YPF venderá su participación en Metrogas, que atiende a 2,3 millones de usuarios, mientras la caída de la producción de hidrocarburos “no detiene su acelerado e inducido desplome”, señala un estudio. Macri lo está haciendo.
No era sólo la renuncia de un CEO como el gobierno de Mauricio Macri, a partir del dispositivo mediático propio y asociado, intentó instalar. La petrolera de bandera se apresta a vender sus acciones en la mayor distribuidora de gas del país, que presta servicio a unos 2,3 millones de usuarios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y 11 municipios del conurbano bonaerense. La operación, según estimaciones que fueron publicadas por la agencia Télam, podría concretarse en unos 700 millones de dólares.
La decisión de la petrolera estatal de iniciar un proceso de venta de su participación controlante en Metrogas se da en un momento en que el esquema tarifario se encuentra en expansión, luego de años en que, según la concesionaria, no pudo distribuir dividendos por no tener utilidades.
Según la agencia oficial de noticias Télam “fuentes del mercado” le señalaron que “para encarar el proceso de desprendimiento de sus acciones en la mayor distribuidora de gas de país, YPF cerró el viernes (25 de agosto) un contrato con el Citigroup”.
El punto a destacar es que en abril de 2013 el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) aprobó la compra por parte de YPF para su participación en la compañía hasta el 70 por ciento de las acciones, por lo que pudo tomar control de Metrogas.
Quien era entonces interventor del Enargas, Antonio Pronsato, sostuvo que el ingreso de YPF a la concesionaria representaría “un sustancial beneficio para el usuario del servicio de distribución de gas natural, ya que permitirá aplicar a Metrogas una gestión responsable, no sólo en lo económico-financiero, sino también asumiendo principios sociales de los que depende el bienestar de las generaciones actuales y futuras”. Ése es el esquema que el macrismo quiere desmontar.
En enero de este año el Enargas le reclamó a las autoridades de la petrolera que cumplan con las leyes que impiden la integración vertical en el mercado gasífero, aunque no planteó plazos para concretar esa salida.
Según la Ley de Emergencia y el artículo 34 de la Ley 24.076 disponen que “ningún productor o grupo de productores, ningún almacenador, ningún prestador habilitado como transportista o grupo de los mismos o empresa controlada por, o controlante de los mismos, podrán tener una participación controlante, de acuerdo con lo definido en el Artículo 33 de la Ley Nº 19.550, en una sociedad habilitada como distribuidora”. En una palabra, Metrogas no puede ser controlada por una empresa que produzca gas natural. Sin embargo, frente a la falta de inversiones por parte de Metrogas durante un período más que extenso, en lugar de obligarla a retirarse de la concesión, el gobierno de Macri hace retirar a YPF.
La petrolera estatal, entonces, comunicó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) su disposición a «cumplir con la normativa vigente en la materia y contar con la totalidad de las autorizaciones gubernamentales necesarias», pero aclaró que en función de los antecedentes del requerimiento «adoptará las acciones necesarias en defensa de sus intereses y los de sus accionistas». No se sabe cómo defenderá esos intereses desprendiéndose de un activo de, al menos, 700 millones de dólares.
El Citigroup, por otra parte fue seleccionado por YPF “entre más de 10 bancos de inversión para asesorar sobre lo que podría ser el mayor acuerdo corporativo en Argentina este año”, según opinó la agencia Bloomberg, pero ni el gobierno ni la compañía estatal revelan qué criterios se utilizaron en esa “selección”.
Una empresa que pierde pero no se retira
En el Sumario ejecutivo que surgió de la Audiencia pública Nº 87, que se llevó adelante el 7 de diciembre de 2016 surgen, entre otros, los siguientes datos:
- Metrogas es la distribuidora de gas natural más grande de Sudamérica, cuenta con aproximadamente 2.300.000 usuarios y emplea 1.221 personas.
- Metrogas, desde 2002, sólo realizó inversiones focalizadas en la seguridad del sistema, postergando inversiones por obsolescencia y expansiones.
- Metrogas presenta un patrimonio neto negativo de 1.654 millones de pesos a septiembre de 2016.
- Metrogas arrastra resultados acumulados negativos a septiembre de 2016 de 2.226 millones de pesos, a pesar de la Asistencia Económica Transitoria del año 2015.
- Metrogas no ha distribuido dividendos en los últimos 15 años ya que no ha obtenido una rentabilidad positiva por medio de una tarifa razonable.
Es curioso, ninguna empresa en el mundo mantiene su actividad en tales condiciones de nula rentabilidad. ¿Qué la hace mantenerse a cargo de una concesión tan deficitaria? ¿Por qué no se retira del país?
Por el contrario, Metrogas encuentra que hay una salida de ese escenario, y es claro que las consideraciones las hace teniendo al actual gobierno como un socio y no como un regulador de la relación entre prestador y usuario:
“El sistema argentino de gas natural vivió 9 años bajo la convertibilidad y 14 años en emergencia económica. Resulta evidente que cualquier revisión tarifaria que deba hacerse luego de semejante alteración de lo dispuesto por la Ley del Gas del año 1992, además de ser necesariamente una Revisión Tarifaria Integral, debe tener pautas básicas que han surgido de la renegociación de contratos y que no impiden la utilización de una valuación de la Base Tarifaria (BT) como activo físico sino que lo impulsarían desde el punto de vista de la incentivación de las inversiones”.
Pasando en limpio, YPF resigna su control sobre Metrogas justo en el momento en que el esquema tarifario podría representar utilidades al Estado nacional. Macri quiere hacerlo, y lo está haciendo.
La caída de la producción de hidrocarburos
Mientras tanto, un nuevo informe del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) indica que, “sumando sus producciones, Neuquén y Chubut, las dos principales provincias hidrocarburíferas… entre el primer semestre de 2015 y el primero de 2017 acumula una impresionante caída del 12 por ciento”.
La provincia de Neuquén es la primera productora de gas y segunda de petróleo crudo detrás de Chubut, señala Oetec, que razona lo siguiente: “Mientras los principales medios de comunicación se distraen con la renuncia del CEO de YPF -empresa que como tantas veces advirtió este Observatorio está en deliberada y franca decadencia desde la asunción de Mauricio Macri-, la producción de hidrocarburos en el país no detiene su acelerado e inducido desplome, por cierto, a pesar de tener los precios del gas en boca de pozo más caros del mundo y un tarifazo cuyo incremento difícilmente sea superado a escala planetaria”.
El análisis del observatorio deja un amargo sabor: “A los efectos de ilustrar la gravedad de lo expuesto se dedica el presente informe. Neuquén es la primera productora de gas del país, con un 48 por ciento del total extraído a nivel nacional en 2016 (y segunda de petróleo). Chubut, por su parte, es la primera provincia petrolera, con 29 por ciento del total extraído en 2016. Por tratarse justamente de las primeras productoras, lo acontecido en ellas luego de año y medio de gestión macrista constituye un parámetro fundamental no ya de la debacle energética y la estafa del tarifazo, sino de la obligada fabricación de una crisis en el sector hidrocarburífero necesaria para la ejecución de la actual y salvaje política neoliberal”.
Oetec recordó las palabras del ministro de Energía Juan José Aranguren durante la inauguración de la Primera Jornada Nacional de Eficiencia Energética: «La gente acepta el cambio cuando reconoce una necesidad. Y esa necesidad la puede reconocer en medio de una crisis». Y agrega un dato importante, a propósito de las citadas provincias, sobre las estratégicas cuencas de la que ellas forman parte, las Cuenca Neuquina y del Golfo San Jorge: de ambas surge cerca del 90 por ciento del crudo doméstico que ingresa al parque de refinación local, como igual porcentaje sobre la producción total a nivel nacional”. Acto seguido, el observatorio se pregunta: “¿Y por este desmadre quién renuncia?”.
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