de aquel continente, durante la segunda mitad del siglo XX.

Con una marcada impronta cubista, la producción del artista, nacido en Montevideo el 1°de noviembre de 1923, se desplegó en todo tipo de materiales (muros, cartones, metales, papel) y tuvo como eje el retrato de sus viajes por el mundo.

Además de su afán por la experimentación, se dedicó también a la conquista de distintos soportes: así, incursionó en la pintura, la escultura, la cerámica, la música y la escritura.

En los años 60, Páez Vilaró inició la construcción de Casapueblo, el gigantesco monumento arquitectónico emplazado en el espectacular paisaje marítimo de Punta Ballena -a unos kilómetros de Punta del Este- que funciona como hotel, museo y taller.

«Cuando inventé Casapueblo, era extraordinario: estaba solo. Una soledad maravillosa. Sólo tenía diálogo con algunos pescadores que se aventuraban a vivir en las rocas. Hoy en día no conozco ni a los vecinos. Impresionante lo que ha crecido. Antes, me dolía cuando alguien construía. Pensaba: `¿Cómo lo hacen sin pedirme permiso?`. Me sentía dueño como de 40 hectáreas. Ya no. Pero fui el culpable», aseguró alguna vez.

La vida y la obra del artista están indisolublemente vinculadas a Buenos Aires desde que llegó en su juventud para desempeñarse como aprendiz de cajista de imprenta en Barracas y Avellaneda.

Tan estrecho era su vínculo con la Argentina que solía autodefinirse como el «pintor del medio del río».

Final feliz

Su vida tuvo un punto de inflexión en octubre de 1972 cuando su hijo mayor, también llamado Carlos, sufrió un accidente junto a otros jóvenes que volaban hacia Chile para disputar un partido de rugby y el avión que los transportaba cayó en la cordillera de los Andes.

Durante los 72 días que duró la búsqueda de los sobrevivientes el artista tuvo una participación activa en el operativo de rescate: organizó expediciones, reclutó voluntarios, consultó videntes y se internó en la cordillera hasta que se localizaron los restos del avión y los 16 sobrevivientes, entre los que estaba su hijo.

Tras la experiencia, Páez Vilaró escribió una serie de notas a modo de bitácora que fueron editadas bajo el nombre de «Entre mi hijo y yo, la luna».

A lo largo de su vida, Páez Vilaró conoció a importantes maestros como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Giorgio de Chirico, Jean Cocteau, Jean Cassou, Alexander Calder y Andy Warhol, entre otros.

El artista había participado hace unos días de las «Llamadas», como se conoce el desfile de comparsas de origen africano en el Carnaval uruguayo.

Fuentes: Diario El País, de Montevideo, y Télam.

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