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“Silicon Valley” es el sobrenombre que recibe la zona ubicada en el norte del estado de California, más precisamente en el área de la bahía de San Francisco. “Silicon” no significa “silicona”, por lo cual esta región nada tiene que ver con los implantes que se colocan en las humanas carnes para que parezcan más abultadas, firmes y turgentes. No: este valle no se extiende entre senos ni glúteos intervenidos. Es una pena.

En inglés, “silicona” se dice “silicone”. Y la palabra “silicon” en cambio, significa “silicio”, elemento químico metaloide que sirve como semiconductor para la industria electrónica y de computación.

En esta zona están ubicadas las sedes de las principales corporaciones vinculadas a la alta tecnología, especialmente en los rubros electrónica, computación y redes sociales.

Además de Facebook, Twitter, Google e Instagram, en las ciudades que conforman “Silicon Valley” (algunas pequeñas o medianas, otras de más de un millón de habitantes) tienen sede Adobe Systems, AMD, Apple, Cisco Systems, Ebay, PayPal, Hewlett-Packard, Intel, Nokia, Oracle Corporation y Yahoo, entre muchas otras corporaciones que se cuentan entre las más grandes del mundo.

La devastación que produjo Uber

Y también está Uber, la compañía de taxis sin regulación estatal, la pesadilla de los taxistas, y no sólo de la Argentina, sino también de aquí en San Francisco, donde la empresa nació y tiene su sede central. Uber es un producto típico de la ideología de Silicon Valley: el denominado “solucionismo” tecnológico, tan neoliberal, que plantea que casi todo puede solucionarse con una “aplicación” (app). Uber llevó a la quiebra a la principal empresa de taxis de San Francisco, la cooperativa Yellow Cab.

La presencia de estos monstruos en la zona echa por tierra el mito neoliberal de las inversiones como una suerte de panacea que trae la felicidad de los pueblos. Todo lo contrario.

Los efectos que estas empresas producen sobre las comunidades en las que se asientan, los “daños colaterales”, para usar una expresión muy popular por estos pagos, son nefastos: los precios suben y la gente que habita el lugar debe irse, expulsada por la llegada de los CEOs con un poder adquisitivo altísimo.

Los alquileres se tornan impagables. Todo el entorno urbano cambia para adaptarse al desembarco de los ricos. La exclusión es brutal, masiva, como una suerte de éxodo en el que los migrantes pasan a ser algo así como los refugiados que huyen de las guerras, solo que aquí se trata de la “guerra social”, la que genera desigualdades cada vez más obscenas.

Precios altísimos, solo para ricos

Según datos oficiales de la Oficina del Censo de EEUU, la renta per cápita en el condado de Santa Clara, en el corazón de Silicon Valley, es de 43 mil dólares anuales. La media de este país es de 28.500. El 20,7 por ciento de las familias de Santa Clara tiene ingresos anuales que superan los 200 mil dólares, un caso único en todo el país.

El valor medio de un departamento en el área de San José (considerada la capital de Silicon Valley) es de un millón de dólares. Dos veces y media más que en Washington. Y multiplica por cinco la media nacional. El precio promedio del alquiler de un departamento de un ambiente en el área asciende a 3.500 dólares por mes.

La presencia de estos monstruos corporativos produjo en esta zona un cambio profundo, que algunos se animan a calificar como “revolución cultural”. El cambio simboliza el triunfo del neoliberalismo sobre el Estado. Y el poder avasallante de las corporaciones y el mercado por sobre la democracia, las instituciones y la sociedad civil.

Los CEOs y su poder adquisitivo dominan la zona. Y los antiguos habitantes deben irse. Médicos, abogados y profesores se ven obligados a mudarse. El Sindicato de Docentes de Cupertino (sede de Apple) denunció que muchos trabajadores de la educación debieron mudarse a localidades ubicadas a más de una hora de viaje del trabajo, en busca de sitios menos caros donde vivir.

En la ciudad de Santa Clara el porcentaje de personas sin techo es el más alto de Estados Unidos. Y en San José hay más de 4 mil indigentes.

Como todo cambio surgido de decisiones humanas, tiene efectos económicos, políticos y sociales. Y hay ganadores y perdedores, siempre. El versito del bien común, el derrame y el gran capital como solución, se cae a pedazos, también aquí, en una de las regiones más ricas del Imperio.

A causa de esa rara fascinación que generan las innovaciones tecnológicas, las corporaciones de este rubro gozan de una suerte de aura, despiertan simpatía, interés, asombro y envidia, pero sólo en aquellos que las utilizan y admiran a la distancia.

Los vecinos de estos monstruos, en cambio, tienen otra mirada. San Francisco se viene rebelando hace años contra los atropellos de estas corporaciones. Es muy activa la militancia de los movimientos sociales contra los despidos y el deterioro del nivel de vida. Los trabajadores y las pymes son los primeros perdedores. Las manifestaciones y protestas callejeras son moneda corriente en esta ciudad. La lucha es permanente. No todos se quedan fascinados por el fetichismo de la tecnología. Son cada vez más lo que denuncian y combaten la devastación.

Silicon Valley representa uno de los núcleos duros del poder económico transnacional con sede en EEUU. Otro nodo del poder real es el centro financiero neoyorquino: Wall Street. Un tercero, decisivo en este país, es el complejo militar-industrial. Y el cuarto, nacido tras los atentados terroristas de septiembre de 2001, es el complejo de la vigilancia y la seguridad interna.

El cambio cultural que se produjo en esta zona a partir de la radicación de estas empresas tecnológicas, también conocidas como “startup” (“emergentes”), tuvo un impacto letal en el tejido social y comunitario. La exclusión se profundiza a medida que se afirma una oligarquía tecnológica cada vez más poderosa, prepotente y sofisticada. Una oligarquía más, una de las tantas elites que configuran este país, que se autodenomina democrático, pero que en realidad está regido por una plutocracia (el poder de los ricos) cada vez más concentrada.

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Un comentario

  1. adhemarprincipiano

    19/08/2016 en 15:44

    Donde viene?. Donde va?. Quien lo explota?. Quien lo aprovecha?. Al «silicio»?. El cuento de la buena pipa…?Cuando la destruccion del sistema capitalista?.Para cuando el HOMBRE ANARCO-LIBERTARIO?

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