Se acumulan las investigaciones por presuntos cargos de corrupción en torno al presidente de EEUU. Sus socios comerciales, asesores políticos, funcionarios, y hasta su difunto padre, bajo la lupa de la Justicia. Ya renunciaron cuatro miembros de su gabinete “por problemas éticos”.

Es muy común escuchar “allá las instituciones funcionan”, “allá no es joda, el que las hace las paga”. Y ese “allá”, dicho con tono de admiración, se refiere a EEUU. Estas frases son síntomas de colonialismo mental, o bien forman parte de las zonceras argentinas que describía Arturo Jauretche, pero nada tienen que ver con la realidad.

A dos años de asumir el cargo, la presidencia de Donald Trump está marcada por investigaciones por actos de corrupción, incompatibilidades, faltas éticas y otros ilícitos que involucran al propio presidente, sus ministros, funcionarios, asesores y familiares. Las renuncias, las acusaciones y los ex funcionarios que desfilan por los Tribunales (y que ya se han declarado culpables desnudando turbios manejos de parte del presidente), son cada vez más.

Hasta ahora, el magnate contaba con ventaja y cierta garantía de impunidad porque tenía mayoría en la Cámara de Representantes. Pero la situación cambió a partir de este jueves 20 de enero, cuando los demócratas tomaron el control de esa Cámara. Todo indica que la presión contra Trump y sus muchos flancos débiles aumentará.

El mayor de los escándalos entre tantos escándalos y estafas de todo tipo es la denuncia por la ayuda de parte de los rusos para que el magnate gane las elecciones presidenciales de 2016. Parece el guión de una serie de Netflix, pero en EEUU lo toman en serio. Esta semana se conoció un informe técnico encargado por el Senado que confirma y avanza sobre esa hipótesis y deja a Trump y sus asesores muy mal parados.

Asimismo, el abogado personal de Trump, Michael Cohen, fue sentenciado a tres años de prisión por dar dinero para silenciar a dos mujeres que tuvieron encuentros sexuales con el presidente.

También hay sospechas de corrupción sobre el origen de los fondos usados en el acto de asunción de Trump, el 20 de enero de 2017, en Washington. El caso, dado a conocer por The Wall Street Journal, está en manos de una comisión a cargo de la ceremonia, que intenta determinar si recibió fondos del extranjero, lo que constituye un hecho ilegal.  

Con relación al escándalo por la trama rusa, el ex asesor de seguridad nacional del presidente, Michael Flynn, está muy comprometido, pero viene zafando de la cárcel a cambio de colaborar con información que ayude a la investigación. Está acusado de mentir a investigadores federales.

En diciembre de 2017, Flynn confesó haber mentido al FBI sobre sus conversaciones en diciembre de 2016 con el entonces embajador ruso en el país, Serguéi Kisyliak, sobre unas sanciones que el presidente Barack Obama (2009-2017) había impuesto a Rusia.

El 29 de diciembre de 2016, Obama ordenó la expulsión de 35 diplomáticos rusos del país e impuso sanciones al Kremlin en respuesta a los ataques de Rusia para intervenir en las elecciones presidenciales de 2016 con el objetivo de perjudicar a Hillary Clinton y beneficiar a Trump.

Además, Flynn conversó con el diplomático ruso sobre una resolución de los asentamientos israelíes que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se estaba preparando para votar.

Flynn sólo detentó el cargo de asesor nacional en la Casa Blanca durante 25 días. Debió renunciar por haber mentido al vicepresidente Mike Pence y a otros altos oficiales sobre el contenido de sus conversaciones con el embajador ruso.

Pero los problemas éticos de Trump no terminan aquí: esta semana fue obligado por la justicia a cerrar su “fundación de caridad” tras llegar a un acuerdo judicial. La Fundación Trump fue acusada de persistente conducta ilegal, según informó la fiscal general de Nueva York, Barbara Underwood.

“Es una importante victoria para el imperio de la ley, que deja en claro de que las normas son iguales para todos”, afirmó la fiscal en un comunicado.  

“La Fundación Trump es un escandaloso modelo de ilegalidad, incluyendo una coordinación ilegal con la campaña presidencial de Trump, reiterada y deliberada auto-gestión y mucho más”, agregó.

“Esto es lo mismo que decir que la Fundación Trump funcionaba como un talonario de cheques al servicio de los intereses económicos y políticos del señor Trump”, declaró la fiscal.

La fundación será disuelta y los casi dos millones de dólares en activos que posee serán distribuidos entre verdaderas instituciones de caridad.

De Rusia con amor

El fiscal especial Robert Mueller investiga desde mayo de 2017, de manera independiente al Gobierno, los posibles lazos entre miembros de la campaña de Trump y Rusia, a la que las agencias de Inteligencia acusan de interferir en los comicios de 2016, así como un supuesto delito de obstrucción a la justicia del mandatario.

Esta semana se filtró parte de un informe técnico que pidió el Senado de EEUU que señala en forma contundente que la influencia de espías cibernéticos rusos existió y que tuvo alcances mucho más amplios de lo que se pensó en un primer momento.

El Senado de EEUU encargó el estudio a la empresa de análisis de redes sociales Graphika, La Universidad de Oxford y la compañía de seguridad informática New Knowledge.

Según el trabajo conjunto de los expertos, los ciberataques se desplegaron, a través de las redes sociales, durante las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 para perjudicar a la candidata demócrata Hillary Clinton y ayudar a ganar a Trump.

Facebook, Google y Twitter no hicieron comentario alguno acerca del informe. La investigación destaca muy especialmente el papel de Instagram, que en un primer momento no se había considerado importante. Los rusos controlaban 133 cuentas en esta plataforma, que sumaban 2.600 publicaciones al mes en 2016. La frecuencia de publicación se disparó después de las elecciones, alcanzando las seis mil mensuales en 2017.

El estudio advierte, asimismo, que la amenaza rusa sigue vigente: “Dado que al menos uno de los objetivos del gobierno ruso fue logrado, parece probable que EEUU seguirá enfrentando la intromisión rusa en un futuro próximo”.

El fiscal especial Mueller y los fiscales federales de Nueva York están asediando a Trump y su entorno para intentar romper el muro de impunidad que los rodea.

Fiel a su estilo, el mandatario respondió con furia a través de Twitter: “El engaño de la caza de brujas rusa, que comenzó mucho antes de que me eligieran, es muy malo para nuestro país. Están atrapando a la gente por declaraciones erróneas, mentiras o cosas no relacionadas que ocurrieron hace muchos años. No tiene nada que ver con la colusión (rusa). ¡Una estafa demócrata! ¡Una persecución al presidente!”.

Trump es representado por el abogado y famoso ex alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, quien señaló que se sentía “asqueado” por las tácticas utilizadas por Mueller en su investigación de la injerencia rusa.

Giuliani negó con énfasis la posibilidad de que el presidente sea interrogado por el fiscal. “Sobre mi cadáver, pero, sabes, podría estar muerto”, dijo.

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Un comentario

  1. Ricardo

    24/12/2018 en 12:05

    CON ESTA NOTA SE FUERON AL PASTO, ESTÁ DEMOSTRADO QUE LO DE RUSIA FUE UNA CAMPAÑA PAGADA POR HILLARY EL AGENTE DEL M16 STEEL QUE LO CONFESÓ ANTE LA COMISIÓN INVESTIGADORA DEL PARLAMENTO INGLÉS, POR HABER SIDO EL AUTOR DEL INFORME Y HABER COBRADO POR ELLO

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