Trabajadores de la fábrica de zapatos y zapatillas Wyler’s, emplazada en Alcorta, a unos 100 kilómetros al sur de Rosario, describieron en una carta que le enviaron al presidente Mauricio Macri las complicaciones que atraviesan, y alertaron sobre el posible cierre de la planta, que en los últimos meses sufrió una caída en la producción del 40 por ciento. Por eso pidieron que el gobierno revea su política económica en detrimento de la industria nacional, que según datos oficiales se contrajo en julio casi 8 por ciento, con la consecuente suba del desempleo, como mostró el informe del Indec de la semana pasada que dio al Gran Rosario primero en el ranking.
“Nos preocupa al personal de Wyler’s ver como sus dueños tratan de sostener la producción de la empresa y el salario de todos sus trabajadores, mantener una empresa que se pone en marcha cada mañana y la que nos dignifica como argentinos y de la cual podemos no sólo sobrevivir sino también darle a nuestras familias un bienestar y una tranquilidad económica”, dice la carta en la que trabajadores de Wyler’s pegaron un grito desesperado desde Alcorta, cuna de la rebelión agraria.
“Más de 120 familias subsisten de la actividad que genera esta empresa, la cual está viendo caer su producción con las políticas de libre importación, variaciones en el tipo de cambio, sumado a los sucesivos aumentos de los servicios, aumentos que no se han visto reflejados de la misma manera en el salario de ningún trabajador”, continúa la conmovedora misiva enviada a Macri.
“Como parte del proceso productivo de esta empresa nos preocupa la posible falta de trabajo que podemos llegar a padecer en algunos meses debido a la entrada de calzado del exterior a un precio donde sería imposible competir, donde el mercado local va decayendo en producción y más aún en ventas”, zapatearon los empleados de Wyler’s en la carta, donde resaltan que la empresa “se ve amenazada por el cambio de algunas leyes de importación, tarifazos e incertidumbre económica que atraviesa el país”.
La aduana, un colador
En lo que va de 2016, desde que gobierna Cambiemos, la importación de calzados creció en Santa Fe casi un 30 por ciento si se la coteja con igual lapso de 2015. Según el Observatorio de Importaciones que depende del Ministerio de la Producción y de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), entraron en total a la provincia 16.565.072 pares, contra 12.802.535 que habían ingresado desde el exterior en los primeros ocho meses del año pasado.
Frente a este preocupante panorama, desde el gobierno santafesino reclamaron a Nación por una política de protección y fomento del mercado interno. En los informes del Observatorio de Importaciones se da cuenta de que la liberación de trabas aduaneras afecta, además del calzado, a la producción local de heladeras, licuadoras, campanas de freno, colchones, motos, golosinas y al rubro alimentos en general, desde frutillas hasta bondiola.
La caída de la industria a nivel nacional también “se ve en los números de Santa Fe, salvo en el complejo agroexportador”, indicó el ministro de la Producción provincial, Luis Contigiani.
“La Federación Industrial de Santa Fe divulgó un análisis del mes de julio, donde se ven caídas de actividades que son muy importantes para la provincia en términos de producción y empleo en diferentes rubros, entre ellos el de la industria metalmecánica, que cayó un 19 por ciento”, advirtió el funcionario en declaraciones radiales.
“El empresario vende menos, le aumentaron los costos de producción vía aumentos de las tarifas; el poder adquisitivo, que para el mercado interno es muy importante, cayó con respecto a la inflación de manera muy fuerte. El consumo está retraído y además está la problemática de las importaciones”, sumó Contigiani.
Caída libre
Los problemas expuestos en la carta que hicieron pública los trabajadores de la fábrica de calzados de Alcorta, “sin ninguna bandera política más que la necesidad de que (Macri) escuche a un pueblo que está padeciendo medidas económicas devastadoras”, reflejan una historia mínima en una localidad del sur santafesino que se repite a lo largo y ancho del país.
El retroceso de la industria, en diferentes rubros, es federal. Según el Indec, la reculada de la actividad fabril a nivel país fue del 7,9 por ciento en julio contra igual mes de 2015. Los datos oficiales anotan que se trató del peor mes para la industria desde agosto de 2002, cuando la medición mostró una caída del 8,5 por ciento interanual.
Los índices negativos florecen en el promocionado segundo semestre. Los sectores que más fueron para atrás son alimentos y bebidas, edición e impresión, materiales para la construcción, siderurgia y el sector automotriz (-12 por ciento). La crisis política y económica de Brasil, el principal socio de la Argentina en el Mercosur, golpeó fuerte a la industria manufacturera nacional.
La estampida de precios podó el poder adquisitivo del salario y retrajo el consumo, que a su vez impactó en una baja de la producción industrial y en los niveles de empleo.
De acuerdo al resultado de la Encuesta Cualitativa Industrial que acompaña el trabajo estadístico del Indec, empresarios pymes, que vienen clamando contra el tarifazo, planifican en un futuro no muy lejano recortar la plantilla de personal y aumentar suspensiones si la política económica de Cambiemos no se ata los cordones y empieza a caminar.
Fuente: El Eslabón
