Foto: Télam
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El ejército de EEUU asesina gente en todo el planeta. Pero el instinto asesino no termina allí. Además de la violencia imperial, los estadounidenses se matan entre ellos. Mucho. Casi todos los días. Aquí hay una verdadera guerra civil, social y racial. Pocos la quieren ver. Ni se enteran, Se hacen los giles, pero la guerra existe, y se pasea oronda por estar tierras con su carga de muerte y horror.

Prácticamente todos los días la policía fusila afroestadounidenses en este país. Impunemente. Esta semana se produjeron dos hechos, uno en Falcon Heights, Minnesota, el miércoles, y otro en Baton Rouge, la capital de Louisiana, el martes. Fueron fusilamientos a sangre fría. Las víctimas estaban cometiendo el delito de ser negros. Y el viernes vino el vuelto: un ex combatiente afroestadounidense liquidó a cinco policías en Dallas, Texas, durante una marcha de protesta por la brutalidad policial.

Lo de Texas fue una verdadera batalla, como las de Irak y Afganistán, pero aquí mismo, en EEUU. El tiroteo fue brutal. Participaron al menos doce policías, que dispararon a mansalva, y el veterano de Irak, un francotirador con nostalgia de la guerra que logró matar a cinco agentes antes de volar en pedazos por una bomba que llevó un robot.

Sí, de película. El ex combatiente de 25 años, identificado como Micah X. Jonson, produjo el tole-tole en Texas, un estado donde se desarrolla un verdadero culto a las armas, las peleas entre machos guapos y esas cosas de Far West.

Un agente de policía de Louisiana mató el martes a tiros a Alton Sterling, un hombre afroestadounidense que vendía discos piratas afuera de una tienda. No estaba armado. No molestaba a nadie. Alguien lo denunció. Llegaron dos agentes. Uno lo derribó y sujetó en el suelo. El otro le pegó cuatro tiros en el pecho y la espalda. Todo quedó registrado en un video estremecedor. Los testigos gritan  “¿Le dispararon? ¡Dios mío! ¡Dios mío!”.

En Minnesota el policía Jerónimo Yanez mató este miércoles al afroamericano Philando Castile en Falcon Heights. La víctima estaba dentro  de un auto con su novia, quien subió el video a Facebook, que se viralizó un produjo una ola de protestas.

Mientras tanto, la población blanca, en su mayoría, sigue ocupada en sus asuntos, al menos aquí, en la dorada California. La guerra civil está, pero sólo para el que quiere verla.

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