El protagonismo y resistencia guaraní aterra a los que escriben la historia oficial. “La historia no la escriben los que ganan, la escriben los que saben escribir”, indica Enrique Deniri, un polémico historiador y denostador de Andrés Guacurarí y el protagonismo guaraní en Corrientes. Para continuar con la vieja tradición conservadora de negar movimientos populares y su vigencia, Deniri escribió dos libros. Al mencionarle el caso de Mitre, dijo que además de ganador, “Mitre sabía escribir”. También admitió que dispuso de todos los documentos, sin mencionar que algunos se le perdieron, como el Plan de  Operaciones, de Mariano Moreno (1810) y Declaraciones del proyecto artiguista de los Pueblos Libres (1815).

“Los misioneros no existían en épocas de Andrés, no hay documentos”, resalta Daniri. “La tropa de Andresito, esos cirujas, no escribían documentos, yo lo que uso son documentos. En la actualidad, algunos usan esos relatos para plantear una interpretación sobre una revolución popular y nacional, pero eso no es hacer historia, se hace política”, agrega.

En ese marco, aprovechó para negar el origen guaraní de San Martín: “Es una mentira del historiador Hugo Chumbita”. También aseguró que los guaraníes que combatieron junto a San Martín, “fueron sólo fueron 17”.

En 2014, a orillas de la capital correntina se levantó la gigantesca escultura sobre Andresito y sus oficiales. En la oportunidad, al entrevistar a Deniri, también le preguntamos sobre su paso por el Ejército. Explicó: “Soy capitán retirado, me echaron a la mierda por no estar de acuerdo con el Proceso”. Deniri es caratulado por muchos como colaborador procesista, pero esa historia nunca la contó.

La invención misionera

En 2008 Deniri presenta su libro La Invención de Andresito. Resalta que “la historia del montonero guaraní fue fabricada desde arriba, por la Junta de Historia de Misiones”.

En abril de 2014, edita otro libro: Demonización y exorcismo del teniente de Artigas, en el Museo Histórico de Corrientes, con lo que gana autoridad.

El autor dice que “es curioso que los misioneros hayan elegido a un indio para representar a una provincia de inmigrantes” alemanes, ucranianos y polacos, entre otros.  

También señala: “Mitre, el más rancio de los conservadores historiadores, fue quien descubrió a Andrés”. Pero desconoce a los historiadores, cronistas regionales y testigos.   

En ese marco, el historiador misionero Daniel Cantero destaca la reseña de la ocupación en 1818, realizada por las inglesas Jane y Anne Postlethwaite, quienes luego pasaron el escrito a los hermanos Robertson. Los textos de las británicas, Cartas desde Sudamérica, fueron editados en Londres.

¿Liberación o invasión?

Deniri insiste: “Andrés no fue gobernador de Corrientes”. Por su parte, Daniel Cantero, investigador del guaraní, remarcó que “si bien ejerció el poder político, su cargo fue el de Comandante General, designado por Artigas y con facultad de intervenir en las jurisdicciones cuando era necesario”.

Enviado por Artigas, Andresito fue a Corrientes, al ser depuesto el gobernador artiguista Méndez por el capitán Vedoya (apoyado por porteños), en mayo de 1818. Cantero remacha que “mantuvo el funcionamiento del Cabildo, tras reemplazar a quienes huyeron en la conspiración”.

Pero también aclara que la recuperación del gobierno federal, para “muchos correntinos no fue una liberación, sino una invasión”. 

Es de notar la mirada horrorizada que registró en sus memorias Fermín Félix Pampín, ilustrado español y patriarca de una dinastía del patriciado correntino y tres de sus hijos fueron gobernadores. El temor no surgía por el despotismo, sino que fuera ejercido por indios. Diego Mantilla publicó en 2004 una biografía de Pampín en la que afirma: “Es bien sabido la escandalosa conducta de Artigas y cómo se imprimía en el alma de Andrés”.

“Elevado éste al rango de jefe de las Misiones, se le harían familiares el asesinato, el robo con descaro, la tiranía y la despotiquez, la desdeñosa y soberbia altivez, la embriaguez consumada, la vida disoluta y escandalosa”.

Luego, el mismo Deniri admite que “en esos nueve meses que están en Corrientes no hay una sola violación, se produce un robo de un pañuelo que fue terrible el castigo que recibió”.

Por su parte, Pablo Camogli, historiador de Posadas, indica que la ocupación guaraní de Corrientes produjo que sectores subalternos de la sociedad, ahora estaban en el poder. Esto alteraba el orden económico, sustentado en gran parte en la servidumbre indígena, lo que generó protestas de la elite local.

Demonización y exorcismo

En abril de 2014, mientras Andresito era ascendido al grado de gene­ral post mortem, Deniri publica otro libro: Andresito y los historiadores. Demonización y exorcismo del teniente de Artigas. Entonces, admite que Andrés fue “un hombre heroico, pero del que se puede co­nocer poco. Tenemos sólo seis meses para investigarlo en su gestión, y es difícil hacer muchas cagadas en tan pocos años”.

El odio a los indios

También afirma que para los misioneros Andrés era bueno, pero no para los correntinos. “Para los correntinos del siglo XIX, el guaraní representaba una autoridad que no era la de ellos. No querían a los indios, salvo para tenerlos como esclavos”.

Las familias patricias prefieren a los portugueses. Al hablar de correntinos, se refiere a los de la capital provincial, no a los del Iberá y la costa del río Uruguay, donde los guaraníes frenaron los avances portugueses.

Sobre el complejo escultural con los gigantes de hierro (2014) que representan a Andresito y sus oficiales, remarca: “Me parece que no se justifica una estatua para un hombre como Andresito que estuvo nueve meses en Corrientes”.

“Pero la reivindicación del comandante ya era popular, y había un fuerte trabajo de artiguistas, como Arnaldo Huevo Gómez, que desde hace años militaba por la memoria de Artigas y Andrés.

Agarrá las fuentes

El 19 de noviembre de 2008, Deniri publica una nota en el diario El Litoral con el título “La Campaña del Desierto y la verdadera dimensión histórica del Gral. Julio Argentino Roca”.

Con la lógica de su pensamiento sobre los originarios, admira a Roca, y dice: “Él acabó, definitivamente con un flagelo que consumía vidas y haciendas: Los malones”. Afirma que “no hubo una matanza de pueblos originarios sino de indios chilenos”.

En ese diciembre de 2008, Osvaldo Bayer escribió en Página 12: “Tal vez lo más desopilante de los últimos días ha sido lo publicado por el diario El Litoral, de Corrientes, bajo la firma de un señor Jorge Enrique Deniri. Se lo nota muy nervioso al autor y con insultos que superan toda injuria y calumnia se permite sugerir que en la campaña contra Roca hay algo deshonesto y antipatriótico. Compórtese, señor Deniri, primero vaya a las fuentes, infórmese y no largue ese chascarrillo, por el cual va a llegar a la celebridad en la Sociedad Rural”.

Historias que no contó

“En la ciudad de Goya, piden a Deniri que hable, que diga qué pasó en tiempos del proceso militar, donde militantes sin juicio previo y sin posibilidad de defensa fueron masacrados. Mientras tanto él calla, no se pronuncia, no dice nada de los hechos que sucedieron en la dictadura de Videla”, advierten familiares y amigos de víctimas del Terrorismo de Estado en Corrientes, según publicaron en el portal Sur Correntino.com.

En tanto, mientras Deniri publicaba su último libro sobre Andresito, en julio de 2014, en el portal Diario 1588, Jorge Piérola (escritor y hermano de un desaparecido), dice que Deniri, estuvo “en la planificación y ejecución de la masacre de Margarita Belén como capitán de Inteligencia”, según figura en los archivos del Batallón 601.

La «Masacre de Margarita Belén» fue un operativo del Ejército y la policía chaqueña el 13 de diciembre de 1976, a unos 30 kilómetros de Resistencia. Simulando un enfrentamiento fueron fusilados 11 militantes y cuatro resultaron desaparecidos durante un traslado desde Resistencia a Formosa.

Deniri nació en San Martín y la carrera militar lo llevó a Corrientes en 1971, donde se instaló y casó. “Me acorrentiné y me quedé”, señala. Sobre su paso por ejército, admite: “No tengo un buen recuerdo, dijeron cualquiera cosa sobre mí”.

En tanto, Piérola dice que “es uno de los tantos testigos que debería ser juzgado tanto por la Justicia como por el mismo pueblo. Porque actualmente se desempeña como director del Archivo General de la Provincia de Corrientes”.

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