Yo no sé, no. Pedro me contaba que la otra tarde oyó un fuerte ruido a chapas y era un gato que saltó desde el árbol hasta el techo del lavadero. Primero pensó que era la pelota de los pibes de al lado, o la rama de unos de los árboles (pezuña de vaca) que había quedado herida después de la última tormenta, pero no. Y antes de que le gane el sueño, empezó a recordar aquellos ruidos de chapas. En una de las canchitas, atrás de uno de los arcos, habían colocado una chapas viejas como para que la de cuero no se vaya a la zanja, porque de ese lado era bastante profunda. También había una que quedó del parquecito de diversiones el Polo. Los pibes decían que era su primer anunciante y que algún día tendrían todo alrededor, como adelantándose a la publicidad que luego estaría en las canchas de Primera. Esa chapa sobrevivió hasta el último día de la canchita y después se la dieron a una vecina que tenia que tapar unos agujeros del techo.

También se acordaba que una tarde fue a encontrarse con una piba de barrio Acindar. Vos salí cuando sientas un ruido a chapas, le había dicho Pedro, pero cuando se encontró frente a la casa se dio cuenta que el techo era de tejas y que la única chapa que había era de la cucha del perro que estaba medio escondida. Lo único que tenía a mano para arrojar y hacer ruido eran esas naranjas amargas que en ese barrio abundaban. Además, sabía que tenía un solo tiro para que el perro no empezara a ladrar a lo loco y despertara a todo el mundo. Pedro sintió que iba a patear el penal de su vida, quería sentir ese ruido a chapa y que ella también lo sintiera.

En el barrio, por esos años, a medida que mejoraba la situación, los techos pasaban de chapa cartón a chapas de zinc, para luego terminar en hormigón. Unos años más tarde, por el oeste de la ciudad, en vísperas de una movida política, en una reunión con los compañeros uno dijo que en la movilización que había en el centro había que hacerse sentir con un fuerte ruido a chapas. Y así fue, el ruidazo fue a pura lata .

El otro día, me dice Pedro, vi como unos vecinos reclamaban por chapas en un canal, y en otro un comentario sobre uno al que lo prendieron coimeando, apretando, extorsionando. No tiene chapa de espía, pensó Pedro, pero repasando se acordó de haberlo visto en todos los canales y en todos lo presentaban con mucha chapa. Qué se yo, para mí, nos tenemos que juntar para que cuando volvamos limpiemos a estos chapas con ruido a embajada.

Y quién te dice, con el ruido de todos los barrios empezamos a recuperar lo nuestro. Esto me lo dijo Pedro mirando para el lado del arco donde estuvo esa chapa del Polo Park. ¿Se habrá ido con los ruidos a pelotazo para algún techo? Y la de la cucha del perro de aquella piba, ¿guardará el sonido de aquel naranjazo? Ojalá que sí, y si no, que siga en la memoria de ella, como sigue estando en la mía.

Más notas relacionadas
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • Alto guiso

    Yo no sé, no. Casi todos esa semana de abril teníamos puesta la cabeza en cómo formar el e
  • El pulso alterado

    Yo no sé, no. Manuel llegó hasta la esquina donde estábamos reunidos diciendo, mientras se
Más por Hilo Negro
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Fuga en la Bolsa

El gobernador Pullaro pidió bajar retenciones al agro; recursos nacionales para infraestru