Cuenta José María Rosa en su Historia de la Argentina que según la mitología originaria de Pampas y Ranqueles, pobladores del sur santafesino antes del arribo de los españoles, el hombre y la mujer nacieron del barro. Fue por un descuido del Indio Viejo Chachao (Dios), quien mientras perseguía a un ñandú no se avivó de que su hermano Gualicho (Demonio) aprovechó el despiste para hacerle una joda, y le dio vida a los muñecos de lodo con forma humanoide que había estado garabateando un rato antes. Fango era lo que sobraba en esa zona de lagunas y salinas. La desatención fue el origen de todo lo que vino después. Algo similar plantea el lunes 17 de abril de 2017 el presidente comunal de Aaron Castellanos, Walter Ramanzín, sobre la ruta nacional N° 7 a casi 300 kilómetros de Rosario, para quien la falta de planificación centralizada llevó a que dirigentes regionales y productores se vayan sacando de encima el problema y, cuando la inundación de la Picasa se hizo imparable, el diablo ya había metido la cola.
El profeta Ramanzín
“Es un problema de tres provincias. Córdoba canalizó de una forma desmedida el agua de ellos. Buenos Aires nos mete lo que no nos deja sacar de la parte sur. Y en Santa Fe, cuando fue el momento oportuno para que las bombas trabajaran, estuvieron paradas”, explicó Ramanzín.
A principio de semana, mientras daba una nota con el diario La Tribuna del Sur de Rufino, ilustrada con una foto sobre la ruta nacional 7 de fondo a punto de ser cubierta por la creciente laguna Picasa, el presidente comunal de Aaron Castellanos describió un escenario desolador. “Estas son las últimas imágenes de la ruta sin agua sobre la capa asfáltica”, fueron las dramáticas palabras que usó Ramanzín para graficar la situación que se vive en el sur santafesino.
“Suponemos que el agua va a llegar a la altura de los guardrails en un mes, es decir, que va a tener un metro más de altura”, planteó Ramanzín. Y agregó: “Se venía pronosticando desde hace varios meses que el agua iba a superar la altura del asfalto. Recibimos en el último mes 400 milímetros de lluvia, más los ingresos de agua de los canales, es algo que asusta. Vamos a volver a la situación de años atrás con la ruta cortada”.
A la hora de repartir culpas por la emergencia hídrica que atraviesa la región, el presidente comunal y productor agropecuario apeló a una figura religiosa. “Quien esté libre de pecado porque estemos así, que arroje la primera piedra”, apuntó Ramanzín, y aseguró estar convencido de que ésta catástrofe no es producto de las grandes lluvias, sino que en el medio hay responsables políticos y agropecuarios. “Es un problema de tres provincias. Córdoba canalizó de una forma desmedida el agua de ellos. Buenos Aires nos mete lo que no nos deja sacar de la parte sur. Y en Santa Fe, cuando fue el momento oportuno de que las bombas trabajaran, estuvieron paradas”, remarcó.
“Hoy es tarde para todos”, se lamentó el presidente comunal de Aarón Castellanos. Y continuó: “Lo que se está realizando son parches. Lo que se hace de querer sacar el agua urgente, son arreglos de momento. Si la sacamos al agua seguimos inundando pueblos abajo. La provincia va a hacer los canales de gravedad, pero no es un milagro. Son 5 metros cúbicos por segundo los que bombearía. A ese ritmo, bajarla demoraría 6 meses”.
“Estamos al límite. Vamos a perder una ruta nacional e internacional y al ferrocarril. El atraso que vamos a tener en la región va a ser duro e importante. Y el responsable político aquí es el que se tiene que llevar la pérdida de votos, concluyó Ramanzín.
“Se cumplió la profecía”, tituló el pasado jueves el mismo portal de noticias rufinense. “La ruta nacional 7 en La Picasa ya es zona de desastre”, fue la descripción que realizó La Tribuna del Sur. Celular en mano y con los pies sobre la inundada carpeta asfáltica, el director del medio rufinense, Hugo Basso, registró un video que muestra el desolador panorama mientras se escucha su chapoteo sobre las aguas. “En algunos sectores de la ruta que atraviesa La Picasa, hay 5 centímetros de agua sobre la calzada y bagres y mojarritas navegan sobre el asfalto sumergido”, añadió.
“Algunos pescadores tiran el anzuelo desde los guardrails, mientras en los campos cercanos se acelera la cosecha temiendo que el agua siga subiendo y ya no pueda recolectarse la soja. Algunas tolvas descargan el grano en camiones sobre la ruta, porque las entradas a los campos ya son imposibles de transitar con la carga”, continúa el relato del periodista.
“El temor, por supuesto, es que si la ruta permanece mucho tiempo sumergida sea irrecuperable. Y volvamos a la situación de principios de siglo, con la ruta demolida por el agua y esperando su reconstrucción”, remata la nota.
Emergencia Hídrica
El jueves pasado, la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado de la Nación comenzó a tratar un proyecto de María de los Ángeles Sacnun, que pide declarar la emergencia hídrica socio-productiva en Santa Fe y la “inmediata asistencia del Estado Nacional”.
La letra del proyecto propone el reconocimiento del “estado de emergencia climatológica, hídrica, vial, agropecuaria, productiva y socio-sanitaria, a las zonas de la Provincia de Santa Fe afectadas como consecuencia de las severas lluvias y crecidas de los ríos y afluentes por el plazo de un año, prorrogable por igual periodo”.
“Este es el único proyecto puesto a consideración que incluye a Santa Fe, contemplando las necesidades a lo largo y a lo ancho del territorio, apuntando la demanda de cada distrito con las obras que tengan su proyecto aprobado y/o en gestión”, indicó la legisladora del Frente para la Victoria, y agregó: “También se puso especial acento en la conectividad de cada uno de los pueblos y en las áreas socio-sanitarias y socio-productivas, que se ven seriamente afectadas”.
La senadora comentó que la iniciativa “tiene un carácter integral y busca abarcar todos los aspectos de la emergencia climática”, destacando que “la primera medida es la aplicación de esta norma en materia de tarifas de los servicios públicos, tanto de carácter nacional como locales, razón por la cual se invita a la provincia a adherir a la ley”.
“También se busca instaurar incentivos concretos a los sectores productivos damnificados. Estos son los sectores productivos, industriales, las Pymes, los comercios y toda la cadena productiva agroindustrial por el término de un año por medio de créditos blandos y financiación de impuestos, así como otras medidas concretas de inversión en materia de obras públicas aplicables al caso concreto”, añadió.
“Se busca proteger a familias que han perdido sus viviendas y a la salubridad de toda la población urbana y rural por medio de la baja de las napas. Finalmente, y en un punto que considero neurálgico, se encomienda enérgicamente al Poder Ejecutivo la realización de las obras públicas correspondientes que se detallan con carácter enunciativo y de las acciones positivas que aseguren una calidad de vida digna para todo el pueblo santafesino”, apuntó.
Las aguas suben turbias
El problema hídrico en el sur santafesino, profundizado por el modelo de agronegocios actual y la falta de obras, reaparece cíclicamente por los pagos de Castellanos y Rufino, pleno centro de la pampa húmeda. La persistencia del tema en el imaginario de sus moradores, del barroso mito de la creación de los pueblos originarios de la zona, a las memorias de anteriores inundaciones que registran los actuales pobladores, dan sobradas muestras de ello. Pero mientras la leyenda indígena daba paso a una suerte de génesis, la realidad de los paisanos de estos días se acerca más al apocalipsis.
Fuente: El Eslabón
Imagen: Hugo Basso.