El historiador Carlos Pistelli repasa la relación de Estanislao López y Santa Fe, ante la disputa entre los Pueblos Libres y el proyecto de la metrópoli rioplatense.

“Los santafesinos no se quedan quietos” ante el enfrentamiento entre el artiguismo y el centralista gobierno porteño, indica el historiador Carlos Pistelli. “El 2 de marzo de 1816, se subleva la 1° Compañía de Blandengues al mando de Estanislao López, uniéndose a las Milicias de Rincón, en las que cumplen papel preponderante Mariano Vera, Cosme Maciel y Mariano Ezpeleta. Viamonte, cercado, pide auxilios a Díaz Vélez, apostado en Rosario. Álvarez Thomas envía al general Belgrano con refuerzos”, explica.

“Nunca sabremos bien qué tenía en el “marulo” Díaz Vélez. Pues, enfrascado en la guerra y no queriendo someterse a Belgrano, con el cual tiene viejas querencias, pacta por sí mismo con Vera. Es el 9 de abril, Díaz Vélez reconoce la autonomía santafesina, Belgrano sigue de largo a Tucumán, Viamonte, preso, es enviado a Artigas, y Vera es ratificado en elección popular como Gobernador. A su lado, López queda como Comandante de armas. Desautorizado por todos, Álvarez Thomas se va a su casa y costó trabajo hacerlo renunciar”, resalta Pistelli al presentar en el Congreso Regional de Paysandú, en septiembre último, su ponencia “Artigas y Santa Fe. Relación de la Provincia con el Adalid de su autonomía”.

“Artigas se rebela a la firma del tratado. Acusa a Vera diciendo: «Acabo de recibir el parte de haberse celebrado tratados entre el Coronel Díaz Velis (sic), y el Ciudadano Maciel. Penetro sus funestas consecuencias y no puedo autorizarlos sin ser responsable de las desgracias, de las víctimas, y de la sangre. Por consecuencia mando retirar todas las tropas de esta Banda dejando a V.S. en el libre ejercicio de sus derechos para deliberar lo convenido»”, cuenta Pistelli, autor de ¿Vale la pena ser argentino? (Tomo I, Granadero Baigorria, Talleres Gráficos Acuarela, 2007), y Los Caudillos se la juegan por la argentinidad, (Buenos Aires, Dunken, 2012). Y sigue: “Hay un tironeo entre Vera y el oficial artiguista Ramón Fernández por las armas porteñistas que el Gobernador dispone queden en Santa Fe. Un halo de tensión quedó flotando con el Protector Oriental”.

Artigas y el Congreso de Tucumán

“El 24 de marzo de 1816 abría sus sesiones el histórico congreso independentista, sin los diputados del Litoral. Al Congreso de Tucumán le “cabió” un papel fundante en la historia de su tiempo. Hasta diría que la Declaración del 9 de Julio es de menor envergadura con lo que le tocó llevar a cabo”, señala el historiador.

Sobre la situación social en ese momento, el autor del blog carlospistelli.wordpress.com, dice que “los congresistas que inician sesiones en casa de Bazán Laguna deben resolver la anarquía total del territorio del Río de la Plata. Paraguay, autónoma y casi independiente; la Liga Federal, siguiendo a Artigas, y éste con malquerencia hacia Vera; Buenos Aires, sometida al partido autonómico liderado por Dorrego, y en la figura de Antonio González Balcarce; Córdoba, equilibrando entre Tucumán y Purificación (asentamiento artiguista al norte de Paysandú); Santiago al borde de la rebelión, La Rioja rebelada; el Alto Perú ocupado; Güemes contra Rondeau, nominal Director Supremo; San Martín, en Cuyo, pidiendo la Independencia a gritos, un poco más”.

“Todo pudo resolverlo, menos uno: Artigas. Mientras se celebraba la declaración de Independencia, su agregado y el decreto por la Bandera Nacional, llega una carta que ha sido tomada al pasar por la historiografía, pero que fue muy importante: la del diputado cordobés Del Corro, enviada a Artigas para convencerlo”, advierte.

“En el Estado anárquico en que nos hallamos, ¿cuál será la persona que pueda cortar de raíz estos males tan destructores de la Nación? Yo creo que V.S. es el destinado para esta tan grande empresa: el digno título de Protector de los Pueblos nunca más que ahora debe hacerlo valer. Declarada de este modo su protección, veremos legalizadas todas nuestras providencias, y emanando de un origen tan legítimo como el Congreso Nacional todas ellas recibirán la aceptación y homenaje de todos los pueblos”, dice la nota.

Pistelli remarca que “el 19 de junio estaba dispuesto a mandar diputados a Tucumán cuando le llega comunicación que en Buenos Aires no han aceptado el pacto de Santo Tomé. Viamonte, preso de Artigas, escribe a Balcarce diciéndole lo mismo. Es ese momento donde todo parecía encarrilarse, pero no cuajó. Aún así, el eterno traicionado buscó una nueva concordia, a pesar de todas las que se tuvo que comer. Pueyrredón corre a su encuentro, da órdenes precisas de auxiliarlo en su guerra contra la invasión portuguesa. Y se produce un imponderable: Díaz Vélez invade y ataca Santa Fe, sin más órdenes que las de su propia incumbencia”.

En tanto, indica que “Vera, que hasta ese punto, era «parlado» para dejar a Artigas en la estocada, se vuelve, traicionado, contra aquellos que le hablaban al oído. Y a un intento de entendimiento con Díaz Vélez, le espeta: «Váyase al carajo que no son tiempos de conferenciar. Es la guerra». Y eso que Santa Fe hasta alcanza a elegir a Juan F. Seguí al Congreso”.

López, gobernador

“El 14 de julio de 1818, la segunda compañía de blandengues se le rebela a Vera. El gobernador, para evitar derramamiento de sangre, se va de la provincia con sus fieles. Sus hombres no quieren rendirse y apresan a los líderes del movimiento. Uno de ellos es el capitán Roldán. Debieron saber de quién era padre: el 23, el hijo de Roldán entra a Santa Fe, y se hace con el Gobierno”, explica el historiador.

“Con Estanislao López se inicia un largo período de veinte años de gobierno, que ponen al Brigadier en el primer orden nacional, y en la figura más importante de mi provincia en toda su historia. Tres razones lo llevan al gobierno, que son las que producen la caída de Vera: el doblez diplomático de Vera, que le hace perder prestigio ante Artigas, en aras de ligarse a Buenos Aires; la política interna y popular de Vera, que molesta a la elite. Y su incapacidad para resolver los malones que llegan hasta las puertas de la ciudad”, señala.

Según Pistelli, López es “el hombre”. Entonces “Cosme Maciel parte y dialoga con Artigas, quien le eleva el pulgar al encumbramiento; es la elite que quiere manejarlo; es el hombre que someterá a los infieles. Así intenta don Estanislao, al convocar a la indiada a la ciudad, en una misa en la Iglesia de la Merced. Hay acuerdo, y López los acompaña hasta la salida de la ciudad. A la noche le atacan a traición, y casi le prenden y dan muerte. El gobernador revela su plan, entonces: O se someten, y se les da tierra, casas, y hasta escuela bilingüe en reducciones… O se les elimina”.

Entonces, sostiene que “cuatro ejércitos atacan Santa Fe, y López se revela como extraordinario estratega, venciéndolos, y consumando una paz conciliatoria en San Lorenzo. Y al regresar a la ciudad, manda hacer el primer Estatuto Constitucional del país. ¡Ahí lo tienen al Gaucho bruto! Con López se termina, por un tiempo, la clase vecinal mandando, y se impone el Caudillo militar, rural y popular”.

De Cepeda a Tacuarembo

En un polémico desenlace, “el 1° de febrero de 1820, Ramírez derrota a Rondeau, y se hace con un prestigio bien ganado. Los Caudillos avanzan resueltos hacia Buenos Aires, exigiendo que caduquen los mandatarios del Directorio. Llegando a Buenos Aires, les llega noticia fatídica para los Pueblos Libres: Artigas ha sido destrozado en Tacuarembó. A partir de entonces quedan enredados en Buenos Aires, separados del Jefe, enfrentándolo, enfrentándose entre sí, poniendo punto final a un tiempo, que venimos a contar”.

Mientras otros hablan de traición, Pistelli sostiene que “la provincia de Santa Fe, y con ella su caudillo máximo Don Estanislao López, aunará sin denuedo por la organización constitucional y federal del país. Y aún en López se ve al caudillo resuelto a conseguir que la Banda Oriental no eyecte del sueño mancomunado y colectivo del artiguismo. Su sola presencia, es la vieja resonancia de los pasos del Grande Hombre”.

“La grandeza del hombre –agrega– habla por sí sola. Es el Patrón Oriental que conduce a los pueblos sometiéndose a su voluntad, en la que confía, como ningún otro. Venimos a contar, episodios, que nos involucran, que nos encienden, que nos apasionan en nuestra común causa continental: El artiguismo en Confederación de Pueblos Libres. El artiguismo, en clave regional”.

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