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La delegación argentina encabezada por Gabriela Michetti dejó en claro, una vez más, el posicionamiento geopolítico adoptado por Macri: genuflexión ante los imperios y los poderes fácticos, y altas dosis de hipocresía y mentiras. Muy coherente con la política interna. Antieméticos para todas y todos.

El mecanismo del vómito es extremadamente complejo. Es una respuesta refleja común a una gran variedad de estímulos y circunstancias fisiopatológicas que pueden surgir del tracto gastrointestinal, el oído interno, el cerebro, los testículos, las vértebras o el ano.

Los medicamentos denominados antieméticos controlan el mecanismo del vómito bloqueando ciertos receptores. La escopolamina, el dimenhidrinato, la meclozina, la clorpromazina, las butirofenonas, la metoclopramida (uno de los más potentes), y la ondansetrona (el más potente) se cuentan entre los más usados.

Al cierre de esta edición, no se ha logrado confirmar cuál de ellos tiene efectos sobre el macrismo.

La presencia de la delegación argentina, encabezada por la vicepresidenta, Gabriela Michetti, en la IV cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que tuvo lugar en Ecuador, dejó en claro, una vez más, el posicionamiento geopolítico adoptado por el gobierno de Mauricio Macri.

Sumergirse en los entresijos de ese posicionamiento político exige altas dosis de antieméticos. Acaso un cóctel con todo ellos, bien batidos, como una suerte de Gancia Horribilis, pueda surtir efecto.

O de última, la solución, acaso, sea vomitar y vomitar, como quien entona una canzonetta intestina, como quien da vueltas sus entrañas, cual si fueran un par de medias sucias, y se las ofrece al Universo, como exvoto catártico.

La cipayita Michetti recitó su versito, y osó acusar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, por la situación “de los derechos humanos” en ese país. Y la respuesta de Maduro dejó en claro, por si hiciera falta, la enorme distancia entre un líder revolucionario y una integrante de un gobierno autoritario, y vendepatria que ha hecho de la mentira, la hipocresía, y el cinismo más burdo, un pestífero culto. El mandatario venezolano pidió a Michetti “no involucrarse en los asuntos internos” de su país. Sencillo, tranquilo.

La Argentina pasó de la dignidad a la genuflexión. Durante doce años se convirtió en paradigma de la lucha por los derechos humanos, la verdad, la justicia y el derecho internacional y la democracia. Y esto implicó enfrentarse a los imperios, los poderes fácticos, y la patota de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que arrasa países y masacra civiles no combatientes con total impunidad. Todo eso terminó.

Ahora el gobierno argentino repta, se arrastra ante los poderosos del mundo. Está feliz de volver a ser el patio trasero de Estados Unidos. Y viene siguiendo, paso a paso, todos los trámites para sacar el carné internacional de cipayo. Y el punto uno es atacar a Venezuela.  

La participación de Michetti se sumó además, a una pútrida ristra de declaraciones cínicas, hipócritas y patéticas (como para no exagerar en la adjetivación) que comenzó con la participación de Macri en la reunión del Mercosur en diciembre. En esa oportunidad, el presidente reclamó “la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela”, y recibió la respuesta de la canciller venezolana, Delcy Rodríguez.

En Davos, Macri, que viajó a mostrarles a sus patrones qué bien viene haciendo los deberes, fue reptando de papelón en papelón. Tras la reunión con el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, Macri dijo que “fue una linda reunión”. Una respuesta de estadista.

Después de su encuentro con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, que encabeza un narco-estado criminal en un país con cientos de miles de muertos y desaparecidos, Macri dijo que el mandatario mexicano estaba interesado en aprender sus pasos de baile.

Y en conferencia de prensa ante periodistas de varios países, con referencia al proceso de paz en Colombia, que implica el dolor de un pueblo tras medio siglo de conflicto y 220 mil muertos, el mandatario argentino mencionó a jugadores colombianos que actuaron en Boca. Nadie entendió el chiste.

Seguramente el gobierno de Macri se expresará en duros términos sobre la situación de los derechos humanos, por ejemplo, en EEUU Seguramente se reunirá con algunos de los cientos de organismos de derechos humanos de ese país y del mundo que vienen denunciando el diario fusilamiento de afroestadounidenses en las calles, el uso de drones que intentan matar terroristas, pero ay, siempre matan niños, y las atrocidades de la ilegal cárcel de Guantánamo, entre otros temas. Hasta que eso no ocurra, para mí con hielo.

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