José Luis Espert, uno de los asesores económicos del candidato a presidente Mauricio Macri.
José Luis Espert, uno de los asesores económicos del candidato a presidente Mauricio Macri.

Los “especialistas” José Luis Espert y Orlando Ferreres participaron de un congreso de la Fundación Libertad en la Bolsa de Rosario. Frente a la “crisis” económica pidieron al próximo presidente un shock devaluatorio y alertaron sobre los “peligros de continuidad”.

La receta de la ortodoxia económica es vieja y sus ingredientes caen pesados. La fórmula ya fracasó en la Argentina, hoy fracasa en Brasil y sigue fracasando en otras partes del mundo. Sin embargo, los predicadores de esta corriente de pensamiento pro-libremercado y anti-Estado siguen siendo consultados en foros empresarios como portadores de la verdad revelada. Pronostican catástrofes que nunca ocurren. Sus profecías hacen agua. Pero igual los convocan, les dan micrófono para que digan lo que el distinguido auditorio quiere escuchar y se llevan a sus bolsillos altos honorarios. Son asustadores profesionales bien pagos.

Recorte fiscal, ajuste, devaluación, baja de retenciones, eliminación de subsidios y del “cepo” al dólar, una economía abierta a los mercados internacionales, arreglar con los fondos buitre, son tópicos ineludibles que se repiten en las exposiciones de los gurúes del establishment. Infundir miedo en la población es uno de los principales objetivos de la política ortodoxa y sus voceros frente a los cambios de paradigma experimentados en el país en la última década después de la larga noche neoliberal.

“La economía post electoral: desafíos y peligros” fue el título de uno de los tantos paneles que organizó la Fundación Libertad en el XI Congreso de Economía Provincial que se realizó en la Bolsa de Comercio de Rosario, con las disertaciones de los economistas José Luis Espert y Orlando Ferreres, y con la participación del director académico de la Fundación Libertad, Walter Castro.

Los tres coincidieron en que el próximo presidente deberá ir hacia el ajuste, que “será inexorable”, y pidieron que el cambio de rumbo sea un shock, un achique profundo y drástico, aunque admitieron que ninguno de los candidatos a la Casa Rosada parece dispuesto a implementar de manera tajante un ajuste. Alertaron sobre la actual “crisis” económica pero también advirtieron que “la continuidad sin cambios nos llevará a otra crisis”.

“El atraso cambiario que tiene hoy la Argentina es el segundo más grande de los últimos años”, dijo Espert al alentar una devaluación. “Hay que hacer el ajuste con credibilidad”, aconsejó y siguió: “Hay que dar una señal muy fuerte en materia fiscal. Podríamos tener una recesión corta para comenzar a crecer en 2017. Hay que asumir la imposibilidad de seguir con este déficit fiscal, que no sólo es histórico sino que hay otro problema que es que el gasto es el 50 por ciento del producto bruto”.

Espert es el mismo que meses atrás dijo en una reunión con empresarios y colegas que las paritarias eran un concepto fascista y que el Estado no tenía porque meterse a convocar negociaciones salariales entre trabajadores y empresarios. Hace poco subió la apuesta y soltó: “La evasión (impositiva) debería ser un derecho humano”. También es autor de la frase “el kirchnerismo gana elecciones porque la realidad está enferma”. Espert fue denunciado tiempo atrás por “violencia de género”, tras publicar un tuit donde llamó “hija de puta” a Florencia Kirchner, hija de la presidenta.

Ferreres, en tanto, tampoco se anduvo con medias tintas. “Tenemos que pensar en un cambio total”, dijo al intervenir en el congreso de la Fundación Libertad. A su criterio, la agenda económica del próximo mandatario pasará por el déficit fiscal y el tipo de cambio. Ferreres frotó la bola de cristal y anticipó el escenario para después de las elecciones. “Lo más probable es que el cambio sea gradual. Es una probabilidad del 60 por ciento”.

Y añadió: “La inflación es mayor que el aumento salarial. Hasta el turismo nos da pérdidas. El tipo de cambio real está más bajo que el de la convertibilidad. El escenario probable es el gradual con inflación alta, con reducción del déficit y sin mejora del salario real”.

Ferreres, hombre de confianza del grupo Bunge & Born, fue secretario de Coordinación Económica durante el primer gobierno de Carlos Menem. Es director de la consultora Ferreres & Asociados que sirve estadísticas a dirigentes opositores. En 2012 dijo que el gobierno hacía ilusionar a la población con expectativas de consumo con el objetivo de obtener más votos en las elecciones y criticó la “democracia de masas”. Es columnista del diario La Nación, al igual que su colega Espert.

Fraude verbal

La economía argentina, en un contexto de profundización de la debacle internacional, hace frente a diferentes problemas externos e internos que generan tensiones. El tema es cómo se resuelven esas tensiones, con qué herramientas se abordan. Frente a un panorama complicado, el gobierno nacional fortaleció el mercado interno, impulsó políticas de ingresos y de incentivo al consumo, resguardó el empleo y busco mantener el nivel de actividad. Llamar “crisis” a las situaciones de tensión económica esconde el intento de aplicar un ajuste, que desembocaría en una crisis verdadera con grandes costos sociales.

Los datos económicos de la última semana, sin desconocer los distintos transes de la economía doméstica, ayudan a espantar fatalidades que siembra la ortodoxia argentina.

El ministro de Economía Axel Kicillof afirmó que “la inversión vuela” y la estimó entre el 21 y 22 por ciento con relación al producto bruto interno. “Nunca hubo tanta inversión en la Argentina, ni siquiera cuando iban todos los días al Fondo (FMI)”, sostuvo y reiteró que la “defensa del mercado interno fue el principal resorte para mover la industria”.

En rigor, el Indec informó que la actividad industrial creció durante agosto 1,1 por ciento con respecto a igual mes del año pasado, sustentada en una recuperación en el sector automotriz. Días antes, el organismo oficial dio cuenta que la economía registró una mejora de 2,2 por ciento al término del primer semestre del año en comparación a igual período de 2014, impulsada por el consumo, la construcción y el sector agrícola.

El Indec también anotó días atrás que la distribución del ingreso registró una leve mejora al término del segundo trimestre del año, al ubicarse en 0,37 puntos contra 0,377 puntos de igual período del año pasado. La medición se realiza en base al coeficiente de Gini, según el cual cuando el valor llega a uno es el máximo de desigualdad en el ingreso, mientras que si tiende a cero, es el mayor nivel de equidad posible.

En un acto en Misiones, la presidenta Cristina Fernández apuntó a «los que quieren» políticas de «ajuste» para el país y preguntó por qué «quieren presidir el Estado» si les parece «tan nocivo». La mandataria cuestionó: «Los que quieren ajustar son los que nunca pasaron hambre, por eso el ajuste les sale fácil. No hay que asustar a la gente haciendo creer que el ajuste es bueno». No caben dudas que con las recetas ortodoxas de Espert y Ferreres, la economía argentina efectivamente entraría en estado de shock, y sería muy difícil reanimarla.

Fuente: El Eslabón.

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