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Hay una lista de unidad a nivel provincial y, aparentemente, internas en Santa Fe y Rosario para las departamentales. Parece que es el tiempo de realizar algunas reflexiones sobre esto, fundamentalmente para ver el tema como un proceso y no caer en los análisis parcializados, en caliente, abrumados por la cantidad de nombres y cargos.

Es decir, además de reconocer el rol de  los partidos políticos en el funcionamiento de nuestro sistema democrático, es importante preguntarse ¿para qué ha servido integrar el Partido Justicialista en la provincia de Santa Fe, en estos últimos años?

Hay compañeros/as que hacen de esta cuestión un ritual, y se vivencia que estar en el partido, como estructura y como edificio, es una de las tareas más importante que existe.

Si uno los ve hablar y preocuparse, integrarlo, presupondría –a la luz de los acontecimientos– que casi mágicamente se comenzarían a ver realizaciones.

Seguramente ante esta definición muchos dirán que no es así, o no tan así, y que la idea es que los afiliados se vayan apropiando de él, dándole vida, gestando reuniones y acciones. Es un planteo válido, y también debemos incorporarlo en la reflexión.

Por distintas razones, no ha sido así y entonces se presupone, como peronistas e integrantes de un movimiento nacional y popular, que mientras esto no se daba, no existía la posibilidad de esa construcción, estábamos haciendo otra, en los barrios, en las instituciones intermedias, en los frentes de trabajo que a través de su historia, el propio peronismo gestó, estimuló e integró.

Es decir no teníamos el Partido, pero sí estábamos militando en organizaciones sociales, los sindicatos, en las comisiones vecinales, en estructuras de la propia sociedad, y que esto se vería reflejado, entre otras instancias, a la hora de los votos.

Entonces, vale preguntarse, ¿cuál  es la construcción política de las organizaciones que hoy se identifican como integrantes del campo nacional y popular y por consecuencia del kirchnerismo?

Hay una secuencia, que parece no puede soslayarse, conformada por: convocatoria-documento-acto-redes sociales. La comunicación constituida por los últimos  elementos  que acabamos de mencionar, tiene un mismo destinatario: los convencidos, las propias organizaciones que lo integran.

¿Cuál es la territorialidad de las mismas? ¿Qué nivel de articulación existe? Es curioso que en un Partido, donde entre otros sectores, lo forman expresiones autodefinidas como de ese espacio nacional y popular, no hayan logrado nunca diseñar trabajos de conjunto (no declaraciones, no posturas públicas) en los distintos frentes o temas, llegándose inclusive a no tener una postura común para abordar una situación tan delicada, como es la falta de pago a los trabajadores de la propia estructura partidaria.

No es que nunca se haya hecho algo, sino que todo parecen espasmos, reacciones ante acontecimientos nacionales, posicionamientos propios; no políticos, donde es escasa la coordinación de actividades con participación de los vecinos, de los ciudadanos.

Hay actitudes que se asemejan mucho al vedetismo, a la necesidad de protagonismo personal, donde también, cinco compañeros/as se juntan y arman una agrupación y a los seis meses nos enteramos que están en otra; pero en donde muchos de ellos, cuando se reúnen, no pueden explicitar su trabajo en la geografía santafesina, en lo concreto.

Si uno vuelve sobre el proceso y la historia ¿podría decirse que más nos acercamos a disputar el PJ como estructura, más nos alejamos de la gente, en la mayoría de los casos? Interesaría aquí conocer, los fundamentos para respuestas positivas o negativas a este interrogante.

Ahora hay una lista de unidad que es una suma de espacios y personas; desde compañeros/as con un alto grado de militancia, pasando por aquellos que se fueron al PRO, hasta apellidos asociados a la tortura. ¿A quién beneficia un armado de estas características?

El kirchnerismo y sus aliados en el Partido Justicialista de Santa Fe tienen hoy la posibilidad de articular algo distinto o se repetirá la historia, inexorablemente. Esto no es un interrogante, es una aseveración.

Quizás, si se confirman las elecciones departamentales se podrá poner blanco sobre negro, en cuanto a los niveles de representatividad, quien tiene qué cosa a la hora de la construcción partidaria.

Pero a esta compleja situación se le agrega otra. El contexto de la conformación de las listas se dio con Cristina “ausente” (“ella no está conduciendo» se dijo por allí) y ahora hay otro escenario, por lo menos interno, en el movimiento nacional y popular.

¿Cuál es el aporte específico que este Partido Justicialista, que en pocas semanas entrará en funciones, hará frente a las propuestas de la ex Presidenta? ¿Son dos cosas distintas? Quizás algunos quieran encontrar allí su justificación, pero en los hechos nada está por afuera, o con una dinámica propia. No debería serlo, aunque el tema amerite análisis, replanteos, precisiones.

Esto obliga, a los que siempre apuestan por los armados de esta naturaleza, a las definiciones a medias y jugar a dos aguas, a definirse y debatir el modelo de Partido, y la construcción política para la etapa.

Una discusión que nos involucra, a todos, definitivamente.

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