Las denuncias de abusos estallan en la industria del cine estadounidense y las repercusiones llegan a Europa. En casa, a Cacho Castaña se le humedeció el café.
“Time’s up” o “No va más” es la frase que eligieron las actrices hollywoodenses para plantarse frente a los abusos en todas sus formas que se dan en la industria del cine norteamericano. La última y más reciente connotación pública fue durante la entrega de los premios Globo de Oro del 8 de enero pasado, y que todavia sigue repercutiendo a nivel internacional.
No va más, el tiempo es ahora. Es tiempo de no callar más las injusticias que las mujeres vivimos en todos los ámbitos día a día por parte de ciertos varones que se creen con derecho sobre nosotras, unos cuantos que piensan que un laburo vale tanto como la libertad de elegir sobre nuestros cuerpos, nuestras carreras, en sí sobre nuestras propias vidas.
Durante 2017 fueron cientas las denuncias que comenzaron a hacerse públicas, desde la primera acusación hacia el famoso productor Harvey Weinstein, quien luego sumaría más de 30 con el correr de los meses, o las dirigidas a otros como el actor Kevin Spacey, Dustin Hoffman y Ben Affleck, entre tantos. Reviviendo de una vez por todas el fantasma del abuso y el acoso sexual.
Uno de los hechos que iniciaron el actual proceso de destape y denuncias fue cuando Dylan Farrow, hija del reconocido director Woody Allen y la actriz Mia Farrow, denunció hace cuatro años a su padre por los abusos cometidos durante su niñez y renovando su repudio en los últimos días. Aunque en esta oportunidad a la luz de las redes sociales, portales y todos los canales del mundo. Esta vez en la boca de todos y todas, porque la violencia de género es un tema que debería, al menos, interpelarnos a todos.
No son nuevas las conductas violentas de los hombres hacia las mujeres en la industria internacional del cine pero gracias a las denuncias de los últimos tiempos han tomado el ansiado estado público, generando las más variadas reacciones en las redes sociales. Variadas porque no han faltado los comentarios disidentes o críticos, y las acusaciones de autoritarismo, acaso fundamentalismo, por parte de quienes deciden hablar, expresarse y posicionarse en clave feminista.
El pasado 8 de enero, Oprah Winfrey brindó un discurso durante la ceremonia de los premios Globo de Oro, en donde cientos de actrices se vieron representadas ante las palabras de la reconocida conductora y productora, quien dijo abiertamente que la lucha contra la violencia machista existe y será llevada a cabo a paso firme por y para todas las mujeres. También agradeció a aquellas que debieron soportar años de acoso y abusos para poder continuar con sus carreras y criar a sus hijos o mantener a sus familias, abriendo así el camino para que sus pares contemporáneas puedan batallar y ganar de una vez el lugar que les corresponde.
La supuesta contraposición no tardó mucho en llegar, ya que un día después de la ceremonia, más de un centenar de artistas e intelectuales francesas, entre las que se destacan la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann y la ilustradora Stéphanie Blake, publicaron un comunicado repudiando el “puritanismo feminista” y alegando que ciertas prácticas de “galantería” no debían ser tomadas como acosos o abusos por parte de los varones hacia las mujeres.
Y así, una vez más las redes sociales fueron trending topic en la temática: opiniones con y sin fundamento siguen pululando por los medios masivos, las críticas se reflejan en el rechazo y la calificación del feminismo como un movimiento basado en el absolutismo y la agresividad, mientras que las voces a favor se mantienen centradas en defender el reclamo por replantear la forma de relacionarnos con el otro, sobre todo de los varones para con las mujeres, las formas de mirarnos y posicionarnos ante la sociedad.
Se viven momentos claves para el proceso feminista que lejos de aislarse se reivindica como un movimiento en el que pensamiento y acción se vinculan para continuar buscando posicionar a las mujeres lejos de los lugares comunes que tuvimos que ocupar desde siempre, posicionarnos en igualdad de condiciones, de oportunidades, sin tener que temer al abuso culturalmente aceptado que nos impone la sociedad en la que vivimos.
No sólo a Cacho se le humedeció el café
Ahora bien, en este hemisferio del planeta, y ante el crecimiento de la lucha feminista que ha tomado las riendas de la agenda en más de una ocasión y muy a pesar de los editores de los grandes medios, algunos artistas se han pronunciado libremente con frases y análisis poco acertados para un país en el cual una mujer muere víctima de violencia de género cada 28 horas.
El caso más resonante por estos días fue el de Cacho Castaña en una entrevista con Mariano Iudica en la cual balbuceó la frase por la que sería atacado durante toda la semana en redes sociales y también defendido por quienes opinan que un referente popular y añejo puede decir lo que quiera total sus intenciones ¿son conocidas? y no representan ningún tipo de violencia debido a su avanzada edad. Palabras de las que lejos estuvo de retractarse en un supuesto pedido de disculpas viralizado días después y en el que sólo se refirió a las palabras emitidas y no al daño que pudieran producir en quienes alguna vez sufrieron algún tipo de abuso. Pedido de disculpas, además, en el que se autodenominó un romántico y amante de las mujeres.
Sería interesante que este artista sepa que nadie nos tiene que matar, ni dar una paliza, ni mucho menos escaparse.
Lo de Castaña se suma a los dichos de actores más jóvenes que no estarían cubiertos por el manto que la vejez, algo que parece aportar inmunidad ante cualquier barbaridad que uno diga. Artistas jóvenes como Facundo Arana, que no tuvo reparos en calificar a las mujeres como máquinas reproductoras que pueden sentirse realizadas como tales al concebir y dar a luz un hijo. O cómo cuando dió su opinión acerca del acoso denunciado por Calu Rivero, quien después de mucho tiempo se animó a hacerle frente a la industria local del cine y la televisión denunciando a su ex compañero de plató, Juan Darthés, quien lejos de pedir disculpas o esperar el avance de la justicia, desmintió a Rivero y avanzó judicialmente contra ella.
Lejos estamos de los escándalos hollywoodenses en los que las mujeres ganaron una de las batallas más importantes de los últimos años, logrando el reconocimiento y apoyo que merecían, pero estamos cada vez más cerca de un nuevo paro internacional de mujeres denominado #8M, el cual promete reproducir en gran escala el último ENM realizado en la capital chaqueña el pasado octubre.
Lejos estamos de dejar actuar a la Justicia cada vez que una mujer Argentina perteneciente al mundo del espectáculo se anima a denunciar a algún compañero, por el contrario, los medios las despedazan, los empresarios, varones ellos, hablan de “acusaciones sin fundamento”, las dejan sin trabajo y le dan algun protagónico al machito violento que se queda con el podio del patriarcado, que de todos modos va a caer, lo haremos caer.
Licencia por violencia de género
Santa fe reglamentó la ley 13.696 que brinda un marco legal y de contención para las empleadas estatales que sufren violencia de género. De esta forma, y luego de una larga batalla, las empleadas que desarrollen actividades en cualquiera de los tres niveles estatales dentro del territorio santafesino tendrán garantizados sus derechos en el ámbito laboral al sufrir algún tipo de violencia de género.
La norma prevé la creación de una licencia que tenga como causal la violencia de género para las trabajadoras de los tres poderes del Estado –Ejecutivo, Legislativo y Judicial–, organismos autárquicos, descentralizados y empresas estatales, incluidas aquellas que acrediten la rectificación registral del sexo conforme a la ley nacional 26.743.
Los plazos establecidos son de tres días hábiles con goce de sueldo sin importar la antigüedad en el cargo, estableciendo que ante la solicitud de la licencia laboral por violencia de género, el organismo empleador preserve el derecho a la intimidad de la trabajadora en situación de violencia.
En ese orden, se da cuenta de la creación de un Registro Provincial de Licencias Laborales por Violencia de Género, cuyo objeto será el de proceder a su sistematización y facilitar el estudio y visualización de esta problemática.
Paro Internacional de Mujeres
En consonancia con el resto del mundo, Rosario se suma a las asambleas previas al paro de mujeres del próximo 8 de marzo.
Unidas y organizadas, las mujeres rosarinas llevarán a cabo la primer asamblea del año el próximo lunes 22, desde las 19, en el Centro Cultural La Toma, de Tucumán 1349.
En el marco del primer encuentro del año, los puntos fundamentales en discusión serán la feminización de la pobreza y un activo rechazo a las políticas de ajuste impulsadas por el gobierno nacional.
La cita, abierta a todas la mujeres, lesbianas, trans y travas de la ciudad, está hecha, y se espera que aumente significativamente el número de mujeres que participaron el año pasado de las asambleas previas al 8 de marzo.
Fuente: El Eslabón.