Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

Una nueva edición de la ya tradicional Marcha Mundial por la Marihuana se encuentra con otro panorama: una nueva gestión nacional con Estado ausente, en medio de la ineficacia de las leyes prohibicionistas.

Además, una tragedia como la de Costa Salguero actualiza otra faz del problema: el Estado cómplice.

La Marcha Mundial de la Marihuana volvió y, como todos los años, levantó la misma bandera por una nueva Ley de Drogas. Y si bien la consigna se repitió y las características de la concentración también, el contexto cambió: este año hay un nuevo color político en el gobierno nacional y se sumó una reciente tragedia en Costa Salguero que dejó cinco pibes muertos. Así, en estos días todos hablan de drogas, consumo, problemáticas sociales, legalidades e ilegalidades. Y con este marco de fondo, la Marcha sale otra vez a la calle para poner en evidencia que hay un grupo de activistas y profesionales que ya vienen hablando de la problemática y que reiteran –todos los años– que la clave está en el rol que ocupa el Estado, que hay que cambiarlo por un Estado presente, que regule, y dejar atrás al Estado cómplice.

La plaza San Martín, ubicada en Dorrego y Córdoba, fue este sábado, desde las 14, escenario local una vez más de la previa de un evento que se realiza desde 1999 de forma simultánea y autónoma en ciudades de todo el mundo. Lo más interesante de la marcha es que no sólo asisten los que consumen marihuana como simples usuarios. Marchan también los que la necesitan con un fin medicinal, los que reclaman el derecho a poder cultivarla en su jardín y los que ni siquiera se fuman un porro pero que entienden que tienen que estar porque el fondo de la cuestión es la libertad colectiva e individual.

“Se trata de ampliar derechos colectivos como país, de pensar en un Estado que no sea ni corrupto ni cómplice del mecanismo perverso del tráfico de drogas”, sintetizó Pablo Ascolani, secretario de la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec).

La tragedia de la madrugada del pasado 16 de abril en el centro de convenciones de Costa Salguero, ubicado en el barrio porteño de Palermo, puso a las drogas en boca de todos. Fiestas electrónicas, éxtasis y descontrol ocuparon los títulos de los medios masivos de comunicación. Todos opinaron y resurgieron debates olvidados. Ascolani, resalta que se conoció más sobre la experiencia de la Fundación Mamá Cultiva, que trata a niños enfermos con cannabis. Pero que también se pusieron sobre la mesa otras muertes diarias, la de los pibes que se mueren en los barrios por enfrentamientos entre bandas.

“La tragedia demuestra, una vez más, la ineficacia de las leyes prohibicionistas. Eran muertes evitables: sino es con la regularización, al menos con el testeo de pastillas”, sostiene.

“La prohibición no es más que aumento del narcotráfico, de abusos en el consumo, de intensificación del potencial daño que producen las drogas. La legalización no es liberalización de drogas, sino darle un rol regulador del Estado”, considera el activista y subraya: “Hoy en día, el consumo de drogas está desregulado. El Estado no está ausente, tiene presencia: una presencia corrupta”.

El representante de Arec evaluó que el nuevo panorama nacional desde el 10 de diciembre pasado no es amigable de cara a estos reclamos: “Vemos un retroceso, empezando por la Ley de Emergencia en Seguridad, pero en general, en todas las políticas públicas. Nosotros no vemos la posibilidad de respuestas válidas a nuestro reclamo, el nuevo gobierno responde a sectores de privilegio. Sí esperamos que en el Congreso haya una oposición más racional y pueda tratar al menos leyes sobre uso terapéutico o reducción de daños”.

Rosario, amigable con cautela

Después de Costa Salguero, el foco estuvo puesto en Rosario: la fiesta electrónica que seguía en el cronograma era en el salón Metropolitano. En la previa al encuentro, el Concejo Municipal sancionó por unanimidad un decreto para que el Poder Ejecutivo local implemente estrategias de intervención en reducción de daños frente al consumo de drogas en las fiestas electrónicas. Esa noche, abundaron los controles, las ambulancias y el agua fue gratuita. Pero, dicen por lo bajo los que son del palo, también hubo pastillas, alcohol y otras drogas. Y fueron noticia cuatro personas intoxicadas, aunque ninguna de gravedad. “La fiesta electrónica en Rosario fue intervenida dejando de lado la política de reducción de daños. Se hizo hincapié en la seguridad, quedaron detenidas personas con mínimas cantidades de drogas. Fue ridículo. Es indispensable entender que si se quiere hacer diferencia, la diferencia entre vida y muerte está en implementar testeo de pastillas”, señaló Ascolani.

De todas formas, el representante de AREC consideró positivo que el arco político local mantiene una posición de “avanzada en general”. Por un lado, el rol del Concejo se mantuvo activo en los últimos años. El Palacio Vasallo fue sede en 2014 de un debate sobre despenalización y autocultivo de marihuana. Ese mismo año, el entonces presidente del Concejo, Miguel Zamarini, estuvo en la marcha, se subió al escenario y ante una multitud abrió las puertas del Concejo para discutir y asumir responsabilidades y compromisos en lo que a drogas respecta, y entregó además una declaración a favor de la no penalización del consumo, que lleva las firmas de doce concejales de distintas bancada, entre ellos, Martín Rosúa, Manuel Sciutto, Viviana Foresi, Miguel Cappiello, María Eugenia Schmuck, Sebastián Chale, Daniela León, Aldo Poy y Carlos Comi.

La nueva presidencia del Cuerpo legislativo no sólo se plantó esa vez, sino que continuó la misma línea. La presidenta y concejala radical Daniela León presentó un decreto enfocado en reducción de daños, salud pública y derechos humanos.

La iniciativa fue acompañada por los ediles Carlos Comi, Horacio Ghirardi, Alejandro Roselló, Eduardo Toniolli y Martín Rosúa, y fue aprobada por unanimidad. El decreto incluía firmar un convenio con el Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias y Sida (Ceads) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que dirige Silvia Inchaurraga, para trabajar incluso en el terreno. Esto es, información, agua y testeo de pastillas. Pero la apertura no llegó tan lejos. Esa noche los testeos brillaron por su ausencia.

“Hace muchos años que decidimos pararnos frente a otro paradigma: pensar el consumo de drogas como algo más complejo que el abstencionismo y prohibicionismo. Abordamos desde una perspectiva de reducción de daños, pero teniendo en cuenta como Estado local el marco de la ilegalidad de muchas de estas sustancias sustancias”, explicó Leonardo Caruana, secretario de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario.

Es decir: la ley coarta algunas acciones, como el testeo de pastillas. La mirada desde la cual intenta posicionarse el municipio, sin embargo, incluye otras aristas que permiten accionar desde una mirada ni prohibicionista ni abstencionista.

“Reconocemos una relación compleja con el consumo de sustancias ilegales, pero también con las legales: cigarrillos, alcohol, psicofármacos y medicamentos en general. La idea es traer al debate cualquiera de esos vínculos, trabajando para que la población conozca los riesgos potenciales del consumo”, explicó el funcionario.

Las consignas con la que marcharon los manifestantes

– Contra el narcotráfico, autocultivo

– No más presos por cultivar

– Tratamiento inmediato de los proyectos de modificación de la ley 27.737

– Reconocimiento de los usos terapéuticos e industriales del cannabis

– Descriminalización del cultivo para el consumo personal

– Respeto a las libertades individuales y actos privados

– Formalización de las asociaciones cannábicas y clubes de cultivo

Fuente: El Eslabón

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  1. […] Estados alterados […]

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