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Juan Carlos Varela. (Foto: Osvaldo Sierra-AFP-Télam)

El presidente saliente anunció la realización de una serie de cirugías para adelgazar y embellecer su cuerpo. El mandatario electo señaló que no ocupará su cargo para hacer negocios, pese a que es un millonario hombre de negocios. El gobierno cambió de manos en Panamá, pero el poder sigue en las mismas de siempre. El proceso de concentración de la riqueza se profundizó en los últimos años.

Los números de Panamá en cuanto a producción y crecimiento económico resultan, a primera vista, positivos, aunque sólo en los papeles. El problema es el reparto. En Panamá, 105 familias acumulan cerca de 20 mil millones de dólares, el mismo monto de su deuda pública.

Desmintiendo los pronósticos y las encuestas que daban como favoritos a los candidatos José Domingo Arias (oficialista) y Juan Carlos Navarro (Partido Revolucionario Democrático), el resultado de las elecciones presidenciales de Panamá sorprendió y Juan Carlos Varela, actual vicepresidente y líder del Partido Panameñista, será el próximo presidente del país Centroamericano.

La gran pregunta es si querrá, y si podrá, cambiar las viejas estructuras y el armado financiero y productivo que deja el gobierno del presidente saliente, Ricardo Martinelli, que convirtió al Estado en una suerte de empresa al servicio de los negocios de grupos concentrados y las corporaciones.

Resulta muy significativo que las elecciones presidenciales se hayan dado en el marco de un prolongado conflicto laboral de los obreros de la construcción. La huelga que se inició el pasado 23 de abril, en demanda de un aumento salarial para los obreros de la construcción, fue ratificada por los dirigentes sindicales esta semana y sigue en pie. La medida paralizó cientos de obras, incluyendo la ampliación del Canal de Panamá.

Varela, de 51 años y líder del Partido Panameñista, pertenece a la tradición de los vicepresidentes díscolos, esos que en algún momento de la gestión se convierten en un dolor de cabeza para su compañero de fórmula.

Varela llegó a la vicepresidencia en julio de 2009 de la mano del presidente Ricardo Martinelli. Pero el acuerdo con el partido de Martinelli, Cambio Democrático, se rompió en 2011. La ruptura produjo una crisis en el gabinete con la renuncia de los aliados de Varela, entre ellos el ministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino, una de las figuras claves del Ejecutivo.

La tensión subió en mayo de 2012 cuando Martinelli pidió Varela que renunciara a la vicepresidencia con el argumento de que no hacía nada, a lo que Varela respondió que él “servía al pueblo”.

Licenciado en Ingeniería Industrial en Estados Unidos, Varela centró su campaña presidencial en la lucha contra la corrupción, que es una de las marcas de la gestión Martinelli. Es un “exitoso” empresario panameño. Fue director de la empresa productora de licores Varela Hermanos, y fue asimismo accionista de las emisoras Radio Mix, La Típica y Blast.

Tras las elecciones, se considera que el fracaso del candidato oficialista José Domingo Arias significa un voto castigo a Martinelli, cuya gestión deja una pesada herencia.

El gobierno de Martinelli se vio salpicado por una serie de escándalos financieros que no llegaron a la Corte Suprema de Justicia ni a la Asamblea Nacional, según denunció la oposición, porque el gobierno por entero esas dos instancias de poder. Se acusa a su gobierno de realizar obras faraónicas con sobrecostos y coimas.

También han sido reiteradamente denunciados hechos de represión como los Bocas del Toro, San Felipe y Colón que dejaron muertos y heridos. La criminalización de la protesta social y la discriminación de los pueblos originarios figuran entre las marcas del gobierno saliente.

Durante el gobierno de Martinelli la economía creció en promedio a más de ocho por ciento anual con un Producto Interno Bruto cercano a los 50 mil millones de dólares. Cuando empezó su gestión en 2009, el nivel de pobreza total era de 25,8 por ciento. Al dejarlo cinco años, y pese al crecimiento y a grandes ingresos, el índice es prácticamente el mismo: 25,3 por ciento.

Evidentemente, el problema es la distribución de esas riquezas. Según las últimas cifras de la comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina (Cepal) a marzo 2014 el 36,8 por ciento de todos los panameños vive en pobreza y de ellos 17 por ciento (508.700 ciudadanos) en extrema pobreza. Entre los pueblos originarios la situación es todavía peor: el 98,4 de la población es pobre.

Envalentonado con el triunfo, Varela dijo que buscará un gobierno con vocación de servicio público. «Quien quiera hacer negocios que se vaya al sector privado», señaló Varela en su primer discurso como presidente electo, en el centro de campaña de su Partido Panameñista, después de que el Tribunal Electoral lo ungiera como ganador. «La política va a cambiar de un negocio a un servicio», prometió.

«A partir de este momento seremos un solo país y guardaremos las banderas de los partidos. La época de los impulsos, la época de la confrontación, del enfrentamiento, del irrespeto queda en la historia… Ahora habrá un gobierno de unidad nacional con equidad y transparencia», señaló Varela, que incluso prometió cambios en política exterior.

Varela dijo que va a poner en práctica una política exterior diferente, “que restablezca el papel neutral y mediador tradicional de Panamá”. Uno de sus primero pasos, señaló el presidente electo, será el restablecimiento de las relaciones políticas, económicas y diplomáticas con Venezuela, rotas como resultado de una alevosa injerencia del gobierno de Martinelli en asuntos internos de la Nación bolivariana, en el marco de la embestida de la derecha para desestabilizar al gobierno de Maduro.

El Tribunal Electoral anunció que Varela ganó los comicios con más del 39 por ciento de los votos, aunque los últimos sondeos otorgaban una leve ventaja al oficialista José Domingo Arias. El delfín de Martinelli se quedó con el 31 por ciento, y tercero fue Juan Carlos Navarro, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), con poco más del 27 por ciento de los votos.

Varela se comprometió a ser uno más de los 180 mil funcionarios públicos de Panamá y a emprender «un gobierno humano, sin importar a qué partido» y a trabajar «24 horas al día, 7 días a la semana”.

Pese a su victoria, Varela no tendrá mayoría en el Parlamento, donde el todavía oficialista Cambio Democrático seguirá siendo dominador, lo que obligará al nuevo mandatario a la búsqueda de consensos.

(Publicada en el eslabón Nº142)

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