La sociedad no olvida las mentiras vertidas desde el poder político en torno al atentando.
La sociedad no olvida las mentiras vertidas desde el poder político en torno al atentando.

A diez años del atentado más sangriento que sufrió España y después que la Justicia desmontó la «teoría de la conspiración», algunos dirigentes del Partido Popular sostienen sobre la responsabilidad de ETA y sectores de la oposición.

La mañana del 11 de marzo de 2004, a sólo tres días de las elecciones generales en una España involucrada en al guerra de Irak, diez bombas estallaron de forma coordinada y en hora pico (entre las 7.37 y 7.40) en cuatro trenes de la red suburbana de Madrid, en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo, provocando 191 muertes y casi 2 mil heridos.

Inmediatamente después de los atentados, el gobierno del entonces presidente José María Aznar, del Partido Popular (PP), y los medios afines a la derecha, vincularon a ETA con tragedia, en un intento por atribuir a factores internos y a una conspiración opositora hechos más vinculados con la guerra de Irak y el extremismo islámico.

Las elecciones las ganó el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, pero desde entonces el PP y algunos medios «ultras» continuaron sembrando dudas en torno a los atentados de Madrid.

En 2007 la Justicia española desmontó la «teoría de la conspiración», dejando claro que los atentados del 11M fueron obra de una célula vinculada a la red internacional Al Qaeda.

Sin embargo, algunos dirigentes del PP se resisten aún a abandonar su posición, lo que supone una deuda con las víctimas y la sociedad española en su conjunto.

El presidente del Tribunal que juzgó a los responsables del atentado, el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez, insistió en que las dudas en torno a los atentados «vienen de la ignorancia y la mala fe».

Además, el magistrado dijo a Cadena Ser que era conveniente que aquellos políticos que «defendieron la teoría de la conspiración se rectifiquen».

A diez años se recordó este martes a las víctimas del mayor atentado en la historia de España con un funeral de Estado celebrado en la Catedral de la Almudena de Madrid.

La misa, de la que participaron los reyes, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, y otras autoridades del país, fue el acto central de una semana cargada de homenajes y exposiciones para rememorar los fatídicos hechos de esa mañana.

«¿Por qué hay individuos y grupos, sin escrúpulo alguno, que desprecian el valor de la vida humana y su carácter inviolable, subordinándolo a la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos? ¡Siempre tan mezquinos!», se preguntó el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, encargado de oficiar el funeral.

El Estado español recuerda la masacre bajo la persistente amenaza de nuevos ataques, y con heridas abiertas en la sociedad, que no olvida las mentiras vertidas desde el poder político en torno al atentando.

Todas las asociaciones de víctimas participaron del funeral de Estado y volvieron a mostrar una imagen de unidad -como ocurrió en otro acto de la víspera-, a pesar de las divisiones.

Al llegar a la Catedral, el rey y el resto de la familia real y autoridades saludaron personalmente a las presidentas de las dos principales asociaciones de víctimas, Pilar Manjón y Angeles Pedraza.

Debajo de esta imagen de aparente reconciliación, subyace aún el dolor de los familiares de las víctimas y víctimas sobrevivientes que más allá del sufrimiento físico siguen esperando un reconocimiento por parte de las autoridades de los errores cometidos y las mentiras.

Además, exigen ayudas para superar el trauma sufrido, que sigue afectado sus vidas de forma cotidiana.

«Queremos un plan de reinserción de las víctimas. Nos parece injusto que haya una plan para reinserción de los verdugos, mientras el 60 por ciento de los miembros de nuestra asociación está parada (sin trabajo), sin cobrar ni 400 euros», sostuvo este martes Manjón en declaraciones a la emisora Cadena Ser.

Por otro lado, la presidenta de la «Asociación 11M Víctimas del Terrorismo» reitero su reticencia a que el acto oficial para recordar a las víctimas haya sido «católico», ya que su asociación es «aconfesional», mientras insistió en que nunca nadie le pidió perdón por lo ocurrido aquel día, y mucho menos los dirigentes políticos que mintieron y utilizaron su dolor.

Pasaron diez años de aquel ataque y el riesgo de atentados de este tipo sigue siendo «alto», según el último informe del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), realizado hace dos meses.

Esto significa que existe un riesgo probable de atentado terrorista.

Fuente: Télam

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